Basqueland, cerveza de casa y reconocida
La elección como mejor cervecera de 2021 en el certamen de Barcelona y el anuncio de que duplicarán su producción explican el éxito de los productores guipuzcoanos
Seis años le han bastado a la cervecera artesana de Hernani Basqueland Brewing para ganarse no solo a los clientes –eso lo consiguió antes y de tal manera que para 2023 prevén duplicar la producción, dada la buenísima acogida–, sino también a los expertos. En mayo era reconocida como la mejor cervecera 2021 en el VI Barcelona Beer Challenge: 9 medallas en total (4 oros) y un récord de 32 puntos, la mayor puntuación otorgada en la historia del certamen, avalan ya un producto que son, en realidad, muchos. Tienen ocho elaboraciones distintas siempre a la venta, y cada semana suelen hacer otro par más de edición limitada.
La más famosa es su Imparable, «que para mí es como volver a casa siempre. Es una West Coast tan clarita que puedes ver tu dedo al otro lado del vaso, muy limpia, de sabores ágiles, fácil de beber y que se vende muy bien», explica Kevin Patricio, el CEO de la empresa, que no tiene problemas en reconocer que esta es, de todas, su favorita. Podría decirse, de hecho, que un producto como la Imparable fue el motor de esta historia.
Patricio no encontraba ninguna cerveza con la que acompañar los platos de La Madame, el restaurante en el que trabajaba cuando llegó a Donostia. Vino, sí, por supuesto, el que quisiera; cerveza... alguna referencia, pero «o no me gustaba o, si era de importación, estaba ya vieja, se había quedado en el barril varios meses».
Nada como los amigos
Tenía las cosas claras: viniendo de Estados Unidos, donde siempre hay alguna buena cerveza artesana a mano, quería tener algo similar aquí. Llamó a un par de amigos. Se juntaron, estudiaron el mercado, encontraron un lugar en Hernani y se lanzaron, con la inversión mayoritariamente de amigos estadounidenses, a la fabricación de «unos litros» en 2015. «Se vendieron muy bien». A sus clientes, pero también, y dado que siempre hay litros de más cuando uno se pone a montar una cervecera, a otros locales.
A estos no fue tan fácil convencerlos. «Recuerdo ir a un bar del centro de Donostia y sentarme con el padre y el hijo... y el padre decía que nadie iba a querer comer con cerveza», explica Patricio, para quien esta bebida es «para cualquier momento: el aperitivo, después de hacer deporte, la comida, el postre, para tomar más de una y no solo para refrescarte, como se pensaba aquí». Tuvieron que enseñar a los colegas de la hostelería (camareros, 'barmen', dueños) «la diferencia entre una cerveza artesana y la industrial».
Taberna propia
Aunque ya existía alguna compañía surgida años antes, todavía no parecía ser el momento de que la cerveza se sentara a la mesa. «El mercado no estaba listo. Ahora hemos visto crecer el mercado local y un 70% de nuestras ventas se queda en España, y de estas, el 70% en Gipuzkoa». Además, sus Santa Clara (Lager), Aupa (American Pale Ale), Imparable (India Pale Ale), Arraun (Hoppy Amber Ale), Zumo (Hazy IPA), Begi Haundi (negra), 99 Problems (American IPA sin gluten, Oro en su categoría del Barcelona Beer Challenge), y demás compañeras, pueden encontrarse en la carta de restaurantes con estrellas Michelin y Soles Repsol.
Y hoy por hoy, en Donostia es posible ir «de ruta» de cervezas por unos cuantos bares del barrio de Gros donde no solo se venden las de Basqueland, claro, pero que apoyan la idea de que algo ha cambiado en la manera de consumir esta bebida. Entre esos locales figura la taberna Izakaia (Peña y Goñi, 4), de la propia cervecera.
La cerveza y sus tiempos
La Lager, la rubia de toda la vida, aguanta fácilmente un año en la lata o botella, explica Patricio. Otra cosa son las lupuladas a las que, tras la fermentación, se les añade algo fresco, y que adquieren todo su sabor a la semana de ser embotelladas y aguantan tal cual se concibieron hasta tres meses; entre los tres y los seis, se notará una bajada de lo aromas, y para apreciarlas tal como son no deberían ser consumida más tarde. Las cervezas negras, en cambio, «mejoran con el tiempo porque evolucionan siempre. Si esperas dos años, mejor que uno».