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Las protestas contra la reforma de las pensiones volvieron a las calles en grandes ciudades como Lyon (arriba) y Lille. AFP

Signos de fatiga en la protesta de Francia

Con el transporte público todavía casi paralizado y los sindicatos más duros decididos a continuar las movilización, el primer ministro desvela por fin la reforma de las pensiones

paula rosas

Martes, 10 de diciembre 2019, 00:50

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«No habrá anuncios mágicos» que disuelvan las manifestaciones. El primer ministro francés, Édouard Philippe, sabe muy bien que el pulso que se libra desde hace una semana con los sindicatos no acaba con el anuncio de los muy esperados detalles de la reforma de las pensiones. El anquilosamiento de la huelga -que afecta gravemente a los transportes- empieza a hacer mella, tanto entre los que la sufren como entre los que la secundan. este martes, la segunda jornada de movilización nacional apenas consiguió congregar a menos de la mitad de los que salieron a las calles el pasado jueves. Pero todo apunta a que si el Gobierno no consigue hoy convencer a una mayoría de que su reforma para instaurar un sistema «universal» por puntos es necesaria, el conflicto se prolongará.

este martes, los más duros volvieron a la protesta. Fueron menos que la semana pasada, 339.000 en toda Francia, según el Ministerio del Interior, y 885.000 según los sindicatos. Una masa de ferroviarios, profesores, funcionarios y muchos estudiantes a los que les trae sin cuidado lo que tenga este miércoles que anunciar el Ejecutivo desfilaron por París. El grito este martes era a favor de la cancelación total del proyecto.

LA CLAVE:

  • 339.000 franceses, según el Ministerio del Interior, y 885.000 según los sindicatos se movilizaron en todo el país contra la reforma de las pensiones. Menos de la mitad que en las protestas del jueves.

«De Macron no espero nada. Lo que queremos es la retirada de una reforma hecha a medida para que los amigos de Macron en los bancos y en las aseguradoras consigan que nos hagamos planes de pensiones privados y se lleven el dinero de los trabajadores», denunciaba Reinald, que trabaja como revisor en los trenes de alta velocidad. Su sector, que cuenta con un régimen especial que permite a sus empleados jubilarse a los 55 años de media, será uno de los más afectados por la reforma y, por lo tanto, es uno de los gremios más movilizados. «Espero que Macron escuche el enfado social. Que retire su proyecto y discutamos con seriedad la mejora necesaria del sistema de pensiones, que es uno de los mejores del mundo», defendió el secretario general de la Confederación General de Trabajadores (CGT), Philippe Martinez.

El caos en los transportes continuó este martes por sexto día consecutivo y su situación no va a mejorar hoy. Solo dos de cada 10 trenes circularon, se anularon el 20% de los vuelos y el metro de París y los autobuses de la capital siguieron prácticamente paralizados. Desde hace una semana, muchos parisinos soportan hasta 4 horas de transporte público diario para poder acudir a sus puestos de trabajo. Solo en las horas punta hay algo parecido a unos servicios mínimos, saturados hasta la peligrosidad, y las calles se han llenado de bicicletas y caminantes. «Tardo 45 minutos andando a la oficina -relataba este martes Leonor, que trabaja en una productora- pero tengo suerte. Mi hermana está haciendo todos los días dos horas a pie de ida y dos de vuelta».

Profesores

Los profesores también están en pie de guerra, pero la movilización empieza a decaer. Si el jueves pasado la huelga en el sector llegó al 50% del gremio, este martes la incidencia fue del 12%. A la espera de los detalles que se conozcan este miércole, los maestros creen que podrían ser uno de los grupos que más pierdan con la reforma de las pensiones, ya que su jubilación, en lugar de calcularse sobre los últimos seis meses de salario, como ahora, tendrá en cuenta el conjunto de su carrera. Con la intervención del primer ministro saldrán de dudas pero, por si acaso, muchos ya han anunciado que volverán a manifestarse mañana.

Se espera que este miércoles Philippe especifique cuáles serán los periodos de transición para que los regímenes especiales se inserten en el régimen general y, posiblemente, que anuncie una revalorización de las carreras de la función pública, sobre todo para la enseñanza, que compense lo que los afectados podrían perder con la reforma. A partir de ahí se seguirá negociando, y «habrá que llevar a cabo un gran trabajo de explicación», dijo el jefe del Gobierno en una reunión con su grupo parlamentario. El esperado discurso, reconoció, «suscitará nuevas preguntas, y eso es normal».

La oposición y los manifestantes reprochan al Ejecutivo su falta de información sobre el proyecto, que ha provocado todo tipo de rumores que han agravado la crisis. Pero para el Gobierno el pulso se juega también con los tiempos. Sea cual sea la amplitud de la movilización, la reforma se llevará a cabo, reconoció una fuente del Gabinete a 'Le Figaro': «La cuestión fundamental es la de la determinación del Gobierno. Hoy se ha recibido el mensaje, pero si los manifestantes piensan que pueden ganar, eso es otra cosa».

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