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zigor aldama

Bombas que matarán durante años

Campo minado. Ucrania ha desactivado 70.000 explosivos no detonados lanzados por Rusia

zigor aldama

Enviado especial. Kiev

Jueves, 28 de abril 2022, 00:06

No pises ahí!». Un soldado grita con todas sus fuerzas y la sangre se hiela. Es momento de mirar lentamente al suelo, repleto de escombros ... y piezas metálicas difíciles de identificar, y comenzar a dar pasos atrás con mucho cuidado. «Aún no hemos limpiado esta zona y podría haber minas antipersona o explosivos no detonados», explica a unos metros, indicando cómo retroceder hasta el asfalto de la devastada localidad ucraniana de Dmytrivka, una de las primeras que los invasores rusos capturaron en su ambición por conquistar la capital, Kiev.

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Inmediatamente, otros dos militares con equipo protector especial acceden a la zona para hacer una inspección visual preliminar y crear un paso seguro. En un cuaderno apuntan la dirección de las casas que han examinado, y marcan en rojo las que consideran de mayor riesgo. «Más adelante habrá que utilizar aparatos especiales para determinar el peligro existente de forma más precisa, porque todavía estamos esperando el material necesario. Los detectores de metales que tenemos no sirven porque está todo contaminado con trozos de bombas y escombros», explican.

En las casas afectadas que provocan más dudas porque fueron tomadas por los rusos, un signo de interrogación pintado en amarillo sirve de advertencia, aunque algunos vecinos hacen caso omiso y retoman su vida en el interior. «No tengo adónde ir», se encoge de hombros un abuelo que ha regresado con su nieto a la pequeña casa de dos plantas que la familia tiene en Andriivka. Basta caminar unos metros alrededor para encontrar todo tipo de explosivos. Algunos han detonado y están hechos trizas, pero otros parecen enteros.

De la II Guerra Mundial

En el aeródromo de Hostomel también se encontraron varios cientos diseminados alrededor de los restos del último Antonov An-225 'Mriya' que quedaba en servicio. «Los dejaron allí para matar o herir a los soldados que iban a entrar en las instalaciones», comenta un sargento que se identifica solo como Serhii. «Muchos explosivos no han detonado y son un grave peligro bajo los escombros. Llevará años, no meses, retirarlos todos», añadió el ministro del Interior, Denys Monastyrsky, que también recordó cómo aún ni siquiera se han logrado retirar todos los explosivos de la II Guerra Mundial, aunque el país puso en marcha un programa específico para ello hace dos décadas. Hasta 2019, Ucrania había destruido 70.000 explosivos, según el informe de Landmine and Cluster Munition Monitor.

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Las claves

  • Denuncia El Ejército de Kiev acusa a Moscú de plantar minas antipersona para causar heridas y muerte a civiles

  • Ministro del Interior «Son un grave peligro bajo los escombros. Llevará años, no meses, retirarlos todos»

Las situaciones de Dmytrivka y Andriivka se repiten en muchos otros pueblos liberados por el Ejército ucraniano después de más de un mes de ocupación rusa. Y el peligro queda en evidencia a las afueras de Kiev cuando el Gobierno detona unos 10.000 artefactos encontrados en las localidades aledañas. En total, Ucrania afirma que sus unidades han desactivado o destruido más de 68.000 explosivos desde que el mes pasado comenzó a expulsar a las tropas rusas. Y estima que unos 300.000 metros cuadrados de su territorio están 'contaminados' solo en el territorio que controla el Ejecutivo de Zelenski.

Peor situación en el Donbás

La situación puede ser mucho peor en la región oriental del Donbás, donde se libran actualmente los combates más intensos. Vladímir Putin necesita una victoria para sacar pecho el próximo 9 de mayo, Día de la Victoria, y el asedio de Mariúpol ya ha demostrado que está dispuesto a cualquier cosa para lograrlo. Sin duda, allí los equipos de detección que enviará la Unión Europea serán vitales cuando acabe la contienda, lo mismo que el personal que asistirá a los ucranianos en la investigación de los crímenes de guerra, y que contará con casi medio centenar de expertos y forenses españoles.

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Como en muchas otras guerras antes, los soldados rusos se retiran dejando tras de sí un arsenal que continuará causando víctimas mucho después de que acabe la invasión. El Ejército ucraniano les acusa de plantar minas antipersona para causar heridas y muerte entre la población civil, a lo que se suma la denuncia de haber utilizado bombas de racimo, que diseminan cientos de pequeñas pelotas explosivas que no siempre detonan y que suelen cebarse con los niños que se ven atraídos por lo que identifican como un juguete.

Además, el Gobierno ucraniano ha retirado 1.938 proyectiles aéreos de gran tamaño que no han explotado, y que son fáciles de ver en los pueblos que sufrieron los combates más cruentos. Muchos han quedado clavados en el suelo, y a su alrededor los vecinos han suspirado aliviados. Pero la presencia de todos estos artefactos tiene también un efecto económico, ya que impide acceder a los campos de cultivo con tranquilidad. Y pocos necesitan retomar su trabajo más que los agricultores.

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En países como Afganistán, Colombia o Camboya conocen bien este peligro: son los más afectados por estos explosivos no detonados entre 1999 y 2018, un periodo en el que dejaron 27.670, 10.869 y 8.802 víctimas respectivamente. A nivel global, el número de muertos y heridos por esta razón descendió considerablemente entre 2007 y 2013, cuando marcó su mínimo de la serie histórica con 3.457, pero en 2015 volvió a dispararse –algo a lo que contribuyó también el estallido de la guerra en el Donbás–. Un año después marcó un máximo de 9.400, y ahora la guerra en Ucrania amenaza con volver a incrementar esta macabra cifra.

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