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El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, durante un discurso. AFP

Netanyahu contra el mundo: así se ha convertido en el hombre más odiado

La guerra en Gaza reduce el apoyo interno al primer ministro israelí, cuya imagen internacional se deteriora a la vez que se resquebraja su gobierno

Domingo, 17 de agosto 2025, 00:35

Compartir un enemigo común siempre ayuda a mantener la cohesión, a hacer piña. Por eso, no es de extrañar que algunos países vayan a la ... guerra cuando pasan por una crisis interna, ya sea económica o política. En el caso del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, cada vez son más las voces que se alzan para criticar que utiliza la guerra contra Hamás en Gaza para aferrarse al poder y tender una cortina de humo sobre los asuntos judiciales que le acechan.

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«Peligroso, desesperado y loco: con la espalda contra la pared, Netanyahu podría incluso atacar a Irán», escribía el analista Yossi Verter en el diario 'Haaretz' el pasado 6 de junio. Siete días después, Netanyahu dio la orden de bombardear la República Islámica en una operación que marcó el inicio de 'la guerra de los 12 días', en la que acabó arrastrando a Estados Unidos. Ni siquiera con ese éxito mejoró su popularidad.

«Benjamín Netanyahu es el peor enemigo del primer ministro de Israel», titulaba ya en marzo de 2023, antes de los ataques de Hamás, Gil Troy en 'The Jerusalem Post'. En su artículo, el autor mencionaba «una coalición de gobierno débil y caótica», resaltaba «cuánto necesita Israel que haya controles sobre el poder» y criticaba cómo Netanyahu «está desestabilizando el país». Su conclusión era clara: «El único que puede batir a Netanyahu es Benjamín Netanyahu».

21% de la ciudadanía hebrea

cree que puede convivir con los palestinos, a los que un 82% aboga por expulsar de Gaza.

Parecía que esa derrota autoinfligida iba a consumarse con la reforma judicial que planteó el mandatario del Likud a principios de 2023 y que muchos vieron como un intento de acabar con los procesos por corrupción que pesaban -y continúan haciéndolo- sobre él, y, sobre todo, de erosionar la independencia del poder judicial. Netanyahu logró poner a prácticamente todo el país contra él con esa propuesta. No en vano, por primera vez en una década, el porcentaje de quienes desaprobaban su gestión -52%- superaba al de quienes la apoyaban.

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El 7 de octubre, Hamás le hizo un regalo. Envenenado, eso sí. Ante las atrocidades cometidas por los terroristas islamistas, que dejaron 1.200 muertos en el país hebreo, la población se unió. Pero la guerra declarada en Gaza por el gobierno, sustentado por la ultraderecha más extrema y condenado a la precariedad por el rechazo de los ultraortodoxos que se niegan a servir en el ejército, está hundiendo la popularidad de Netanyahu. Según la última encuesta, solo el 40% de la ciudadanía israelí confía en el primer ministro, un porcentaje que se desploma hasta el 10% en el caso de la población de origen árabe.

Manifestación a favor de los rehenes. Reuters

Esta es la coyuntura que explica el creciente número de manifestantes en las protestas contra la guerra. La mayoría sale a la calle porque teme por la suerte que pueden correr los rehenes aún en manos de Hamás en caso de que se materialicen los planes para invadir la ciudad de Gaza, pero cada vez son más los que también portan imágenes de niños desnutridos para denunciar el uso del hambre como arma de guerra.

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Y algunos judíos han roto un tabú al utilizar la palabra 'genocidio' para referirse a lo que su país está haciendo en la Franja, aunque un 79% todavía afirma que no le afecta o le afecta poco. Los últimos en levantar la voz han sido los reservistas. El pasado martes, cientos de pilotos retirados de la Fuerza Aérea protestaron en contra de la ocupación del territorio. Netanyahu se defiende contundente: «No habrías dejado a los nazis en Berlín en 1945; Israel tampoco dejará a Hamás en Gaza en 2025», escribió el pasado día 12 en X.

El mundo contra Netanyahu

La imagen de Netanyahu a nivel internacional ha caído de forma aún más significativa. Y está arrastrando también a la de Israel. Buen ejemplo de ello es lo que sucede en Estados Unidos, su principal aliado. En noviembre de 2023, una mayoría de estadounidenses (50% frente al 45%) apoyaba la guerra contra Hamás, según la encuesta que realiza periódicamente Gallup. En julio, un 60% estaba en desacuerdo, mientras que solo el 32% consideraba correcto lo que Israel está haciendo en Gaza. Un 8% entre los votantes del Partido Demócrata.

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En el resto del mundo, la opinión es todavía mucho más desfavorable y refleja bien el creciente aislamiento en el que Netanyahu está sumiendo a Israel. El Instituto Pew sondea habitualmente 24 países al respecto, y el deterioro desde el inicio de la guerra en Gaza es sustancial. En la última encuesta, solo un 29% de la población tiene una visión favorable del país, con países como Países Bajos y España liderando el ranking de quienes peor imagen tienen, con un 79% y un 75% respectivamente. Solo en Nigeria tienen una opinión más positiva que negativa de Israel.

Aunque muchos en el país afirman que no les importa lo que el mundo piense de ellos, lo cierto es que Netanyahu está impulsando el apoyo a un estado palestino e incluso socios como Alemania han anunciado la suspensión de las exportaciones de armamento a Tel Aviv. Cada vez son más los que esperan que la debilidad del Ejecutivo fuerce unas elecciones anticipadas que puedan cambiar el curso de la guerra en Gaza, y que la justicia acabe llevando a Netanyahu a donde muchos quieren verle: la cárcel.

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