Netanyahu logra un acercamiento a la oposición
Aunque los partidos ultra que sostienen su coalición rechazan el plan de paz, tampoco llaman a sabotearlo
Benjamín Netanyahu libra una guerra militar y dos batallas diplomáticas. Para salir indemne de su enfrentamiento con Hamás, el primer ministro israelí tiene que mostrarse ... abierto a la paz y a una convivencia pacífica con los palestinos en la esfera internacional e inmisericorde con el enemigo frente a sus ultraderechistas socios de gobierno. Eso explica que con Donald Trump se muestre dócil y adulador y que frente al público israelí reitere su inquebrantable compromiso con la consecución de todos los objetivos de la guerra.
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Ante la avalancha de reconocimientos internacionales, uno de los últimos es evitar la creación de un Estado palestino, algo que este martes afirmó que resistirá «con la fuerza» si es necesario. A pesar de ello, el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, criticó que el plan acordado con Trump es «un sonado fracaso diplomático», criticó que supone la «renuncia a logros reales sobre el terreno a cambio de ilusiones políticas» y subrayó que se opone firmemente a un regreso de las conversaciones entre israelíes y palestinos. «Es una oportunidad histórica perdida para liberarnos finalmente de las ataduras de los Acuerdos de Oslo que nos cierran los ojos y dan la espalda a todas las lecciones del 7 de octubre», remató.
Para alivio de Netanyahu, eso sí, Smotrich rechaza de momento tomar medidas que saboteen un proyecto de paz en el que no tiene ninguna esperanza: «Acabará en lágrimas», avanzó el político sionista, que confía en que la intransigencia de Hamás supere la suya y que los islamistas cometan un suicidio colectivo rechazando la hoja de ruta de Trump. No en vano, el ministro ha abogado públicamente por la anexión de Gaza, un extremo que el plan de paz rechaza, ya que la considera «inseparable» de Israel.
Smotrich, alineado con el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, ha amenazado en más de una ocasión con provocar la caída del Ejecutivo si Netanyahu accedía a cualquier exigencia de Hamás. Y nadie descarta en el país hebreo que eso aún pueda suceder, provocando como consecuencia elecciones anticipadas. Lo que pocos dudan es que, si la guerra acaba, esos comicios los ganaría el propio Netanyahu en lo que podría estudiarse como una jugada maestra de la política.
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De momento, el primer ministro ya ha conseguido acercar a parte de la oposición. Su principal figura, Yair Lapid, es uno de los que han tendido la mano para caminar juntos hacia lo que considera que es «la mejor opción». Si bien criticó que se haya «desperdiciado un año trágico de desastres personales y nacionales, un año en el que han muerto rehenes y soldados mientras nuestra posición internacional se desintegra ante nuestros ojos», considera que es hora de poner en marcha una solución.
Incluso el líder de la alianza de partidos de izquierdas, Yair Golan, aseveró este martes que el acuerdo se ajusta al espíritu de su formación. Y Avigdor Liberman, presidente del partido radical Yisrael Beytenu, publicó que «toda iniciativa que repatrie a todos los rehenes debe ser bienvenida». No obstante, Lapid no escondió sus dudas sobre las intenciones de Netanyahu y señaló que «suele decir 'sí' en Washington y el 'pero' lo pone cuando regresa a Israel y las bases le recuerda quién manda».
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