Dos mil euros marcan la diferencia entre la vida y la muerte en Gaza City

La politica del miedo parece funcionar. El ejército ha informado hoy que al menos 400.000 residentes han emprendido el camino hacia el sur y se espera que decenas de miles sigan marchándose a diario. Las características de la invasión terrestre se han vuelto demasiado implacables incluso para familias que cargan con hasta una decena de realojos previos escapando de zonas de combate.

«En otros lugares te quedas en sitios donde crees que estás más o menos seguro. Pero aqui los bombardeos son tan extensos y continuos que no tienes esa sensación en ninguna parte. Vayas donde vayas piensas que la siguiente bomba será la tuya», sostiene Ifah, un padre de familia con cuatro hijos que no sabe si dirigirse al sur o, como hacen otros civiles, probar en el oeste, donde el hacinamiento es menor aunque la guerra está más presente. «Cuando el ejército declara una zona de combate, como ha sucedido en Rafah o Khan Younis en el pasado, hay que marcharse. Hace tabla rasa. El peligro es demasiado elevado».

La carretera al-Rashid, que cruza la provincia en paralelo a la costa, permanece colapsada desde este martes, con miles de familias que han pernoctado en sus vehículos o en las cunetas. Por ese motivo, las Fuerzas de Defensa han decidido abrir este miércoles una segunda ruta que al comienzo de la guerra, en 2023, sirvió como principal ruta de evacuación y que luego ha permanecido vedada por los militares:. Se trata de la avenida Sala-al-Din, la carretera de Saladino, que atraviesa la Franja de norte a sur por el interior y que el ejército solo mantendrá abierta hasta mediodía del viernes.

El Gobierno hebreo calcula que, con esta arteria, el desplazamiento forzado de los habitantes de Gaza City se multiplicará en las próximas horas, aunque quedará un nucleo de resistentes al éxodo. Ahora mismo quedan unos 500.000 gazatíes refugiados en la capital y la marcha de muchos de ellos se ve complicada por la carestía del viaje hacia el sur y la falta de expectativas para conseguir un lugar mínimamente habitable en los campamentos «seguros».

La guerra es muy cara para las víctimas. El Centro de Información Palestino calcula que instalarse en el sur de la Franja cuesta a cada habitante de Gaza City sin vehículo o tienda de campaña propios unos 2.000 euros. «Este costo supera los recursos de la mayoría de las familias, lo que obliga a muchas a quedarse, obligadas a soportar los bombardeos», denuncia el medio palestino 'Wafa'.

Según cifras de la ONU actualizadas al 10 de septiembre citadas por 'The Times of Israel', cruzar la Franja en un transporte alquilado obliga usualmente a un desembolso de unos 1.500 euros, unos 1.800 si se lleva a enfermos o personas con necesidades especiales, Conseguir un coche o una camioneta desde Gaza City hasta los campamentos de Khan Jounis (24 kilómetros) y Al-Mawasi (29) supone un gasto mínimo de 300 euros. El trayecto puede alargarse más de una hora debido a las precarias condiciones de la ruta y los controles militares. «Para quienes estén considerando mudarse, los costos asociados por sí solos constituyen un impedimento significativo», señala la investigación de la ONU.

«A un millón de personas se les dice que vayan al sur y necesitan tiendas de campaña, pero no llegan, y si llegan, se las roban», apunta Karim Joudeh, un joven afincado en Ciudad de Gaza en el mismo periódico. «No hay tierra en el sur, ni apartamentos para alquilar. Están pidiendo a la gente que vaya hacia lo desconocido», añade..

Sin embargo, permanecer en la zona de combate tampoco es una opción «si no quieres perder la vida». Nader Al-Husri cuenta al Centro de Información Palestino cómo él y los suyos recibieron el aviso del ejército para «que nos fuéramos inmediatamente. No nos dieron tiempo». Su mujer y sus tres hijos no habían terminado de recoger su documentación cuando. «los aviones bombardearon. Permanecieron bajo los escombros. Podía oír sus gritos», recuerda horrorizado. Otro residente al norte de la capital decidió marcharse tras ver derrumbarse un edificio completo bajo el fuego del ejército. «No pudimos traer ningún equipo de rescate. Los niños gritaron durante horas bajo los escombros hasta que sus voces se apagaron».

Los organismos internacionales reconocen que existe una auténtica crisis de tiendas de campaña. Ahora mismo aguarda en la frontera con Gaza un cargamento con 86.000 unidades, a todas luces insuficiente para albergar un desplazamiento masivo de un millón de refugiados. «La situación de los refugios es catastrófica», según sus coordinadores.

En agosto, la ONU movilizó 3.500 camiones llenos de material de refugio ante las perentorias necesidades de la población y después de haber priorizado la entrada de convoyes con otro tipo de ayuda urgente, como alimentos, agua, medicamentos y combustible. Desde ese mes hasta el 3 de septiembre, solo 208 tiendas de campaña fueron recibidas en suelo gazatí. En las dos semanas siguientes han llegado otras 14.000. El suministro a cuentagotas complica ahora la posibilidad de realojar a los evacuados de Gaza City.

«Familias desplazadas, a menudo encabezadas por mujeres y personas mayores, caminan hasta nueve horas bajo un calor extremo, a menudo descalzas y con niños heridos», declaró este martes Stéphane Dujarric, portavoz de Naciones Unidas. «Las solicitudes de tiendas de campaña familiares por parte de los más vulnerables están aumentando».

Medios palestinos afirman que en los enclaves sureños habilitados por el Gobieno israelí, donde ya se hacinan más de un millón de personas, la situación «se está desmoronando» y muchos desplazados optan por regresar a Ciudad de Gaza. «La gente baja y sube intentando encontrar un lugar donde vivir», confirma la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (ONUCHA). Numerosas familias intentan realojarse en las inmediaciones de la capital, en terrenos vacíos y menos arriesgados que los barrios donde se combate, pero resultan expulsadas por milicianos de Hamás argumentando que «las tierras pertenecen al Gobierno de la Franja».

La falta de espacio se ha convertido en un problema de primera magnitud. El ejército mantiene una gran parte del territorio de Gaza cerrada, otras zonas resultan inhábiles por las montañas de escombros y la presencia de proyectiles sin estallar. Alquilar un «corral» o un espacio techado mínimamente habitable puede dispararse a casi 1.000 euros mensuales y hasta por un pequeño pedazo de tierra baldía donde instalar una tienda se piden 600 euros si es privada. Así que la prioridad pasa por localizar un lugar en los campamentos, en terrenos libres o entre ruinas abandonadas, pero. son muy disputados. El informe de Naciones Unidas indica que a cada realojado en los campamentos le corresponde un espacio de solo 0,5 metros cuadrados.