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Pablo González a cambio de Evan Gershkovich. El periodista Pablo González, que llevaba casi dos años y medio preso en Polonia acusado de espiar para el régimen de Vladímir Putin, fue liberado este jueves en el marco del mayor intercambio de prisioneros entre Rusia y ... Occidente desde la Guerra Fría. El 'freelance' se encuentra ya en su país de nacimiento, donde ha sido recibido a pie de pista por el mismísimo presidente Vladímir Putin, que ha estrechado la mano de todos los miembros del grupo en el que ha llegado. De forma paralela, el periodista de 'The Wall Street Journal' Evan Gershkovich, que el 19 de julio fue condenado a 16 años de prisión por un tribunal ruso que lo consideró culpable de espionaje, hizo el viaje contrario.
Concluye así la historia que arrancó el 27 de febrero de 2022, tres días después del inicio de la invasión total de Ucrania. González, que tiene doble nacionalidad rusa y española y residía en el pueblo vizcaíno de Nabarniz, fue arrestado en la localidad fronteriza de Przemysl cuando informaba para medios como 'Público' y La Sexta sobre la llegada de refugiados ucranianos a esta pequeña ciudad polaca.
Las autoridades del país eslavo lo acusaron de «operar en beneficio de Rusia valiéndose de su condición de periodista» y lo mantuvieron en prisión preventiva, una condición que se renovaba cada tres meses, como marca la legislación polaca, a pesar de que no pesaban cargos oficiales sobre González.
La opacidad del proceso judicial provocó numerosas críticas y una avalancha de solidaridad entre la comunidad periodística española. Por eso, la Asociación Free Pablo González se congratuló de su liberación en un comunicado: «Se ha producido en el marco de un intercambio entre Rusia y Polonia de periodistas presos en ambos países, un hecho que marca un hito significativo en favor de la libertad de todos los periodistas que se encuentran en estos momentos presos en diversos países».
De opinión similar es la decana del Colegio Vasco de Periodistas, Amaia Goikoetxea. «Es una buena noticia para quienes defendemos a los periodistas, porque llevábamos meses reclamando que se presentaran pruebas y se le ofreciese un juicio justo para acabar con la situación en la que se encontraba, indefenso, aislado y con dificultades para contactar con su familia», comentó a este periódico. Su mujer, Oihana Goiriena, también conoció este jueves la noticia y, al cierre de esta edición, todavía no había podido hablar con González.
«Ojalá esta liberación se hubiese producido antes y ojalá hubiese sido fruto del trabajo del Gobierno español, que nunca se tomó el caso en serio, y no del ruso», criticó Goikoetxea. «Nosotros no decimos si es culpable o inocente, solo que no se le puede tratar así», sentenció.
Desde Reporteros Sin Fronteras, su presidente, Alfonso Bauluz, hizo una valoración similar: «Defendemos la presunción de inocencia y que se siga un procedimiento justo, algo de lo que tendrá que informar su abogado. Luego, tendrá que ser él quien dé explicaciones sobre el acuerdo».
Sospechas
En cualquier caso, que haya sido Rusia quien reclame su liberación provoca sospechas sobre las actividades de González. El medio de comunicación especializado en investigaciones sobre ese país 'The Insider' se refiere a él con su nombre ruso, Pavel Rubtsov, y da por hecho que es un agente del GRU -la Inteligencia militar del Kremlin- «que se hacía pasar por periodista» para «recabar información sobre Ucrania y tratar de ganarse la confianza de activistas de la oposición rusa». Son conclusiones a las que los investigadores polacos llegaron tras la revisión de los dispositivos digitales del reportero, en los que se habrían encontrado informes sobre las actividades de la disidente Zhanna Nemtsova.
Sus allegados señalaron que el 'freelance' nacido en Moscú en 1982 ha pasado por un «período de injusta reclusión», criticaron «que las autoridades rusas han demostrado un interés real en buscar una solución, mientras que otros se han centrado principalmente en criminalizar a Pablo González en lugar de defenderle y proteger sus derechos como periodista», y subrayaron que «las razones humanitarias han sido primordiales» en el intercambio.
«Hoy ha sido un buen día». Así arrancó este jueves el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, la conferencia de prensa para informar sobre el canje de prisioneros entre Rusia y Occidente, una delicada operación diplomática y logística en la que se llevaba trabajando varios años, que se produjo en una pista del aeropuerto de Ankara, la capital de Turquía, y que supone una gran victoria para el mandatario demócrata.
El régimen de Vladímir Putin liberó a más de una veintena de prisioneros, «injustamente encarcelados» según Biden, entre los que se encuentra el periodista de 'The Wall Street Journal' Evan Gershkovich. A cambio, Moscú recibió ocho nacionales encarcelados en Estados Unidos, Noruega, Alemania, Eslovenia y Polonia, desde donde viajó el reportero vasco Pablo González.
Según publicaron este jueves diferentes medios anglosajones, la clave de las dificultades para llegar a un acuerdo estuvo en la exigencia rusa de que se devolviese a Vadim Krasikov, condenado a cadena perpetua en Alemania por el asesinato de un disidente ruso.
A pesar de que el Kremlin se ha salido con la suya, incluso la viuda de Alexéi Navalni, Yulia Navalnaya, celebró el intercambio. «Ha sido un trabajo enorme, muy largo y difícil, con negociaciones que duran años, pero ahora ya son libres», afirmó en su canal de Telegram. «Su brutal odisea ha llegado al final», sentenció Biden. (Por Z. Aldama)
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