Ucrania desde el Támesis

Análisis ·

Domingo, 13 de marzo 2022, 00:37

La salida del Reino Unido de la Unión Europea ha privado a los europeos continentales de un Estado miembro de gran envergadura en el terreno ... de la diplomacia, la inteligencia y la defensa. La invasión de Ucrania ha obligado a los 27 socios a avanzar rápidamente en estas materias. Cabe preguntarse si lo hubieran hecho, y también cómo, en el caso de que los británicos hubieran seguido siendo miembros del club.

Publicidad

Sucesivos gobiernos de Londres, de distinto signo ideológico, han coincidido en mantener una línea dura hacia el régimen de Vladímir Putin durante muchos años. Han sido más tolerantes con los oligarcas rusos que se establecían en la capital inglesa y desplegaban un mal gusto ilimitado al gastar fortunas de dudoso origen. Tras el desdichado Brexit, entre los acuerdos de cooperación firmados con la UE no figura uno muy necesario, sobre cuestiones de seguridad. El Gobierno de Boris Johnson entiende que la OTAN es el foro adecuado para esta colaboración, mientras se esfuerza en ser el socio preferente de Estados Unidos y hace gala de poseer las mejores capacidades militares de Europa.

Pero Joe Biden ha dado ya muchas pruebas de que la relación especial que desea mantener es con los alemanes, el país al que más atención prestan por su peso político y económico (y a medio plazo, tras el giro anunciado por Olaf Scholz, también militar). Los británicos han trabajado para que la mayoría de la comunidad internacional apoye las sanciones más duras contra Rusia en el terreno económico, financiero e incluso energético, anunciando su veto a las exportaciones de gas y petróleo a final de 2022.

Hace poco han incluido entre los sancionados a los legisladores de la Duma que reconocieron a las regiones separatistas del Este de Ucrania y facilitaron una burda excusa para la invasión. Está por ver si los rusos residentes en Londres y cercanos al dictador acaban sufriendo de verdad consecuencias negativas, pero al menos el Gobierno británico ha abierto esta puerta. Ante la avalancha de refugiados ucranianos, el Reino Unido ha reaccionado con lentitud, porque su reflejo post-Brexit es cerrar las fronteras y ser más isla que nunca. Boris Johnson intenta dejar atrás el rosario de escándalos protagonizado durante la pandemia y concentrarse en la respuesta a la agresión rusa.

Publicidad

Ha grabado un mensaje en un ruso muy pasable para apoyar a los ucranianos y decirles a los compatriotas de Putin que no es su guerra. Su partido ha congelado la trifulca interna y los laboristas apoyan al primer ministro en esta situación de emergencia. Un patriotismo envidiable y en las dosis justas.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad