Ucrania en las elecciones francesas
La guerra de Ucrania puede hacer naufragar la reelección de Emmanuel Macron. A unos días de la primera votación, el presidente francés es el claro ... favorito a gran distancia de los demás aspirantes. Pero si Marine Le Pen vuelve a disputarle la segunda vuelta las encuestas arrojan una ventaja mucho menor, el 54% para el candidato centrista frente al 46% que obtendría la líder de extrema derecha.
En los comicios de 2017 Macron consiguió movilizar a una mayoría de votantes de distintas sensibilidades ideológicas. Obtuvo su apoyo para frenar a Le Pen, pero también gracias a que personificaba lo nuevo y pujante frente a un sistema gastado y decadente de partidos tradicionales. El profesor José Luis Álvarez analizó muy bien su figura emergente al describirlo como «un disruptor prosistema». Cinco años después, el movimiento de los 'chalecos amarillos', la pandemia y ahora la guerra han hecho trizas su agenda reformista. Su acendrado europeísmo ha dado paso a un discurso neogaullista convencional en el que claramente los intereses de Francia son prioritarios.
Corre el riesgo de convertirse en el mejor exponente de la élite política parisina y ser castigado con la abstención de votantes defraudados. Tal vez por ello ha formulado algunas promesas electorales fulgurantes, como la reforma de las pensiones, la descentralización de la educación para dar más autonomía a los colegios o la subida de la edad de jubilación de 62 a 65 años. Sin embargo, todas ellas también pueden restarle apoyos a la vista del conservadurismo de la sociedad francesa. Sobre todo, Macron ha buscado convertirse en un líder internacional, capaz de mediar ante la invasión rusa. Su interlocución continua con Putin y Zelenski no ha dado resultados y tampoco el intento de liderar una respuesta europea más autónoma y con cierta distancia de Washington. El papel de presidente en tiempos de guerra le puede sumar algunos votos o, por el contrario, proyectarle como distante y ajeno a los problemas del día a día de los ciudadanos más desfavorecidos. Muchos le achacan directamente el alto precio de los combustibles por el conflicto.
Le Pen, por su parte, ha moderado su perfil y se ha centrado en temas económicos, en busca del voto de los trabajadores. Ha tenido la suerte de competir por la primacía en la extrema derecha con Eric Zemmour, más admirador de Putin que ella y más radical en todos sus planteamientos. La guerra de Ucrania ha transformado las elecciones presidenciales francesas y no serán una repetición de las de 2017. Ojalá no prolonguen la ola populista occidental: Trump, Brexit… más sorpresas, no gracias.
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