El SPD alemán se lame las heridas por el desastre electoral y busca vías para relanzar la histórica formación
Lars Klingbeil es reelegido copresidente con un desastroso resultado, mientras Bärbel Bas aprueba con nota su nombramiento
Lamerse las heridas por el peor desastre electoral en la historia del más que centenario Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), pasar factura a los responsables de ... la debacle en las últimas generales el pasado febrero y tratar de recomponer una formación castigada por el electorado tras gobernar el país ininterrumpidamente desde 2013, como líder de la coalición bajo Olaf Scholz o como socio menor con la conservadora Angela Merkel y ahora con Friedrich Merz, presidente de la Unión Cristianodemócrata (CDU).
La factura la cobró anoche el copresidente del SPD Lars Klingbeil, que fue reelegido con un desastroso 64,9% de votos por los delegados del congreso federal de su partido que se celebra este fin de semana en Berlín. Solo Oskar Lafontaine obtuvo un resultado peor con un 62,6% de votos en 1995 y porque tenía entonces un competidor para el cargo, Rudolf Scharping. Klingbeil pagó los platos rotos por el miserable 16,4% de votos que el SPD consiguió en las últimas legislativas. Hacía 138 años que ese partido no era castigado con un resultado peor.
A Klingbeil no le quedó otra opción que hacer una cura de humildad y entonar el «mea culpa» ante sus correligionarios. «Soy naturalmente el responsable de ese resultado electoral. Teníamos que haber notado antes y haber reaccionado de manera consecuente ante las señales», admitió el actual líder del SPD, vicecanciller federal y ministro germano de Finanzas. Tras ser elegido por primera vez como copresidente de la socialdemocracia alemana con un 85% de votos, el hundimiento ahora en el favor de sus camaradas sorprendió a los propios delegados. Nadie contaba con un resultado tan pobre.
Todo un contraste con su nueva pareja en el liderazgo de la formación. Bärbel Bas, ministra federal de Trabajo, fue elegida como copresidenta del SPD con un 95% de votos. La que presidiera el Bundestag, el parlamento federal, la última legislatura, sucede en el cargo a la veterana Saskia Esken, que renunció a la reelección tras convertirse en cabeza de turco por la catástrofe electoral. «Querida Saskia has vivido lo sola que puede sentirse una en la política y que la solidaridad no se da por supuesto, tampoco en la socialdemocracia», dijo Bärbel, quien subrayó en la defensa de su antecesora que «eso debe cambiar».
Grandes retos
Klinbeil, que ahora debe sacar el carro del SPD del lodazal en el que se encuentra inmerso, confesó que pensó en dimitir tras conocer el resultado de los últimos comicios, pero que decidió «asumir toda la responsabilidad para el partido» y trabajar para convertir de nuevo al SPD en «una formación fuerte». El líder socialdemócrata arranca así hipotecado su tercer mandato al frente del partido, sabedor de que no cuentan con el respaldo cerrado de sus camaradas y de que un nuevo patinazo electoral será imperdonable.
Ayuda para superar el trauma electoral prometió este sábado el excanciller federal Olaf Scholz, jefe de la fracasada coalición con verdes y liberales, que defendió por haber iniciado la modernización del país. «Sin esa constelación no habría sido posible», aseguro quien ahora es un simple diputado en el Bundestag. La coalición de SPD, Verdes y FDP fue un «nuevo punto de partida para Alemania» y una demostración de que se puede gobernar el país más importante de la Unión Europea sin los conservadores: «ese es un mensaje que ha calado en Alemania».
«Tengo la intención de ser un ex canciller del que el SPD siempre se alegre», dijo el político de 67 años en su discurso de despedida en la congreso federal de su partido. El SPD mantiene desde hace años una difícil relación con su otro ex canciller, Gerhard Schröder, que ya no se deja ver en sus congresos. Scholz prometió también ayudar al partido a superar su histórico mal resultado en las elecciones federales. «Quiero desempeñar un rol útil en el debate, con un nuevo papel» centrado en la tradicional cuestión socialdemócrata del respeto, subrayó.
El hecho de que el populismo de derechas esté encontrando nuevos apoyos en muchos países prósperos también tiene que ver con la falta de esperanza en el futuro, dijo Scholz. «Los partidos progresistas, los partidos socialdemócratas, no pueden tener éxito sin la idea de que el mundo va a mejor», destacó en su intervención. Añadió que por eso, la sociedad no sólo debe funcionar para los médicos jefes y los empresarios, sino también para los obreros, los cuidadores y los pensionistas. El SPD tiene la responsabilidad de «garantizar que las personas puedan vivir una vida razonable, digna y reconocida desde cualquier perspectiva», afirmó el excanciller federal.
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