Putin a Trump: «Rusia no renunciará a sus objetivos en Ucrania»
Los dos presidentes realizan la sexta llamada de este año para discutir la situación creada tanto por la invasión rusa como por los ataques de Estados Unidos contra Irán
Donald Trump anuncia sus llamadas con Vladímir Putin como si fuesen el estreno de un programa de televisión: «Hablaré con el presidente de Rusia a ... las 10 de la mañana, ¡gracias!», ha avanzado este jueves en su red social, Truth. Efectivamente, los dos líderes han mantenido su sexta conversación telefónica de este año coincidiendo con la polémica por la suspensión del envío de interceptores de misiles a Ucrania, y durante casi una hora han discutido sobre la invasión rusa y la situación en Oriente Medio tras los ataques de Israel y Estados Unidos contra las instalaciones nucleares de Irán. Putin se encontraba en una mesa redonda frente a un nutrido público cuando se ha disculpado y se ha levantado. «No se enfaden, podríamos estar hablando largo y tendido, pero se me hace raro tener a Trump esperando. Se podría ofender», ha dicho con una sonrisa.
BREAKING: President Putin quickly left the stage to take a call with President Trump, joking that he didn’t want to keep Trump waiting—he might take it personally. pic.twitter.com/KWl9hJfZy4
— The General (@GeneralMCNews) July 3, 2025
Según la versión del Kremlin, que, a diferencia de lo habitual ha sido la primera en publicarse, no ha habido espacio para bromas en la conversación. Putin le ha trasladado a Trump que no tiene intención de renunciar a los objetivos que se ha puesto en Ucrania, pero que sí está interesado en una resolución negociada al conflicto. «Nuestro presidente afirmó que Rusia alcanzará las metas que se ha fijado: es decir, la eliminación de las causas profundas bien conocidas que llevaron a la situación actual, a la aguda confrontación actual, y que Rusia no cederá en estos objetivos», ha detallado el asesor Yuri Ushakov. Y ha añadido que los dos presidentes no han mencionado el armamento que Washington envía a Kiev y tampoco han discutido la posibilidad de un cara a cara, pero sí han acordado mantener abiertos los canales de comunicación actuales.
Esta conclusión es un nuevo jarro de agua fría para el mandatario estadounidense, que se ha involucrado de forma muy personal en la resolución de la guerra en Ucrania. Desafortunadamente, sus esfuerzos solo se han visto compensados con dos reuniones directas entre delegaciones de ambos países en Estambul, cuyo único acuerdo ha sido el intercambio de cientos de prisioneros de guerra. Sobre el campo de batalla, las tropas rusas continúan avanzando en diferentes frentes, aunque la cacareada ofensiva veraniega no está logrando exitos notables. Por su parte, Ucrania continúa atacando infraestructuras militares dentro de Rusia, a cientos de kilómetros de la frontera.
La producción de Patriot no alcanza
La conversación entre los dos presidentes se ha producido apenas dos días después de que Washington ordenase suspender el envío de misiles Patriot y otras municiones a Ucrania debido al descenso de reservas en sus propios arsenales. La Casa Blanca argumentó ayer que este bloqueo no tiene motivación geopolítica, y el Pentágono está examinando los compromisos de seguridad adquiridos también con otros países para recortarles el suministro. El problema es que Kiev será el que más lo sufra al desproteger la defensa de sus cielos en medio de las potentes ofensivas rusas con drones y misiles.
La Administración trumpista ha sido rápida y radical. El Departamento de Defensa ha revelado que ha paralizado ya los paquetes de armas que estaban en Polonia listos para ser enviados al otro lado de la frontera. Entre el material bloqueado figuran más de dos docenas de misiles Patriot, decenas de sistemas Stinger y más de un centenar de proyectiles AIM y Hellfire, todos ellos destinados a la defensa antiaérea de Ucrania, que serán devueltos probablemente a los arsenales estadounidenses.
La «revisión de capacidad» emprendida por el Pentágono persigue, según un portavoz de Defensa, compatibilizar la ayuda militar a terceros países y las «prioridades» de seguridad del Gobierno de Trump. Algunas fuentes creen que esta medida afectará también en el futuro a algunos ejércitos europeos y abrirá la puerta al rumoreado retiro de una parte de las tropas de EE UU del continente. El problema de los misiles Patriot y otras defensas antiaéreas es que, además del ejército estadounidense, hay otros dieciocho países que los compran y los fabricantes no son capaces de seguir el ritmo que imponen las guerras de Ucrania e Israel.
En cuanto a la situación en Oriente Medio, Moscú se ha limitado a reiterar en su conversación con Trump que «la parte rusa destacó la importancia de resolver todas las disputas, desacuerdos y situaciones de conflicto exclusivamente por medios políticos y diplomáticos».
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