La UE y EE UU proponen bloquear los activos del Banco Central de Rusia

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, llevará hoy a la reunión de ministros de Asuntos Exteriores de la UE la batería de sanciones económicas más dura contra Rusia desde que inició la invasión de Ucrania, un paquete de medidas que ya ha sido acordado con Estados Unidos. Von der Leyen, según anunciaron anoche ella y el presidente de EE UU, Joe Biden, propondrá paralizar los activos internacionales del Banco Central de Rusia y suspender varios bancos rusos de Swift, el mecanismo financiero que permite las transferencias seguras de dinero en el ámbito internacional.

La nueva batería de sanciones ha sido acordada con el consenso de Francia, Italia, Canadá, Reino Unido y Alemania, país este último que según confirmó ayer el Ministerio de Transporte, está preparando además el cierre de su espacio aéreo a las aerolíneas rusas, como han hecho ya los estados bálticos.

El Banco Central de Rusia atesora gran parte de los 570.000 millones de euros en reserva de oro y divisas del Gobierno de Putin, por lo que la decisión de la UE y EE UU constituye, de confirmarse hoy, un gran golpe a sus planes de ayuda a las entidades bancarias y al mercado de divisas tras la invasión de Ucrania. En cuanto a las entidades que serán excluidas de Swift, son, según precisó el Gobierno alemán, aquellas que ya han recibido otras sanciones esta semana: Sberbank, VTB, Bank Otkritie, Sovcombank OJSC y Novikombank, aunque podrían sumarse otras.

A estas dos medidas se suman otras contra «el despliegue de las reservas internacionales del Banco Central de Rusia», así como la prohibición a los «oligarcas rusos» de realizar operaciones en los mercados occidentales. Además, la próxima semana se pondrá en marcha un grupo de trabajo transatlántico «que garantizará la implementación efectiva de nuestras sanciones financieras» al «identificar y congelar los activos de las personas y empresas sancionadas» en las respectivas jurisdicciones.

El anuncio se produjo apenas 24 horas después de que Rusia se quedara sola en el Consejo de Seguridad de la ONU, en la votación de una resolución en la que se le exigía que «cesara de inmediato su uso de la fuerza contra Ucrania» y que «retirara inmediata, completa e incondicionalmente todas sus fuerzas militares». Además de revertir el reconocimiento de las dos regiones separatistas de Donetsk y Lugansk. El Consejo de Seguridad se reunirá hoy para votar una convocatoria extraordinaria de la Asamblea General -solo ha habido diez en los últimos 70 años-, que se celebraría mañana y en la que los 193 miembros discutirán la resolución condenatoria.

Rusia, que ejerció en el Consejo de Seguridad del viernes su derecho a veto, ni siquiera obtuvo el respaldo de China. Con su abstención, Pekín refuerza la tesis de su ambigüedad. Pero la UE lo ha leído en clave práctica: empujaría la estrategia del aislamiento. Según la agencia china Xinhua, el ministro de Exteriores, Wang Yi, conversó por teléfono con varios representantes europeos, entre ellos Josep Borrell, para subrayar que «ve con buenos ojos negociaciones y reuniones directas entre Rusia y Ucrania lo antes posible».

De momento, continúan fracasando los llamamientos al diálogo. O el propio Putin los retuerce al extremo. Como hizo ayer al ordenar la guerra total a sus tropas bajo el argumento de que Kiev había rechazado la posibilidad de sentarse a negociar. Algo que Volodímir Zelenski y su Gabinete vienen negando sistemáticamente.

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