«Cuando a una población la bombardean, no es el mejor escenario para que se rebele»
El experto en relaciones internacionales cree que la guerra entre Israel e Irán no puede continuar mucho más tiempo en el actual escenario y no descarta ninguna opción: ni la solución diplomática, ni la entrada de EE UU
El politólogo galo-iraní Bertrand Badie (París, 1950) es profesor emérito en Sciences Po París y considerado en Francia como un reputado especialista en relaciones ... internacionales. Este hijo de un médico persa fascinado por la Ilustración cuenta con una parte de su familia en Irán. En esta entrevista analiza las causas y consecuencias de la ofensiva impulsada por Israel contra la república islámica. Un conflicto que no solo amenaza con desestabilizar Oriente Medio, sino también acentuar la división entre Occidente y el sur global.
- ¿Cómo analiza esta primera semana de guerra entre Israel e Irán?
- Nos seguimos preguntando cuáles son los objetivos del Gobierno de Benjamín Netanyahu. Todo el mundo habla de la voluntad de desmantelar las instalaciones nucleares, pero, cuando uno mira el mapa de los bombardeos, se da cuenta de que probablemente ese no sea el objetivo principal. Israel también pretende debilitar la capacidad militar iraní, así como su influencia político-diplomática y sus estructuras económicas, por ejemplo, con el bombardeo de refinerías. Todo eso me hace pensar que hay una voluntad por parte del Estado hebreo de reforzar su relación asimétrica con el resto de los países de Oriente Medio. Y consolidarse como una potencia militar con una voluntad monopolística en la región y que fomenta el caos, como ya hizo en Palestina, Líbano o Siria.
- ¿El derrocamiento de la república islámica y la imposición de un cambio de régimen en Teherán también es uno de sus objetivos?
- Sí, es otra de las posibilidades: el hecho de impulsar una operación de cambio de régimen como las que defendían los neoconservadores estadounidenses en la época de George W. Bush. La ciencia política nos muestra, sin embargo, que estas tentativas nunca han funcionado en la época contemporánea. Así lo ejemplifican los ejemplos recientes de Irak y Libia. En lugar de un Irán democrático y con instituciones consensuales, me temo que la situación actual derive en una guerra civil. En Irán no hay una oposición estructurada como en Siria y cuenta con numerosas minorías (kurdos, azeríes, árabes del Sur…) que a lo único que aspiran es a la autonomía.
- ¿Qué le dicen sus allegados en Irán? ¿Cómo viven la situación actual?
- Muchos de ellos están sorprendidos. La sociedad iraní no creía en una intervención bélica de tal dimensión. También he visto mucho miedo en los mensajes que he recibido. Eso no solo se debe a que la población no ve una salida inmediata al conflicto, sino que también está desguarnecida ante las bombas. No hay refugios antiaéreos como en el Estado hebreo, cuesta mucho irse de Teherán porque ya no queda combustible en las gasolineras… Además de un gran temor, hay un sentimiento de traición generalizado. Rabia contra el régimen, pero también contra Israel y, en especial Netanyahu, y la comunidad internacional.
- ¿La ofensiva israelí puede reforzar el sentimiento patriótico en Irán?
- No debemos olvidar que el ayatolá Jomeini, predecesor de Alí Jamenei, salió reforzado de la devastadora guerra entre Irán e Irak (1980-88). Y el reflejo nacionalista siempre termina apareciendo. Aunque ahora mismo está contra las cuerdas, el régimen utiliza esta fibra patriótica. Cuando a una sociedad civil la bombardean, no es el mejor escenario para que se rebele. Temo que la guerra ralentice la transformación de Irán desde el interior, que había empezado en 2022 con el movimiento 'Mujer, vida, libertad'.
- ¿Cuál es la probabilidad de que esta guerra se alargue durante semanas o incluso meses?
- No creo que pueda durar mucho tiempo sin mutar. Irán no es Gaza, donde el ejército hebreo está llevando a cabo la destrucción completa de una población. Observo tres posibles evoluciones: una solución negociada a través de la diplomacia, una internacionalización a través de una intervención de Estados Unidos o el cierre del estrecho de Ormuz, o una guerra civil.
Trump «enrabietado»
- ¿Cómo interpreta la posición de Donald Trump?
- Es la pregunta del millón. Hace falta ser un maestro del horóscopo para conocer realmente la posición de Trump. Resulta evidente que Washington no pondrá en duda su alianza militar con Tel Aviv. A pesar de ello, me cuesta no pensar que la ofensiva sorpresa de Israel del 13 de junio supuso una triple humillación para el presidente estadounidense. En primer lugar, porque confiaba en que un acuerdo con Teherán sobre el dosier nuclear fuera su primer éxito diplomático. En segundo, sirvió para que Netanyahu se mostrara como el verdadero maestro de los tiempos. Y por último ha dejado a la Administración estadounidense en una posición muy delicada ante las monarquías del Golfo. Todo eso ha enrabietado a Trump y su respuesta resulta imprevisible.
- ¿Cuáles pueden ser las consecuencias de esta «humillación»?
- Por un lado, Trump puede asumir la guerra y así mostrar que Netanyahu solo puede lograr sus objetivos gracias al apoyo estadounidense, especialmente sus bombas antibúnker GBU-57. Por el otro, puede recuperar la vía diplomática y convencer a los iraníes de que acepten un acuerdo nuclear a cambio de que Estados Unidos calme a Israel y retire una parte de sus sanciones económicas. A veces la diplomacia logra convertir el plomo en oro.
«La mayoría de países occidentales ha justificado la acción israelí, salvo algunas excepciones como Nueva Zelanda, Japón o España»
Bertrand Badie
Experto franco-iraní en relaciones internacionales
- ¿La ofensiva israelí cuenta con una justificación legal?
- No, el concepto de guerra preventiva no existe en el Derecho Internacional. El artículo 51 de la Carta de Naciones Unidas menciona la legítima defensa, pero para ello hacen falta elementos concretos de un ataque. Y en este caso no hubo ninguna agresión por parte de Irán. Al contrario de lo que dicen las autoridades israelíes, Teherán no está a punto de conseguir el arma nuclear. Aunque ha logrado enriquecer uranio hasta el 60%, eso no significa que posea una bomba atómica. Para ello necesita disponer de la capacidad de miniaturización y de misiles capaces de llevar una carga nuclear. Y estas tareas requieren como mínimos meses o incluso años.
- Pese a la ilegalidad de la acción israelí, ¿cómo explica el apoyo de Occidente?
- Entre la mayoría de los dirigentes estadounidenses y europeos perdura la idea de que Israel representa la punta de lanza del bloque occidental en Oriente Medio ante la barbarie del islamismo. Pero a diferencia de lo que defendían a principios de este siglo los neoconservadores, quienes pretendía convertir toda la humanidad al modelo de la democracia-liberal, ahora el objetivo es otro: básicamente consiste en preservar el bloque occidental neutralizando aquellos países considerados como peligrosos. Todo ello contribuye a una tensión cada vez más fuerte entre Occidente y el sur global. Mientras que países tan distintos como Brasil, Argelia o China han condenado la acción israelí, la mayoría de los occidentales la ha justificado, salvo algunas excepciones como Nueva Zelanda, Japón o España.
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