La mayoría republicana del Senado ha decidido acudir al rescate de su candidato con una táctica imbatible y bien conocida, enviar cheques a los votantes. ... Los legisladores conservadores tienen a su favor que los demócratas están de acuerdo con esta política, en medio de la peor crisis económica en los últimos setenta años. Al principio de la pandemia y ante el shock de oferta, hubo un pacto bipartidista para hacer llegar dinero y ofrecer préstamos en condiciones ventajosas a los ciudadanos, en especial a las pequeñas y medianas empresas. Donald Trump insistió en poner (literalmente) su firma en los envíos desde el Gobierno federal. Gracias a esta actuación decidida, la economía se hundió menos de lo esperado y se mantuvieron puestos de trabajo. Ante la persistencia de la crisis, hay consenso en que es necesario un segundo estímulo. Pero con las elecciones en ciernes, los legisladores no acaban de ponerse de acuerdo sobre cuánto dinero hay que gastar ahora y con qué finalidad.
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El líder republicano del Senado, Mitch McConnell, se ha cansado de negociar con Nancy Pelosi, la presidenta demócrata de la Cámara de Representantes, y ha anunciado que a principios de la semana que viene la Cámara alta actuará por su cuenta y de inmediato. A pesar de los intentos de boicot de la oposición, aprobarían un paquete de ayuda más modesto que el primero, con el argumento de que solo ellos piensan en los trabajadores, los colegios y los hospitales. Está por ver si el trascendental debate en el Senado sobre la confirmación de la nueva jueza del Tribunal Supremo, Amy Barrett, deja espacio para legislar con tanta urgencia. Pero los republicanos aciertan al tomar la iniciativa. Hasta hace pocos días, Trump tenía dudas sobre si un estímulo con menos dinero y promovido solo por su partido, era una buena idea. En este momento lo apoya, ya que necesita toda la munición que pueda encontrar para dar la vuelta a las encuestas. Si sale adelante el plan, puede servir para fidelizar a votantes que atraviesan graves problemas económicos. Si fracasa, los demócratas tendrán que dar explicaciones y Trump fortalecerá sus credenciales de candidato anti-Washington.
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