Rincones de Haro que invitan al paseante a leer

Encontrar un libro en algún lugar inesperado siempre es motivo de cierto regocijo, al menos para los amantes de la lectura y también de las cosas que, a priori, parecen estar fuera de lugar, alejadas de su entorno habitual.

Esa es precisamente la sensación que invadió a muchos jarreros estos días, cuando encontraron literatura clásica, infantil y, en general, asequible a cualquier lector, en su recorrido diario.

«Mira, sin esperarlo hoy recibes un regalo. Si a otro se lo das, el regalo tú harás», exponía en letra de un pequeño de Primaria una nota en la portada del libro 'La extraña Navidad de Jonás', de François Sautereau.

Estaba colocado en la esquina de uno de los bancos de la plaza San Martín, en el corazón de la Herradura. Un poco más abajo 'Ivanhoe', de Sir Walter Scott, aguardaba a ser recogido para ser leído en la repisa de una ventana. «Este libro se ha dejado aquí para disfrute de quien lo encuentre –explicaba el 'post it' cuidadosamente colocado en su portada–. Después de abrirlo, investigarlo, leerlo y hasta criticarlo, se puede volver a dejar en otro sitio donde alguien pueda también disfrutarlo».

Un niño que lee será un adulto que piensa, que cuestiona, algo que se ha tomado muy en serio esta semana el colegio La Vega de Haro, autor de esta iniciativa de 'Biblioteca Urbana', que llenó de libros la Herradura, la Plaza de la Paz, Jardines de la Vega, Parque Iturrimurri, Paseo Vista Alegre y El Mazo.

Además, los jóvenes escribieron cartas a los mayores de Los Jazmines, Hogar Madre de Dios y centro de día, entre otras actividades por la semana del libro.