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Descendientes. Maria Luisa Aranzabal y José Francisco Anitua son descendientes directos de los fundadores de las empresas de escopetas y bicicletas, respectivamente, Aya y GAC.

«La inquietud por emprender nos creció»

Historia ·

El matrimonio formado por María Luisa Aranzabal y José Francisco Anitua, de Aya y GAC, cuentan los motivos del emprendimiento que derivó en el crecimiento industrial de Eibar

Domingo, 30 de abril 2023, 00:00

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El matrimonio, formado por José Francisco Anitua y Maria Luisa Aranzabal, atesora el conocimiento de ser los descendientes de dos de las empresas más importantes de Eibar, en el siglo pasado: la fabricante de bicicletas, GAC, y la empresa de armas, Aguirre y Aranzabal (Aya), respectivamente. Ambos aportan múltiples recuerdos del pasado industrial de Eibar desde el momento en que sus padres Felipe Anitua (GAC) y Agustín Aranzabal (Aya) continuaron la labor de sus padres en la fabricación de armas que han dado fama mundial a Eibar.

GAC fue la primera fabricante de bicicletas y la primera que dejó las armas, labor iniciada en 1849. Junto a ello, en 1915, Miguel Aguirre y Nicolás Aranzábal, después de estar formándose en Barcelona con el armero alemán Eduardo Schiling, fundaron un taller dedicado a la fabricación de piezas para la producción armera.

En opinión de ambos, «las ganas de emprender de los antiguos eibarreses fueron dos factores fundamentales para el desarrollo industrial de Eibar. Ya desde el siglo XIX se dedicaban a la fabricación de productos industriales gracias a los los créditos otorgados por el Banco de San Sebastián y, en el siglo XX, gracias a su director Blas Etxebarria».

Aguirre y Aranzabal. La empresa fabricante de escopetas estuvo instalada en Bista Eder, hoy Casa de Cultura de Portalea.

Contactos extranjeros

Y es que en los primeros años del siglo pasado los eibarreses se lanzaron a la puesta en marcha de empresas. «La causa podía estar en la inquietud que contaban por emprender y desde las armas pasaron a otros productos. Eso nos engrandeció. Mi abuelo marchó a Barcelona a aprender el oficio de armero y mi padre quería ser aviador, tras ver un aterrizaje cerca de Ipurua», señalaba Maria Luisa Aranzabal, descendiente d los iniciadores de la firma Aguirre y Aranzabal (Aya).

En cuanto a GAC, el éxito en la fabricación de las armas llegó en cuanto presentaron el rifle El Tigre, para lo que contaban con diferentes puntos de fabricación, en Matxaria (pintura y montaje) y en Arragueta (mecanizado) hasta que fueron bombardeados más adelante. «Quedó todo destruido. Otras sobrevivieron, pero nosotros tuvimos que retornar la fabricación desde cero», decía Anitua.

Armas primero. La firma GAC fue la primera que transformó la fabricación de armas a las bicicletas.

Lo sorprendente del caso es que a los pocos años de finalizar la Guerra Civil ya tenían levantados los edificios. Este es el caso de Aya, hoy Casa de Cultura de Portalea, que para 1944 estaba en plena actividad. Por su parte, GAC se implantó en Txonta, nada más terminar la guerra, pero el desarrollo que cobró la empresa, encajonada por la autopista, le llevaron a trasladarse en 1972 a Abadiño. «Los Anitua se unieron a los Garate y montaron la firma con las iniciales de los apellidos G.A.C. Después una rama de los Garate y los Ormaechea montaron otra firma Solac». A partir de aquí, Anitua expresaba que «fueron muy importantes los contactos que mantuvo mi familia con el extranjero con la firma de ciclomotores Motobécane que permitió a GAC poner en marcha la Mobylette, una moto que obtuvo grandes ventas, junto a otros modelos».

No obstante, Anitua recuerda también «el importante trabajo que realizó la inmigración, principalmente gallega. Gente muy trabajadora, que desempeñaron su labor en la construcción y en las propias fábricas», como otro factor que influyó en el crecimiento económico. Por su parte, Maria Luisa Aranzabal residió en Reino Unido y con los conocimientos de inglés adquiridos trabajó en Aya realizando trabajos de traducción y exportación. «Sólo había un traductor en Eibar, Keller, con lo que me llamaban desde muchos sitios». También Aya mantuvo una fuerte relación con el extranjero. A mediados de la década de 1950, en colaboración con los ingleses Andrew y Peter King, se introduce en el mercado del Reino Unido, adecuando su producción al gusto inglés. Finalmente, Anitua trabajó desde 1963 a 1995, en GAC. «Pasamos una crisis muy fuerte en la década de los ochenta, hasta que llegó al cierre en 1995».

El proyecto de GAC no pudo seguir adelante por que nos lanzamos a un modelo muy avanzado y porque los comerciales nos pagaban a 270 días y no pudimos llegar a acuerdos para el adelantamiento de los pagos». Recuerda Anitua que «las empresas se movían, antiguamente, por medio de la utilización de la energía del agua del río y de las presas. Eran más ecológicos que ahora. Y lo más importante: el empresario reinvertía los beneficios en la empresa, la base de su éxito».

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