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En primera línea, de izquierda a dererecha, Agirregomezkorta, Garitagoitia, Aiestaran y Castillo. A. L.

Ermuan baginen

Encuentro ·

Euskaraldia rescata la memoria de la explosión social, cultural y en favor del euskera que floreció en la villa hace 50 años

Miércoles, 21 de mayo 2025, 00:03

Euskaraldia ha dedicado en esta edición un emotivo acto a recordar y poner en valor un momento crucial en la historia de Ermua: la explosión de vida social y colectiva que floreció hace medio siglo. Varias entidades emblemáticas del municipio celebran su 50 aniversario, actuando como testigos de aquella época de transformación. Entre ellas, la asociación de montaña Artarrai y el grupo de baile Txindurri, así como el Centro de Promoción de la Mujer. También vieron la luz los grupos de scout que precedieron al actual Antxitxiketan y se cimentaron las bases de la ikastola.

¿Qué impulsó este despertar social en Ermua entre 1970 y 1975? Esta pregunta encontró respuesta el pasado martes en Lobiano, donde varios artífices de la época compartieron sus vivencias en un contexto donde defender el euskera y el movimiento social no era tarea fácil. En ese encuentro participaron figuras clave como una de las pioneras del grupo de danza y la ikastola Arantza Castillo, el impulsor del grupo de scout y las colonias en euskera Iñaki Agirregomezkorta y la antigua alumna del Centro de Promoción de la Mujer Marisabel Garitagoitia. La profesora de la ikastola Begoña Gilsanz aportó su perspectiva a través de varios vídeos, en una sesión dinamizada por Alazne Aiestaran.

Vida social activa y euskera

Sus testimonios pintaron un retrato del Ermua de hace 50 años como un pueblo con grandes necesidades, pero también con una profunda voluntad de impulsar una vida social activa y el uso del euskera.

El Centro de Promoción de la Mujer se convirtió no sólo en la semilla del movimiento feminista local, sino también en un espacio de aprendizaje del euskera para las mujeres que venían al municipio desde todo el Estado, mientras que las colonias y los grupos de scout promovían el euskera. La creación de la ikastola, en ese momento de dictadura franquista, requirió reuniones clandestinas y una gran dosis de ingenio. Tal como recordó Gilsanz en sus vídeos, «no teníamos material, ni libros, ni fotocopias. Nosotras inventábamos las fichas para el alumnado y las sacábamos con la ayuda de algunas familias». Fue precisamente entre 1970 y 1975 cuando el euskera se trató de potenciar de forma visible en la vida social del municipio a través de estas asociaciones pioneras, muchas de las cuales han legado su espíritu a las entidades actuales.

El grupo Txindurri peregrinó por diversos locales del municipio hasta consolidarse. Un año después de su nacimiento, organizaron la primera Euskal Jaia. «Entonces venían 15 o 16 grupos. En Eroski nos daban el chorizo, en San Antonio los bollos de pan y con eso hacíamos hamarretako y llevábamos a los niños y niñas a comer a casa de particulares que se ofrecían», rememoró uno de los asistentes.

La intensa colaboración de la población ermuarra fue clave. Aunque eran pocos, los organizadores contaban con la ayuda de familias y vecinos, sin la cual muchas iniciativas no hubieran sido posibles. Un ejemplo de este espíritu colectivo fue la organización de las primeras colonias de verano en euskera para 80 niños, que gestionaron 15 jóvenes monitores, muchos de ellos con la mayoría de edad recién cumplida, «pero para eso contábamos con las madres, por ejemplo, Gloria y Mari Carmen, que dejaban todo en casa y se venían con sus hijos a las colonias, de cocineras», explicaba Agirregomezkorta. Se recordaron también iniciativas como la venta de tortillas en bares improvisados por familias para recaudar fondos para la ikastola, que era ilegal en ese momento, o la donación de Iñaki Elgea de un millón de pesetas para la ikastola, de las entradas de su propio homenaje.

La ayuda de los curas de la época, Víctor y Jesús, fue fundamental para «formar el grupo de scout o para tener locales para el Centro de Promoción de la Mujer, cuando se cerró dos años, como multa, por cortar la carretera para pedir escuelas», rememoraban.

De aquella fructífera época también surgieron tradiciones como la celebración del Olentzero el 31 de diciembre o las clases de euskera que dieron origen a AEK, entre otras iniciativas.

«No son hechos aislados»

Como conclusión, en este encuentro se destacó que «estos no son hechos aislados». Aquella efervescencia social sembró la semilla para la creación, entre 5 y 10 años después, del Taller de Teatro, la Escuela de Cerámica o el grupo de fotografía Ostarku, una verdadera explosión cultural de colectivos que, en muchos casos, perduran en la vida de Ermua. Por ello, se comentó que «hemos recibido y disfrutado de la semilla sembrada entonces. Es nuestra responsabilidad y tenemos el compromiso de transmitirla. Muchos de los movimientos de entonces, de los que se ha hablado hoy, siguen vivos porque sigue existiendo la iniciativa popular y las ganas de trabajar en favor del euskera», concluyó Aiestaran.

El sábado, Ermuan Bagara

El encuentro culminó con la emotiva frase «izan zirelako gara, eta garelako izango dira... Eta Ermuan bagara», aunando así el conocido dicho popular -porque fueron somos, porque somos serán- con un guiño a la iniciativa local bienal en favor del euskera que se celebrará el sábado en la villa: Ermuan Bagara. Por otra parte, Euskaraldia celebra hoy su 'gazte mintzodromo' (11.00 horas) y mañana se llevará a cabo una sesión del Campeonato Bertsolaris de Bizkaia (18.30 horas). Ambas actividades en Lobiano.

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