Ermua rinde un emotivo homenaje a sus dos víctimas del terrorismo de ETA
El municipio recordó a sus vecinos Sotero Mazo y Miguel Ángel Blanco, asesinados en 1980 y 1997, respectivamente
Ermua se vistió ayer de solemnidad para rendir un sentido homenaje a las víctimas del terrorismo de ETA, con una mención especial a dos de sus vecinos, Sotero Mazo y Miguel Ángel Blanco, asesinados en 1980 y 1997, respectivamente.
El Ayuntamiento organizó este emotivo acto en memoria de ambas víctimas, que contó con la presencia de los familiares de Miguel Ángel Blanco. Estuvieron arropados por ediles de todos los grupos políticos municipales, la alcaldesa de la villa, con presencia de Beatriz Gámiz; la delegada del Gobierno, Mari Sol Garmendia; la consejera de Justicia y Derechos Humanos del Gobierno vasco, María Jesús San José; el vicelehendakari segundo del Ejecutivo de Vitoria, Mikel Torres, además del alcalde y ediles de la corporación eibarresa, entre otras destacadas autoridades.
Con el monolito de Agustín Ibarrola como telón de fondo, la primera edil de la localidad, Beatriz Gámiz, enfatizó el profundo vínculo de la localidad con «el dolor, pero también la dignidad y la firmeza frente al terror». Recalcó que el nombre de Ermua «está ligado para siempre a uno de los episodios más oscuros de nuestra historia reciente, pero también a uno de los más luminosos en términos de conciencia colectiva. Aquí vivió y fue secuestrado y asesinado Miguel Ángel Blanco. Y aquí vivía también Sotero Mazo, vecino de esta villa, que fue asesinado en Eibar. Dos nombres que nunca olvidaremos. Dos vidas que nos obligan a mirar atrás con respeto y hacia adelante con compromiso».
Gámiz se dirigió directamente a los familiares para expresar el sentir del pueblo. «Hoy y siempre, tenéis el cariño, el respeto y la compañía de este pueblo. Vuestra herida es también la nuestra, vuestro dolor forma parte de nuestra historia y vuestra dignidad es una lección que nos interpela cada día». La alcaldesa añadió que «no hay palabras suficientes para reparar el daño causado. Pero sí hay palabras para recordar, reivindicar y no olvidar nunca. Y eso es lo que hacemos hoy aquí. Reunirnos para mantener viva la memoria, que es el mejor antídoto contra la indiferencia y la injusticia».
Por su parte, la consejera de Justicia y Derechos Humanos del Gobierno vasco, María Jesús San José, subrayó la importancia del encuentro. «Nos reunimos para recordar a quienes perdieron su vida de forma injusta y cruel, a quienes sufrieron el zarpazo de la violencia y cuyas ausencias nos siguen doliendo, pero también para reafirmar nuestro compromiso con la justicia, la verdad y con la reparación».
La consejera insistió en la necesidad de recordar a estas víctimas «para crear un presente más justo y un futuro más libre». Resaltó la relevancia del lugar del homenaje, con el monolito de Ibarrola como «símbolo de la resistencia cívica y de respeto a la memoria de las víctimas».
Concluyó destacando que «no hay sociedad justa si olvida a quienes fueron víctimas de la barbarie».
Flores con simbolismo
El acto culminó con una ofrenda floral junto al monumento, un gesto cargado de simbolismo en el que participaron familiares, autoridades y vecinos de Ermua. Según palabras de la alcaldesa, este gesto «es una promesa. Seguiremos trabajando por una sociedad justa, libre de fanatismos, de odio, de silencio. Una sociedad que honra a sus víctimas no solo con palabras, sino con hechos, con convivencia, con verdad, con justicia y memoria».
San José quiso enfatizar que cada flor depositada representaba «un acto de respeto, pero también de afirmación de que estamos con la víctimas, que su dolor nos interpela y que su ejemplo nos compromete».