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Tomatina

El candelabro ·

Supongo que toda la Tomatina de Buñol concentrada no basta para describir el grado de sonrojo que debe de estar experimentando el juez Pedraz estos ... días ante la coincidencia de dos sorprendentes anuncios: el de su boda con Esther Doña, y el de su fulminante ruptura con Esther Doña. Por más que él alguna vez haya aclarado que nadie en la judicatura le afeó jamás su repentina afición a aparecer en las revistas del corazón en el papel de Romeo, lo cierto es que salir un día en la portada de '¡Hola!' afirmando rotundamente una cosa, para desmentirla con la misma firmeza una semana después, digamos que no contribuye a cimentar la credibilidad de alguien cuyo oficio (magistrado de la Audiencia Nacional) se sustenta en la consistencia y la coherencia.

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Decía mi suegra mexicana, cuando tras una copiosa comida se animaba con el dulce, que el postre va por otro conducto... Y dirá Pedraz, en su descargo, que los asuntos del corazón tampoco deben mezclarse con la trayectoria profesional. Tiene razón. Pero para su desgracia, con toga o sin toga, él es la misma persona y muy ingenuo será si piensa que se va a librar de ser juzgado cuando se siente a juzgar.

Porque además lo suyo con Esther Doña es rocambolesco. Sorprende (aunque a la vez la describe) que ella decidiera seguir adelante con la exclusiva del anuncio de la boda sabiendo que ya habían roto. Pero también asombra que él le pidiera matrimonio en una extensa carta y días después rompiera con ella con un escueto wasap de dos líneas. Para la carta le pidió el consentimiento a su futura suegra. Para el wasap imagino que no... Ahora la condena está clara: «No voy a volver con Esther». Yo diría que esta es la primera vez que un juez dicta sentencia sin desvelar el delito.

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