Están haciendo sufrir a mi familia más de lo que nadie podría aguantar», dramatizaba Isabel Díaz Ayuso justo en los días en que los familiares ... de la tripulación del pesquero Villa de Pitanxo sufrían la peor de las angustias imaginables. Entiendo poco de política (cada vez menos), pero esas declaraciones de la presidenta de la Comunidad de Madrid me parecieron de una falta de sensibilidad alarmante.
Publicidad
Comprendo que no le haga gracia que a su hermano le acusen de aprovecharse de su cargo. Pero, vamos, que entre eso y vivir en la incertidumbre de que a tu hermano, padre o marido se lo haya podido tragar el mar media un abismo del tamaño de la fosa de las Marianas. Sobre todo, si se tiene en cuenta que el primero se embolsó (como poco) 55.000 euros por una gestión comercial y los del Pitanxo para llevar a casa la décima parte de esa cifra tienen que bregar durante meses con olas de diez metros, temperaturas de 20 grados bajo cero y vientos de más de 100 kilómetros hora. Imagino que la compra de mascarillas en plena pandemia fue ardua, pero dudo que implicara exponerse a cocodrilos, tiburones blancos, orcas asesinas o cualquier otra amenaza para la vida.
Está claro que todo político lleva dentro un gran estadista. Pero que este solo emerge cuando el político en cuestión dimite o se jubila. Entonces, como ocurrió ayer con Pablo Casado, llega la hora de las grandes palabras y los fraternales consensos. Qué pena que ya no sirvan de nada... ¿He dicho todos los políticos? Bueno, hay excepciones. Berlusconi se ha retirado como candidato a la presidencia y lo que ha emergido es un 'latin lover'. Este miércoles desmintió una inminente boda con su novia, 53 años más joven. Dice (y sabe de lo que habla) que su amor hacia ella es demasiado profundo como para hacerle esa faena.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión