Leo que TVE ha decidido no cambiar ni una coma de 'SloMo', esa canción que a mí me recuerda al exministro israelí Shlomo Ben Ami, ... y con la que Chanel defenderá el sábado a España en Eurovisión. Tal vez TVE haya pensado que era peor el remedio que la enfermedad. Sobre todo después de la reacción de Leroy Sánchez, su autor, cuando le acusaron de machista. El joven acudió a Twitter y sugirió una nueva estrofa: «Apenas hago doom, doom con mi calculadora Casio y le tengo dando zoom, zoom para ver bien el ejercicio de trigonometría». Desde luego, mucho más políticamente correcta sí es. Aburrida, también. Y muy difícil de defender en un entorno tan subidito de tono como el de Eurovisión. Aunque yo a Chanel, una artistaza (auténtica máquina escénica) la creo capaz de cantar lo de la Casio o el 'Como brotes de olivo...' y dejar a la audiencia sin aire, pese a ser, según las Tanxugueiras, «una mera ejecutante de un producto».
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La verdad es que para ser una mera ejecutante se ha metido tanto en el papel que casi parece que llevara toda su vida ganándose el pan a base de hipnotizar con su trasero a los 'daddies'... Pero no. Chanel es una consumada cantante y bailarina con cientos de horas de ensayo detrás que supera con mucho a esa letra que (para qué engañarnos) no habría pasado el filtro eurovisivo si la cantara un tío, refiriéndose a una mujer. Y si solo fuera la letra... También se ha puesto en entredicho el 'look' que lucirá la cantante. ¿Por hortera? No, por taurino. Su diseñador ya ha aclarado que es goyesco. Y sí, goyesco siempre que Goya hubiera inventado el tanga brasileño... En todo caso 'SloMo' no está sola. Existe otra canción que también generó inmensa polémica antes de ir a Eurovisión: el 'La, la, la'. Y, ojo, ganó.
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