Se imaginan que una de las principales noticias del Telediario de Ana Blanco fuera que una ministra se ha hecho la permanente? Pues ayer fue ... noticia de cabecera -nunca mejor dicho- que un exministro se ha cortado la coleta... No sé si verlo como un paso decisivo hacia la igualdad (que empecemos a juzgar a los hombres por su apariencia física tanto como a las mujeres) o si tomármelo a broma. Sigan imaginando... Justo después de anunciar que en Galicia el Tribunal Superior de Justicia acaba de respaldar el toque de queda, y poco antes de abordar las reivindicaciones de los sanitarios en el Día Internacional de la Enfermería, la presentadora desliza que «una de las imágenes más sorprendentes de la mañana es la que nos ha dejado la ministra Arancha González Laya, que ha decidido ponerse extensiones y teñirse de rubia platino».
Supongo que sería un escándalo nacional, que las Femen se echarían a la calle y que la presentadora en cuestión acabaría reconvertida en reportera dicharachera de 'Aquí la Tierra', donde podría hablar sin censura de las propiedades del gofio canario. Sin embargo, con pasmosa naturalidad, el cambio de look de Pablo Iglesias abrió ayer los telediarios. La única explicación posible es que aquí no estamos hablando de una coleta sino de su valor simbólico, de una maniobra capilar que trasciende lo cosmético para adentrarse en lo ideológico. Y tiene sentido: en su primera imagen 'descoletado', Iglesias aparece leyendo '¡Me cago en Godard!', un ensayo que desprecia el cine de autor francés y alaba las películas yanquis de superhéroes... ¿Con el pelo corto y abrazando el capitalismo salvaje de Hollywood? La noticia no es la coleta, sino que el «marxista perverso» que lleva dentro está dando sus últimos coletazos.
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