Álvaro Torres exhibirá esta tarde sus improvisaciones en el Palacio Europa. E. C.

Álvaro Torres | Pianista y compositor

«El jazz me abrió a una dimensión musical y no he salido de ese agujero negro»

El artista madrileño afincado en Nueva York toca hoy en el Europa como una de las figuras más prometedoras del jazz nacional

Ania Ibáñez

Martes, 15 de julio 2025, 00:21

vitoria. La carrera del pianista y compositor Álvaro Torres (Madrid, 1993) le ha llevado por distintas partes del globo, nutriéndose de las diferentes culturas musicales, ... hasta aterrizar en Nueva York. Allí recaló hace cuatro años con la idea de continuar con sus estudios y seguir creciendo en la escena del jazz y se ha dado cuenta de que ha encontrato el ecosistema ideal. «No me pienso marchar», dice a pesar de que la llegada de la nueva Administración estadounidense no cuide bien a los trabajadores extranjeros, aunque sean artistas como él. Le han descrito como una de las grandes promesas del jazz nacional porque en sus improvisaciones aúna innovación y una técnica impecable. Hoy hace una parada en Vitoria dentro de su gira nacional con dos extraordinarios acompañantes -el contrabajista Masa Kamaguchi y el baterista Kresten Osgood, compañeros habituales- a los que el pianista no duda en calificar como sus «ídolos». La cita es en el Palacio Europa a las 20.30.

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- Es la primera vez que toca en este festival.

- Me hace muchísima ilusión porque tiene mucho renombre, es uno de los mejores de España y va mucha gente muy buena que conozco. Además, cuando era pequeño aparecían los conciertos en La 2, de madrugada, y a veces podía ver alguno y flipaba. Quería venir de público y nunca pasó, así que me hace mucha ilusión venir como artista.

- Toca en Gijón al día siguiente, pero si pudiera quedarse, ¿qué concierto le gustaría ver?

-Mi favorito es Classijazz (mañana miércoles 16 en Mendizorroza). Tengo un montón de colegas en esa banda, compañeros de toda la vida, de cuando viví en Barcelona. Sería muy divertido verles y apoyarles porque me hace ilusión que en España se haga algo así, de calidad. Tiene mucho valor lo que están haciendo.

- Este año el cartel es más clásico...

- A mí no me importa mucho el estilo mientras que haya calidad, y eso puede ser con estéticas diferentes, algo más clásico o más moderno y contemporáneo. Mientras lo clásico suene fresco e inspire, pues genial que traigan esos proyectos. Lo que habría que hacer es apostar por gente joven que no ha tenido tantas oportunidades. Al final Kenny Barron, por ejemplo, es un tipo ya muy establecido, y aunque está bien traer maestros, también es importante dar la oportunidad a los jóvenes.

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- ¿Y en el festival eso se cumple?

- La verdad es que he visto muchos nombres españoles y gente joven en el cartel, muy buenos, así que chapó a los organizadores del festival. Bravo.

- Hábleme de Álvaro Torres Trío.

- Toco con Masa Kamaguchi, un contrabajista japonés que vivió en Nueva York muchos años y actualmente lleva diez años en Barcelona, y también con Kresten Osgood, un baterista danés-americano que también ha estado muy conectado con Nueva York. Son dos ídolos míos de hace tiempo y tuve la suerte de lograr juntarlos hace un poco más de dos años.

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- ¿Cómo es tocar con ellos?

- Es muy explosivo, muy inspirador lo que puedo hacer, porque con ellos me siento muy libre. Siento que mi imaginación puede ir a cualquier sitio y ellos me apoyan y me sugieren. Me abren nuevas puertas. Entre los tres vamos construyendo música que se comparte, que no se parece tanto a otras secciones rítmicas que acompañan al piano.

«Veo muchos españoles y gente joven en el cartel. Muy buenos. Chapó a los organizadores»

- En su música también se atisba algo de folklore español.

- Me inspira mucho haber escuchado Camarón y Paco de Lucía durante muchos años, sin ser yo un flamenco puro. Creo que a su manera va saliendo en mi música, se escucha un colorcillo flamenco, español. También me gusta la música que se hace en la Sierra de Madrid, en los pueblos. Son bailes estilo jota, que se tocan dulzainas, eso también lo tengo en el oído y va saliendo. También se nota mi bagaje en la música clásica.

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- Porque comenzó estudiando clásica.

- A los ocho años empecé en el conservatorio de mi pueblo, San Lorenzo de El Escorial. Era un centro integrado de música y todos mis compañeros tocaban el violín, la trompeta, el contrabajo... Era un ambiente muy bueno que facilitaba estudiar. A mí ya me gustaba mucho improvisar y componer, quería ser compositor romántico de niño.

Al jazz con 16 años

- ¿Y cómo acabó en el jazz?

- A los 16 años conocí el género y empezó un viaje diferente. El jazz me abría más puertas y colores, era como una dimensión más profunda que me fascinó desde el primer momento y todavía no he salido de ese agujero negro. Luego empecé a tocar con gente mejor que yo y ahí es cuando empiezas a aprender y a desarrollarte. Eso fue cuando me mudé a Barcelona a estudiar el grado superior.

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«Me inspiran Camarón y Paco de Lucía, también la música de la Sierra de Madrid»

- Ha viajado mucho. ¿Qué ha aprendido por el camino?

- Estuve en Katmandú de profesor y fui súper feliz. Conocí muchos músicos hindustanis -la música clásica del norte de India- y colaborar con una cultura radicalmente diferente a Occidente me vino muy bien. En Copenhague y Berlín la escena es súper rica, interesante para la música improvisada y para el jazz. Pero a la larga mi plan siempre era venir a Nueva York, porque aquí estaban los mejores. Ha sido una suerte increíble venir y llevar cuatro años. No me pienso marchar.

- La situación con los inmigrantes es complicada ahora mismo.

- Está muy tensa, hay mucha gente que ha sido deportada injustamente. Yo, por suerte, estoy bien. Llegué con una visa de estudiante y ahora estoy con la de artista, que se renueva cada tres años. Pero es preocupante. Me da pena la polarización en este país, que también se siente en España aunque no tan dramáticamente.

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«Hay muchas deportaciones. Me da pena la polarización que se siente»

- ¿La escena musical también es diferente en España?

- Es difícil compararlo, pero hay muchas ganas en España, hay gente joven que toca muy bien y hay que apoyarlos. Además el jazz está entrando en las instituciones. Hay que reconocer que es una música válida y muy beneficiosa para cualquier músico. Hay que seguir empujando, pero hay esperanza.

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