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CULTURA Y DEPORTE ¿DE MASAS?

La vida después del coronavirus | Capítulo 20 (II) ·

El sueño del regreso al pasado... El deporte suspira para que todo vuelva a ser como antes tras descubrir una vulnerabilidad que nunca había imaginado siendo, como es, el mayor fenómeno de masas del mundo

Miércoles, 17 de junio 2020

La sensación de absoluta incredulidad, de estar viviendo una distopía un poco burda escrita por un guionista sin demasiado talento que experimentamos durante los primeros días de la pandemia tuvo uno de sus clímax cuando comenzó la suspensión en cascada de todos los grandes acontecimientos deportivos. En unas pocas semanas, víctimas del letal efecto dominó que provocaba la extensión del Covid-19, fueron cayendo uno tras otro: la Eurocopa, los Juegos de Tokio, las ligas de fútbol de todo el mundo, con alguna pequeña excepción, la NBA, Roland Garros, Wimbledon, el Giro, el Tour, el Masters de Augusta... No es necesario continuar con la lista porque siempre quedará incompleta, y además hay una manera mejor de explicar la situación: todas las competiciones deportivas del mundo se suspendieron o aplazaron, y hasta la propia práctica individual del deporte quedó limitada a los domicilios. Nunca había ocurrido algo semejante, de una dimensión tan global.

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Medir con un cierto rigor el impacto de lo ocurrido es prácticamente imposible, dada la extraordinaria dimensión que ha adquirido el deporte como fuente de entretenimiento de los seres humanos. No hay nada que se le pueda comparar. Un par de datos para remachar el clavo de una afirmación tan contundente. La ceremonia de inauguración de los Juegos de Pekín la vieron 3.800 millones de personas. Esta es una cifra récord y se cita con cierta frecuencia, pero hay otras menos conocidas que quizá sean más ilustrativas. La final de la Copa del Mundo de Criquet de 2011 entre India y Pakistán, por ejemplo, la vieron mil millones de personas.

REFERENCIAS

  • Sean Fitzpatrick (Presidente de la Academia Laureus) Nació en Auckland (Nueva Zelanda) en 1963. Considerado el mejor talonador de la historia del rugby, fue uno de los líderes de los All Blacks durante más de una década. Campeón del mundo en 1987 y subcampeón en la histórica final de 1995, en la actualidad preside la Academia Laureus.

  • Jorge Valdano (Exjugador, escritor y periodista) Natural de Las Parejas (Argentina), donde nació en 1955, fue campeón del mundo con su selección en 1986. Jugó en el Alavés, el Zaragoza y el Real Madrid, al que dirigió. También fue técnico del Tenerife y el Valencia. Se ha convertido en una de las grandes referencias del periodismo deportivo de habla hispana.

  • César Azcárate (Arquitecto, autor del proyecto del nuevo San Mamés) Nació en 1966 en Barakaldo y trabaja en la empresa de ingeniería Idom. Su figura adquirió una gran notoriedad al convertirse en el arquitecto responsable del proyecto del nuevo San Mamés, considerado desde su inauguración uno de los mejores estadios del mundo.

En este sentido, es evidente que la vuelta a la normalidad por la que suspiran los ciudadanos de todo el planeta no será percibida como tal hasta que el deporte vuelva a ser y representar lo que era y representaba en nuestras sociedades antes de la aparición del coronavirus. Se están dando ya los primeros pasos en ese largo camino de regreso. Son todos movimientos tímidos, vacilantes, como los de un enfermo que se levanta de la cama tras una larga convalecencia. Los deportistas vuelven poco a poco a los entrenamientos atendiendo a los protocolos que imponen las autoridades sanitarias. Comienzan a anunciarse, incluso a disputarse, algunos torneos y exhibiciones. Y las ligas de fútbol ya se han puesto en marcha o lo harán en los próximos días con partidos a puerta cerrada, una manera de paliar la sangría económica que esta crisis ha provocado en muchos clubes.

Durante los próximos meses, veremos este tipo de partidos sin público en casi todos los deportes. Jorge Valdano, exjugador, exentrenador y escritor, se lo toma con esa forma cansada de deportividad que es la resignación. «Esto ha llegado por una necesidad económica. Ha sido una respuesta a una situación de emergencia, y así hay que interpretarlo. No puede tener continuidad. Un espectáculo sin espectadores es un contrasentido», asegura. Sean Fitzpatrick, leyenda de los All Blacks y presidente de la Academia Mundial de Deportes Laureus, reclama «paciencia» para los próximos tiempos. «Realmente no sabemos qué pasará mañana. Si la pandemia desaparece, podemos ser optimistas. ¿Pero qué pasa si regresa? En este momento, necesitamos estar seguros y protegernos. Unas pocas semanas, incluso meses, de paciencia pueden ser de gran valor para el futuro de los deportes que todos amamos», advierte.

«Esta respuesta a una situación de emergencia no puede tener continuidad. un espectáculo sin espectadores es un contrasentido»

jorge valdano

Las prevenciones de Fitzpatrick no pueden tener más lógica. Nadie imaginaba lo que ha sucedido y nadie puede saber lo que va a suceder. La posibilidad de un rebrote en otoño o en los primeros meses de 2021 provoca escalofríos. Los seguros para casos de pandemia -Wimbledon fue el único gran torneo que había tomado hace años esta precaución- se han disparado de una forma brutal. La incertidumbre es máxima y los dirigentes deportivos se enfrentan a ella cada cual con su talante. Alexander Ceferin, el presidente de la UEFA, es de los optimistas. «No me gustan las visiones apocalípticas de que tenemos que esperar a la segunda ola, la tercera, la quinta... Gente que conocemos morirá algún día. ¿Pero tenemos que estar preocupados hoy? ¿Tenemos que tener miedo hoy? No lo creo. Estamos listos y vamos a seguir las recomendaciones de las autoridades sanitarias. Estoy absolutamente seguro, en lo personal, de que el buen y viejo fútbol con espectadores volverá muy pronto», aseguró el mes pasado al diario 'El Mundo'.

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Sean Fitzpatrick prefiere no extenderse en predicciones. «Necesitamos entender que el mundo probablemente se enfrenta al momento más traumático de su historia, al menos desde la Segunda Guerra Mundial. En mi país natal, el impacto no ha sido tan grave, pero vivo la mayor parte del tiempo en el Reino Unido y el número de muertes ha sido trágico, como en Italia, España y China», recuerda el histórico talonador de los All Blacks, que ya está preparado para empujar, como cuando se metía en la melé de Nueva Zelanda, en favor de los deportistas más perjudicados por la pandemia. «Todo lo que puedo prometer, como presidente de Laureus, es que lo que podamos hacer, lo haremos. Los miembros de nuestra Academia han estado hablando y apoyando el trabajo de los 200 proyectos de Laureus Sport for Good en todo el mundo y asegurándose de que los jóvenes a los que ayudamos no sean olvidados».

La ilustración: JOSEMI BENÍTEZ

Responsable de la Sección de Infografía de EL CORREO desde 2008. Trabajó en publicidad hasta que descubrió las posibilidades del dibujo para contar historias desde las páginas del periódico. Ha ganado más de 50 premios en las ediciones de la SND, ÑH y Malofiej y ha sido también profesor en la Universidad de Navarra.

Aunque la incertidumbre es enorme, o tal vez precisamente por ello, hay conclusiones que sí se pueden sacar respecto a la salida de la crisis. Jorge Valdano ya tiene las suyas. «El fútbol y el resto de los grandes deportes van a salir de esta crisis como lo van a hacer otras muchas actividades, es decir, con una sensación de vulnerabilidad más acusada y supongo que con un menor afán consumista. Y también con la conciencia de que la industria del espectáculo es menos boyante de lo que suponíamos. Pensemos que este golpe ha hecho temblar a la mitad de los equipos de la Liga», argumenta.

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Dicho esto, se llega a la pregunta crucial: si el Covid-19 habrá cambiado para siempre la naturaleza y el desarrollo de los espectáculos deportivos o no pasará de ser un paréntesis trágico, que era la idea que estaba implícita en el diagnóstico optimista de Ceferin. Valdano piensa en el fútbol y no augura ninguna transformación profunda. «No creo que vaya a cambiar demasiado. Cuando la situación se normalice, la demanda de emociones quizá sea incluso mayor. El fútbol está tironeado por las pasiones. Ya veremos si volvemos a los tiempos de las grandes imprudencias, sobre todo en las inversiones en fichajes. En ese caso, supongo que la Liga, la UEFA o la FIFA sabrán tomar las riendas de la situación», comenta.

«Necesitamos seguridad y protección. unos meses de paciencia pueden ser de gran valor para el futuro de los deportes que todos amamos»

sean fitzpatrick

Fitzpatrick sueña con una vuelta al pasado, con estadios y pabellones llenos y la gente disfrutando feliz de sus deportes favoritos. Y se esfuerza por confiar en ello. «En el futuro inmediato los estadios llenos pueden haberse acabado, pero, si en los próximos meses el números de casos de coronavirus se reduce significativamente, podemos tener esperanza. Todos los que conozco quieren volver a ver deporte, siempre y cuando lo podamos hacer de forma segura». Este último aspecto, la exigencia de seguridad para los espectadores por parte de los gobiernos, puede provocar algunos de los cambios más llamativos que esta crisis sanitaria deje en el deporte. De la misma manera que los desastres de avalanchas en el fútbol inglés obligaron a una reducción de los aforos, o el terrorismo provocó un aumento exponencial de las medidas de seguridad, el Covid-19 obligará a intervenir en los recintos deportivos.

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En los primeros días del estado de alarma, trascendieron las líneas esenciales de un trabajo del estudio de arquitectura Fenwick-Iribarren en el que se dibujaba un escenario futurista: puertas de apertura automática; activación de luces por sistemas de detección por infrarrojos; inodoros de autodescarga y dispensadores automáticos de jabón; pago a través del móvil de entradas, consumiciones y compras; controles sanitarios fijos a la entrada de los estadios con medidas de medición de la temperatura corporal; alta tecnología para el reconocimiento facial para evitar el acceso a personas de riesgo...

«vamos a tener que hacer edificios más sanos, sostenibles, flexibles..., de acuerdo al nuevo marco regulador que dicten las autoridades sanitarias»

césar azcárate

El arquitecto César Azcárate, autor del proyecto del nuevo San Mamés, lleva semanas trabajando con sus compañeros de Idom en el futuro post-Covid-19. A su juicio, las reducciones de aforo no serán necesarias, pero sí lo serán una serie de actuaciones en seis aspectos que él considera claves y que no requerirán de grandes inversiones, al menos en los estadios modernos. «Vamos a tener que hacer edificios más sanos, en el sentido de que sus materiales sean más aptos para la desinfección, por ejemplo. También más sostenibles, que incorporen toda la tecnología posible asociada a la cultura del no contacto, que dispongan de sistemas de climatización y ventilación más eficientes... Por otro lado, deberemos construir estadios y pabellones más flexibles, de manera que, en situaciones puntuales, puedan utilizarse como hospitales de campaña o aparcamientos de emergencia. Y necesitaremos, lógicamente, trabajar a partir de ahora con el nuevo marco regulador que aprueben las autoridades sanitarias», explica. Se trata, dice Azcárate, de estar muy preparados. «No nos queda otra que prevenir», enfatiza.

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