Un largo viaje con algunas cicatrices

El metro se convierte en objetivo de la kale borroka y sufre su primer ataque tres días después de su inauguración. Sobre las 20.15 horas de aquel martes, incontrolados cruzaron una torreta eléctrica en la vía y colgaron un cable de alta tensión para impedir el normal funcionamiento del suburbano. El sabotaje no ocasionó heridos entre el centenar de personas que viajaba en el convoy. Aunque el tren no descarriló, la línea entre Getxo y Larrabasterra quedó interrumpida. Los autores del ataque apedrearon varias unidades, provocando la rotura de algunas lunas, y destrozaron cajetines de extintores y protectores de los frenos de emergencia.

Diez días después de la puesta en marcha del suburbano, una unidad sufrió un descarrilamiento en Larrabasterra cuando intentaba realizar un cambio de vía para dirigirse a Bilbao. En el convoy solo viajaba su conductor, que resultó ileso. El accidente ocurrió a las 13.30 horas y trastornó el funcionamiento de la línea el resto de la jornada. El servicio entre Algorta y Plentzia se sustituyó por autobuses.

Un convoy con 70 viajeros a bordo descarriló a 500 metros de la estación de Lutxana. Las cuatro unidades del metro, que cubría el trayecto ente Bolueta y Bidezabal, quedaron inmovilizadas en mitad del puente sobre el río Asua. La escasa velocidad a la que circulaba el tren, 25 kilómetros por hora, permitió al maquinista detener la marcha cuando solo se había salido de la vía el primer vagón.

Un camión sin conductor circuló 23 minutos por las vías del metro de Bilbao en hora punta. El suceso se produjo cuando el vehículo, utilizado para limpiar los raíles, se puso en marcha al ser golpeado por detrás por una dresina. Su descontrolada carrera se prolongó unos 15 kilómetros por la mayor parte de la línea 2, todavía pendiente de inaugurar, para pasar luego a las vías que recorren la capital vizcaína desde San Ignacio hasta la estación de Bolueta, donde se detuvo al chocar contra los topes.

Una avería en el centro de transformación eléctrica de Lutxana-Erandio que alimenta al suburbano sembró el caos en las dos líneas del metro. Los trenes interrumpieron su actividad una hora y cuarto, el corte más largo desde la entrada en funcionamiento del servicio, en 1995. Miles de personas que viajaban en las unidades y varias decenas que utilizaban en ese momento los ascensores tuvieron que ser evacuadas.

Tres incidentes sin heridos de madrugada. El primero, el día 18, se localizó entre las estaciones de Larrabasterra y Berango. Varias personas colocaron «una barricada de seis troncos del tamaño de una traviesa» en las vías, además de piedras que impidieron el paso de los convoyes. El siguiente altercado, el día 19, también se produjo en las inmediaciones de Larrabasterra. Desconocidos lanzaron a la vía desde el puente de Iberre «un contenedor de basura y un poste ardiendo». Igualmente de madrugada, seis personas fueron sorprendidas por un empleado en el túnel de Sestao portando bates de béisbol y palos. Al parecer, fueron los autores de las pintadas aparecidas en una unidad estacionada al final de la Línea 2.

La calle Telletxe se convirtió de madrugada en el escenario de la peor versión de las fiestas de Algorta, protagonizada por decenas de jóvenes vándalos, el personal de seguridad de Metro Bilbao, la Policía local de Getxo y agentes antidisturbios de la Ertzaintza, con un balance de cuatro detenidos y diez heridos. En lo material, la peor parte de la batalla campal desatada se la llevó la boca del suburbano, donde una escalera mecánica quedó desvencijada. La Policía cargó en varias ocasiones ante el lanzamiento de piedras y botellas. Una discusión entre dos cuadrillas desembocó en una aparatosa pelea que terminó en el acceso al metro.

El metro reanuda el servicio a los vecinos del centro de Santurtzi y Peñota, en Portugalete. Ambas estaciones reabrieron seis días después de que las instalaciones quedaran anegadas por las torrenciales precipitaciones del fin de semana. La intensa lluvia provocó una brecha en mitad del suelo de la galería que se construía entre el corazón de la localidad marinera y Kabiezes. El agua se abrió paso por el túnel a razón de 500 litros por segundo.

Casi siete horas de trabajo fueron necesarias para que el metro recuperara la normalidad después de que un árbol de gran altura cayera en las inmediaciones de la estación de Gobela. El incidente provocó una importante desestabilización del sistema del suburbano, con retrasos y un desajuste completo en los horarios.

Sucedió el día de Navidad. Un grupo de personas agredió a dos vigilantes de seguridad, que sufrieron diversas lesiones. Los hechos, ocurridos en la estación de San Mamés, se produjeron cuando uno de los vigilantes llamó la atención a un usuario que golpeaba violentamente una máquina canceladora.

Bomberos rescatan a un niño que quedó atrapado por el brazo en una puerta de un vagón de metro en la estación de Peñota, en Portugalete.