Ponemos nota a los candidatos
Los gestos, las réplicas, el pequeño rifirrafe... Todo hace campaña. Analizamos lo que no estaba en el guión
Da la sensación de que si hubiera habido más tiempo para el café se lo habrían tomado. El tercer tiempo. Pero en corrillos. Tras la ... bronca del fin de semana, los cabeza de lista vizcaínos han protagonizado en la sede de ELCORREO un debate de guante blanco. Vehementes en el discurso, pero cordiales en las formas. Patxi López, Roberto Uriarte y Oskar Matute apuraban los minutos previos al debate charlando un poco. Por cierto, puntualidad exquisita la de todos (Uriarte tuvo que preguntar a los vecinos de al lado por el lugar de la cita). Algunos ya se habían visto antes en esto mismo. Pero Bea Fanjul, del PP, se estrenaba en la tarea. Seria y aferrada al cuaderno rojo, tuvo que pasar por el trago de ser la nueva. Aitor Esteban, compañero de asiento, le preguntó un poco por la Universidad y tal. Y poco tiempo para más antes de entrar en faena.
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Roberto Uriarte (Unidas Podemos)
El 'profe' optimista
Mochila al hombro y chaqueta de paño, tiene Roberto Uriarte pinta de profe de literatura. De los enrrollados. Tiró de Historia y pedagogía y se pasó de optimista. «Lo de las transferencias se arregla en una tarde, nos sobra riqueza...», y esa actitud del 'todo fácil' le tocó un poco la moral a Aitor Esteban, que hasta le llamó Rappel. De buen rollo, pero ahí te va. Apasionado en el discurso al modo de los profesores, Uriarte no tiró de apuntes, llevaba la lección aprendida pero se extendió en demasía en sus intervenciones, a veces un poco simplistas, como si en lugar de estar entre iguales estuviera en clase. Echado hacia adelante en su turno de palabra, mantuvo pulsos cordiales con Esteban. Fue el único que tuvo un guiño hacia el euskera, en el cierre de su alegato final.
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Aitor Esteban PNV
Espaldas anchas
Se le nota hasta en el gesto que tiene Aitor Esteban las espaldas anchas, hasta en el modo de sentarse, un poco repantingado. A él le tocó ir cerrando los frentes que le iban abriendo los contrincantes. Y no dejó pasar una. Sin levantar la voz, entrenado como está en las negociaciones. Solo se alteró un poco cuando se habló de corrupción: «Lecciones de moral ninguna, ¿eh Bea?». Ella se sonríe, pero a él le muda el gesto. Se enfada con la cara. También enarca las cejas alguna vez cuando escucha a Fanjul, pero no la interrumpe y sonríe condescendiente cuando la cabeza de lista de los populares le dice lo del «carné del PNV». No necesitó tirar de apuntes como su compañera de banda, pero tomó nota de todo y se veían garabateados los folios.
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Patxi López (PSE)
El 'anfitrión' gesticulante
Tiene Patxi López la actitud constante del anfitrión, encantado de dirigir un poco el cotarro, incluso antes de empezar el debate. Estaba resfriado pero no lo acusó, si acaso se le vio menos intenso que otras veces. En el verbo, que no en el gesto. El candidato socialista es un hombre gesticulante, que refuerza su discuso con las palmas de las manos, casi siempre abiertas, hacia delante, invitadoras. Lances cordiales en el tono con Matute. Un uno contra uno a cuenta del referéndum de la OTAN, que corta Roberto Uriarte otra vez en plan 'profe' conciliador: «Hablemos de futuro». Tranquilo, pero sin dejar pasar una, recordó a Uriarte el optimista que podían haber formado gobierno con ellos, y pecó de breve en el minuto final.
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Oscar Matute EH Bildu
Facilidad de verbo
Estuvo rápido en las réplicas a Fanjul. Nada personal, es que le seguía en orden de intervención. Y provocó las primeras sonrisas al «coincidir» con la popular en su idea de una Euskadi «más grande». También le atacó con los másteres y le faltó levantar la mano en plan mofa cuando ella habló de «los que quieren romper España». Solo en esas ocasiones se salió del guion, consciente como es de que se le dan bien las réplicas espontáneas y de que enfrente encontraba poca resistencia o ninguna. Matute desgranó un discurso electoralista sin apenas alusiones personales. A ratos también se extendió demasiado, sin repetir las ideas, interiorizado el lenguaje feminista. Por cierto, aquí todos muy feministas, pero la única mujer en el debate era la candidata del PP.
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Bea Fanjul (PP)
La breve
Le salvó el cuaderno rojo. De ahí manaban datos y datos, aunque le cuestionaron algunos de esos números, especialmente Patxi López, que le recomendó leer más informes que los de Pablo Casado. «No hago carrera», soltó el candidato socialista en la que no fue la única actitud condescendiente que tuvo que soportar Fanjul. Se notó que era la nueva, en el grupo y en el cargo, y le faltaron reflejos en las réplicas. Resguardada en los datos, el estreno le restó naturalidad. No agotó el minuto final y sus intervenciones fueron las más breves. En su favor lo que también estaba en su contra. Su juventud, a la que ella quiso dar un valor de futuro y renovación, de que las nuevas generaciones están preparadas. Pero hasta con eso convenció a medias.
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