La ciudad de nunca acabar

Desde 2015 hasta ahora, la capital vizcaína ha vivido acontecimientos trascendentales para su historia como el nacimiento de la isla de Zorrozaurre, mientras que los vecinos han mejorado su calidad de vida con la instalación de nuevos ascensores. Pero al próximo alcalde, sea quien sea, le esperan cuentas pendientes como la llegada del Tren de Alta Velocidad y el desafío de rejuvenecer una ciudad que, además, pierde población.

Han tenido que pasar 68 años desde que comenzaran las obras para la apertura del canal de Deusto, pero Bilbao estrenó finalmente su isla el 8 de octubre de 2018. Un proyecto estratégico para la ciudad con una superficie de 84 hectáreas y todo un abanico de posibilidades para vivir, trabajar y abrirse al mundo en una zona ahora degradada. La coyuntura económica y el propio paso del tiempo han ido cambiando algunos aspectos del Master Plan de Zaha Hadid, presentado en 2004; por ejemplo, Kutxabank ha aparcado la construcción de su rascacielos. Ahora el reto de Zorrozaurre se centra en atraer actividad económica con empresas innovadoras y centros educativos. Y que las miles de viviendas proyectadas no constituyan una mera ciudad dormitorio sin identidad propia.

La mejora en la accesibilidad ha sido, sin duda alguna, uno de los mayores logros del último mandato municipal. 39 ascensores y 5 escaleras o rampas componen el mapa de los elementos mecánicos, que son gratuitos y funcionan las 24 horas. Algunos barrios altos siguen esperando su turno.

Los premios de MTV, las finales europeas de rugby e incluso la Eurocopa del año que viene. La capital vizcaína ha exhibido músculo gracias a grandes eventos que han contribuido a expandir su imagen en el extranjero y a potenciar el tirón del turismo, cuyas cifras mejoran año tras año.

La incorporación de unidades eléctricas al servicio municipal ha disparado el uso de la bicicleta en las calles de Bilbao. Casi 20.000 socios disponen de un total de 450 unidades repartidas por una cuarentena de puntos de anclaje. Diariamente se producen una media de 3.870 desplazamientos.

Después de ocho años de obras y 280 millones de euros de inversión, los barrios altos del este de Bilbao dieron un paso de gigante en 2017 para plantarse en el Casco Viejo en cuestión de minutos. Matiko, Uribarri, Zurbaranbarri, Otxarkoaga y Txurdinaga ya están integrados en el metro.

El pleno municipal dio en febrero un paso trascendental para el futuro de Bilbao al dar el visto bueno inicial al nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU). Es el documento que esboza el panorama urbanístico para los próximos 15 años, con más zonas verdes y menos edificabilidad.

Todos los partidos políticos representados en el Ayuntamiento de Bilbao unieron sus fuerzas el pasado año para firmar el Pacto por la Seguridad Ciudadana. Entre las 35 medidas contempladas en él, figuran aumentar los efectivos de la Policía Municipal y abrir nuevas comisarías.

Tras años de idas y venidas, el Museo de Bellas Artes ya ha dado el pistoletazo de salida a su ansiada ampliación. Arquitectos de renombre como Norman Foster y Rafael Moneo compiten en el concurso para diseñar el nuevo espacio, que permitirá a la pinacoteca llegar al medio millón de visitas.

Si hay una historia de nunca acabar en numerosas ciudades españolas es la que se refiere a la llegada de la alta velocidad. Y Bilbao no es una excepción. Aunque sobre el papel se habla de 2023, el Gobierno vasco ya asume que no será realidad antes de 2024. Al menos las instituciones públicas ya han blindado el proyecto para que la estación sea soterrada y se conserve íntegramente la histórica bóveda de acero roblonado. El desmantelamiento de la playa de vías liberará un espacio de 90.000 metros cuadrados y eliminará la última gran trinchera ferroviaria de la capital vizcaína. El espacio resultante, en el que se edificarán más de un millar de viviendas, supondrá un inmenso área de oportunidades económicas en pleno centro de Bilbao.

La nueva Termibus, que estará soterrada bajo la antigua estación, acabará con una situación de provisionalidad que se ha extendido durante más de dos décadas. Las obras están a punto de terminar y ya han comenzado las del edificio de 11 plantas que ocupará gran parte de la plaza resultante.

Bilbao asume el reto del envejecimiento con la intención de convertirse en una auténtica ciudad universitaria atractiva para los jóvenes. El Ayuntamiento quiere atraer centros de educación superior que se sumen a los proyectos ya anunciados por la UPV, Deusto, Mondragón y Navarra.

La capital vizcaína ha dejado de dar la espalda a la ría. Un estudio encargado por el Consistorio determinará qué actividades puede albergar para convertirse en «la nueva Gran Vía». Paralelamente, las instituciones deberán tomar nuevas medidas para reducir el riesgo de inundaciones.

Tras la puesta en servicio de la Línea 3, el reto del metro se traslada al otro lado de la ciudad. Zabalburu, Irala y Rekalde claman por la construcción de la Línea 4, un proyecto que sigue en el aire. El tranvía, por su parte, debe cerrar el anillo central y extenderse hasta Bolueta y la isla de Zorrozaurre.

Es una reivindicación histórica que ha quedado en agua de borrajas más de una vez. Aunque el BOE ya ha publicado la licitación para redactar el estudio informativo, los vecinos de Zorroza aún recelan del compromiso institucional para soterrar las vías del tren y eliminar los pasos a nivel.

Los vecinos de Rekalde quieren seguir los pasos del 'scalextric' de Sabino Arana y desprenderse definitivamente del viaducto de la A-8 que sobrevuela su barrio. La construcción de la futura variante, en cambio, no es hoy por hoy una prioridad en los planes de la Diputación de Bizkaia.

El mirador de Bilbao quiere ser mucho más que eso. Las instituciones buscan la fórmula para dinamizar Artxanda, un área de esparcimiento con zonas verdes sin continuidad y equipamientos en desuso. Una de las propuestas más turísticas sería la construcción de un teleférico desde Abandoibarra.