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Xabier Garmendia
Domingo, 26 de mayo 2019, 01:34
Si cada vez que la ciudadanía es llamada a votar se habla de «la fiesta de la democracia», lo de este domingo debe de ser ... una auténtica juerga. Hacía veinte años que los vizcaínos no se enfrentaban a una triple cita electoral en la misma jornada. Y todo ello cuando apenas se ha pasado la resaca de los comicios generales, celebrados hace menos de un mes. En total, 912.461 personas del territorio pueden ejercer su derecho a voto en al menos una de las tres urnas que habrá sobre su mesa electoral. Las papeletas se encargarán de escoger directamente a 1.232 concejales y 51 junteros, sin olvidar tampoco su peso en la elección de los 54 eurodiputados españoles.
Bizkaia afronta su decimoprimera cita con las municipales y forales desde la reinstauración de la democracia con un clima político más estable que en el resto del país, donde hoy también se celebran elecciones autonómicas en una docena de comunidades. Allí los pronósticos apuntan a una mayor fragmentación del voto -principalmente, en el bloque del centroderecha-, mientras que en el territorio histórico no se esperan grandes revoluciones. En todo caso, sí que existen varias incertidumbres que solo podrá resolver el escrutinio de esta noche, algo más largo de lo habitual debido al recuento de tres urnas distintas.
Los vizcaínos responderán este domingo con su voto al trabajo que los partidos políticos y sus gestores institucionales han llevado a cabo durante los últimos cuatro años en los consistorios y las Juntas Generales. Evaluarán la acción de gobierno, mayoritariamente en manos del PNV -ostenta el poder en la Diputación y en 65 de las 112 alcaldías-, y de la oposición. Los nacionalistas buscan consolidar la hegemonía en su territorio fetiche justo ahora que un eventual adelanto de las autonómicas comienza a cobrar fuerza. Lo cierto es que Bizkaia se ha teñido mayoritariamente de verde oscuro desde los comicios de 1979, pero es ahora cuando los jeltzales vislumbran por primera vez la posibilidad real de alcanzar mayorías absolutas al mismo tiempo en los dos principales campos de batalla: las Juntas y Bilbao.
Los sondeos publicados durante la campaña coinciden en alimentar esas opciones. Unai Rementeria y Juan Mari Aburto quieren revalidar sus cargos y las urnas sentenciarán si están en disposición de hacerlo en solitario, sin el apoyo que el PSE les ha brindado durante estos últimos cuatro años. Ambos mandatarios se han mostrado satisfechos con sendos acuerdos, aunque han insistido en la necesidad de lograr gobiernos fuertes que alejen la inestabilidad. Los socialistas, por su parte, destilan esta vez mayores expectativas que en las municipales y forales de 2015. Su optimismo radica fundamentalmente en el resultado de las generales del 28-A, en las que se aprovecharon del 'efecto Sánchez'. Esta noche se comprobará si esa ola mantiene la altura como para, por ejemplo, recuperar Barakaldo, un bastión histórico para el puño y la rosa.
El recuento de este domingo también servirá para calcular qué peso tiene cada una de las formaciones de izquierdas. La cita de 2015 estuvo marcada por la irrupción de Podemos, que superó en votos -no así en junteros- al PSE a nivel foral, aunque obtuvo unos resultados más discretos de lo esperado en el estrato local, donde no se presentó con sus siglas. Tanto los socialistas como EH Bildu aspiran ahora a reconquistar a una gran parte de esos electores que confiaron en el grupo morado, que el 28-A aguantó el tipo algo mejor aquí que en el resto de España. La izquierda abertzale busca asentarse como principal alternativa al PNV y promete dar batalla en la Bizkaia interior.
El PP se enfrenta a una cita complicada después del batacazo en las generales, en las que se quedó sin representación vasca en el Congreso. Por si fuera poco, el portazo de figuras como Luis Eguiluz dificulta aún más las posibilidades de que los populares retengan su ya exiguo botín, centralizado en Bilbao y Getxo. Es precisamente en esas dos plazas donde más puede percibir el impacto de Ciudadanos y Vox, que deberán atravesar la barrera del 5% de los sufragios para lograr representación. Frente a las principales fuerzas políticas, no hay que olvidar a las agrupaciones independientes, que optan a revalidar 13 alcaldías y a decantar la balanza en municipios donde PNV y EH Bildu se disputan el triunfo.
51 apoderados componen las Juntas Generales de Bizkaia. Se escogen en cuatro demarcaciones diferentes: Bilbao (15), Encartaciones (13), Busturia-Uribe (13) y Durango-Arratia (10).
112 ayuntamientos se ponen en juego en las elecciones municipales. En este último mandato, el PNV ha gobernado en 65; EH Bildu, en 32; agrupaciones independientes, en 13; y el PSE, en 2.
Solo dos ediles menos En cada consistorio vizcaíno se elegirá entre 5 y 29 concejales, en función del número de habitantes de cada localidad. Los cambios en la población respecto a 2015 solo se han cobrado dos ediles en Nabarniz, que pasará de siete a cinco representantes.
5.736 personas menos que en 2015 tienen derecho a votar en al menos una de las tres urnas que abren hoy en Bizkaia. En total, son 912.461, de los cuales 3.081 son extranjeros.
Tras el debate protagonizado en EL CORREO, los seis aspirantes a la alcaldía de Bilbao enarbolaron el nombre de la villa con letras bien grandes. No hubo problemas por ver qué letra le tocaba a cada uno. Juan Mari Aburto se mostró encantado por el color rojo, «igual que el de mi cuaderno». El candidato socialista, Alfonso Gil, no mostró querencia por ninguna letra -«¡Yo, la que quede»- y la de Podemos fue la más efusiva. «Me gusta la 'A' de Ana», se felicitó.
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