De cuñadismo, supositorios, pactos y alcaldes
Hoy es la cita de los sufridos vitorianos con sus concejales para saldar cuentas y renovar o liquidar el contrato suscrito hace cuatro años
Dicen que no hay nada más peligroso que un cuñado tocapelotas. Antes, la palma de la mala fama en el seno familiar se la llevaban ... las suegras, que siempre salían mal paradas en chascarrillos, refranes y demás gracejos y chistes. En cambio, en estos últimos tiempos, los cuñados y cuñadas están adquiriendo un protagonismo sobresaliente a la hora de ganarse la fama de malmeter e incordiar en el espinoso e intrincado ámbito de la familia.
Este sustantivo se está empleando recientemente para denominar esa actitud tan insolente de quien pretende saberlo todo, de hablar sin conocimiento pero de manera resuelta, de quien asegura tener una respuesta para cada pregunta, una solución para cada problema. Sin tenerla, obviamente.
Ejemplos de cuñadismo, los hay a cascoporro. No hace dos semanas leíamos atónitos el sucedido de aquellos dos hermanos presos de la cárcel alavesa de Zaballa durante el vis a vis que celebraron casualmente con un cuñado, durante más de una hora, según refería nuestro especialista en 'sucesos'.
El caso es que tras disfrutar de la intimidad de aquella visita, y ante las sospechas de los funcionarios de prisiones, se dio traslado a los hermanos al hospital de Txagorritxu para realizarles una inspección radiológica. Tras detectar sombras sospechosas en el mondongo intestinal, se les proporcionó un laxante que propiciara un rápido alumbramiento.
Después de alguna que otra leve contracción peristáltica, el primero de ellos dio a luz ocho bolas de hachís y dos de heroína, que no es una mala puesta, no digo yo que no, sin necesidad de practicarle una cesárea.
Pero la palma, reconozcámoslo, se la llevó el hermano con mayor aguante y contención que, apretado por los retortijones de tripa, depuso su actitud obstructiva y expelió de su fuero interno una deposición de siete bolas de hachís y dos teléfonos móviles. Sí. Han leído bien. Dos móviles. Hasta el momento se desconoce marca y modelo.
No puedo resistirme a imaginar, por un momento, qué hubiera ocurrido si hubiera sonado el tono de una llamada entrante, mientras el recluso tenía el aparato alojado en su seno. La anécdota hubiera sido para partirse el orto de risa, perdóneseme la expresión tan inadecuada como oportuna.
Hablando de cuñadismo, ya me gustaría a mí saber el papel que desempeñó el cuñado en el vis a vis, para obrar el prodigio de la inoculación telefónica y otorgar un nuevo significado a la expresión «no quepo en mí».
Pues bien, hoy es el día del vis a vis de la ciudadanía con sus representantes en las instituciones. Especialmente, la cita de los sufridos vitorianos con sus concejales para saldar cuentas y renovar o zanjar el contrato suscrito hace ahora cuatro años. No diré yo que van a hacer algo similar al cuñado de los reclusos en Zaballa. Pero bien es cierto que el voto, a menudo, ejerce un papel similar al de los supositorios que antaño se recetaban con tanta asiduidad.
Hoy, en las sedes de los diferentes aspirantes habrá más tensión que en Iberdrola. Y, valga la expresión, la mayoría andará con el culo prieto porque la resolución del vis a vis electoral estará en un puñado de votos que, como dicen las encuestas, inclinarán la balanza finalmente en un sentido u otro. Que si Larrion, que si Urtaran: cuñados políticos. Que si Comerón aguanta, que si Maider Etxebarria y el efecto Sánchez: cuñadas políticas también.
Hasta el rabo todo es toro. Y la procesión no acaba hasta que pasa el último fraile. Estaremos atentos hasta que acabe el recuento. Aunque, siendo realistas, tal y como está el patio, esta partida no acabará esta noche, sino que se alargará hasta el último minuto. Emulando el ejemplo del vis a vis de la cárcel y el cuñado, este asunto acabará en la planta de radiología del Pleno municipal.
Al contrario que en el asunto de los móviles introducidos al recluso por salva sea la parte, la elección de nuestro alcalde o alcaldesa se dilucidará tras los pactos poselectorales. Tardaremos en saber si gobierna el más votado; si suman otros para derribarle; si hay manifestación de protesta en la plaza de España.
Y sabremos también quién ejercerá el rol del cuñadismo en la Corporación, para dar por el saco durante cuatro años, hablando sin conocimiento, asegurando tener una respuesta para cada pregunta, y disponiendo de una solución para cada problema. Sin tenerla, obviamente.
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