La UE acepta que España y Portugal tomen medidas para frenar el precio de la energía
Los dos países planean establecer un tope al precio del gas, pero deberán lograr antes el visto bueno de la Comisión Europea
José María Camarero y olatz hernández
Madrid | Corresponsal. Bruselas
Viernes, 25 de marzo 2022
Tras nueve horas y media de negociación, los líderes europeos cedieron a las presiones de España y Portugal. El Consejo Europeo incluyó en sus conclusiones ... el «tratamiento especial» de estos dos países en la adopción de medidas para frenar el precio de la energía. «Es un acuerdo muy beneficioso», proclamó el presidente Pedro Sánchez, quien celebró que esta decisión permitirá a España tener más mecanismos temporales para regular el precio de la electricidad.
Lo confirmó en su comparecencia ante la prensa la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen: «La Península Ibérica tiene una situación especial y por eso hemos acordado un posible tratamiento especial para que pueda lidiar con ella», señaló. En otras palabras, Portugal y España podrán «gestionar los precios de la electricidad».
Sánchez y el mandatario luso, António Costa, confirmaron su intención de utilizar ese mecanismo para bajar el coste del gas que las centrales de ciclo combinado emplean para la generación de electricidad, lo que permitirá abaratar la factura energética. Las medidas propuestas por los dos países -todas ellas de carácter temporal y excepcional- deberán recibir antes el visto bueno de la Comisión Europea, que será quien tenga la última palabra.
Los dos dirigentes aseguraron que presentarán sus propuestas la semana que viene. Y esperan que el Ejecutivo comunitario responda con celeridad, «dada la urgencia de la situación». De ser así, las medidas podrían entrar en vigor en cuestión de días. El reconocimiento europeo de la condición especial de la Península Ibérica en materia energética se sustenta sobre varios factores: la baja interconexión con el resto del continente -aún está lejos del 3%- y su gran producción de energía renovable. «Las soluciones que vamos a plantear no supondrán una subvención al gas, no distorsionarán el mercado ni frenarán el impulso de las renovables», avanzó Sánchez. El acuerdo de ayer supone el colofón de su gira comunitaria, que en los últimos días le ha llevado a reunirse con seis líderes europeos. España no ha logrado el respaldo de suficientes países para abordar el desacople del precio del gas del de la energía, que era la gran apuesta del Ejecutivo de calición.
No obstante, el presidente añadió que el acercamiento de posturas con varios socios del club de los Veintisiete es también una primera aproximación para los contactos de cara a una reforma del mercado energético europeo. «Tenemos un mercado de los años noventa que ahora no tiene ningún sentido», subrayó.
Compras conjuntas
El documento, con todo, muestra un acuerdo político en otras cuestiones que también defendía España. La adquisición conjunta de gas es una de ellas. La idea es que la UE utilice su peso en el mercado energético -importa el 40% del gas que consume- para lograr precios más bajos, que recorten el coste de la electricidad. Además, abre la puerta a la creación de una plataforma para poder llevar a cabo esas compras. El Consejo Europeo invita a los Estados miembros a utilizar los mecanismos a su disposición, «incluido el marco temporal de crisis, que permite flexibilizar los impuestos a la energía y el uso de los 'beneficios caídos del cielo', para financiar ayudas estatales». La Comisión acelerará también sus procedimientos para reducir el precio de la energía a las compañías y los consumidores.
Las conclusiones de la cumbre siguen la línea de las aprobadas en Versalles y destacan la importancia de aumentar las reservas estratégicas europeas y mejorar la conectividad del continente. Todos los líderes compartieron la necesidad de «tomar medidas urgentes» para hacer frente al alza de la electricidad, pero las posiciones sobre cómo hacerlo eran tan diferentes que hicieron imposible lograr una solución europea común.
Sobre la mesa estaban las propuestas de la Comisión Europea, que recogían medidas temporales como limitar el precio de la energía. España, Portugal, Francia, Bélgica, Grecia e Italia lideraban el bloque a favor de esta medida, pero encontraron el rechazo frontal de Alemania y Países Bajos. Ambos consideran que una intervención en ese sentido distorsionaría el mercado energético.
Apurados
El debate fue intenso. Había mucho en juego. España llegaba a la negociación presionada por la huelga de los transportistas y las protestas del sector pesquero, del ganadero y los agricultores. Y para rematar el contexto, en vísperas de la presentación del plan nacional de respuesta a la guerra, que se dará a conocer la próxima semana.
A su vez, Francia acudía a la reunión con las elecciones presidenciales a la vuelta de la esquina -se celebrarán el próximo 10 de abril-. Macron, que ya anunció medidas para abaratar los combustibles a partir del 1 de abril, aplaudió la fórmula de la compra conjunta de gas. «Es la mejor herramienta» para rebajar el coste de la luz «a largo plazo», manifestó.
El primer ministro alemán, Olaf Scholz, aseguró que su país logrará la independencia energética de Rusia «antes de lo que muchos prevén» y que será «un proceso no reversible». Berlín ha sido una de las capitales europeas más reacias a una intervención en el mercado energético, debido a su gran dependencia del gas procedente de Moscú. Italia, otro de los más subordinados a Rusia en materia de abastecimiento, defendió la propuesta de crear un fondo de energía, una idea que ya circuló en la cumbre de Versalles. Rechazó, sin embargo, establecer un precio máximo a la energía, por el impacto negativo que podría tener sobre las empresas eléctricas.
Países Bajos también se opuso a esta posibilidad, en su caso por la quiebra de la seguridad del suministro. Argumentó que, si existiera un tope europeo, las empresas energéticas optarían por exportar su mercancía a otros continentes en los que pudieran sacar mayor beneficio.
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