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¿podemos permitirnos no acelerar?

Jorge González

Director general de Ormazabal

Viernes, 19 de octubre 2018, 10:04

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Ya no hay argumentos de valor para dudar de la evidencia de los efectos climáticos globales que ha tenido el modelo de generación energética desarrollado el siglo pasado.

La sociedad ya no admite una política negacionista o un 'laisez faire'. Es por ello que ya se están tomando las decisiones políticas adecuadas para migrar hacia un modelo sostenible que pasa por electrificar la economía (y en particular el transporte de personas y mercancías por carretera), pasando a generar a partir de fuentes energéticas renovables que, además, ya se han demostrado como las más competitivas.

Pero, al mismo tiempo, el consumidor eléctrico ha venido demandando de manera creciente un nivel de calidad del suministro altísimo; demanda que, por otro lado, solo puede incrementarse en una sociedad necesariamente más electrificada.

El problema es que la combinación de una generación en base a recursos que no son gestionables (como el sol o el viento), junto con un nuevo paradigma en que los clientes pueden consumir o generar en cada momento a su mejor criterio, hace que la calidad del suministro eléctrico solo se pueda mantener o incrementar convirtiendo las redes de distribución eléctricas actuales en redes inteligentes o 'smart grids'.

Pero, ¿qué son las redes eléctricas inteligentes? Para que nos entendamos, ni más ni menos que el gran salto de lo analógico a lo digital. Las 'smart grids' son las responsables de que, en cada instante, independientemente de quién y dónde esté generando o consumiendo electricidad, de si hace sol o viento o si no lo hace… el sistema permanezca estable, en equilibrio.

Para conseguirlo debemos hacer que cada elemento del sistema eléctrico -transformadores, interruptores, subestaciones…- sean equipos permanentemente conectados y operados remotamente, de modo que los más avanzados softwares reconfiguren instantáneamente el sistema eléctrico. Vendría a ser el equivalente a un sistema de carreteras en el que los sentidos de circulación de cada calle, la duración de los semáforos, las velocidades máximas permitidas, etc… se reconfiguran a cada momento en función de que sea viernes por la tarde, martes a las 8 de la mañana u operación salida de verano. De modo que nunca se produzca un atasco.

En resumidas cuentas, el desarrollo de las redes eléctricas inteligentes es un factor necesario y clave para avanzar hacia una economía sostenible y descarbonizada. ¿Podemos permitirnos no acelerar en este camino?

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