Pedro Sánchez contenta a los empresarios españoles (en Cuba)
Econfidencial ·
El colectivo empresarial no está precisamente contento con la gestión del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que a fuerza de malas noticias y ... de incertidumbres de futuro ha conseguido introducir nuevos elementos de preocupación en la volátil economía nacional. Primero fue la propuesta de incrementar la presión fiscal por la vía de ponerle topes mínimos al Impuesto de Sociedades. También la idea de destopar las cotizaciones a la Seguridad ha sido mal recibida porque a muchas empresas puede provocarles un roto en su cuenta de resultados. Y por último, los anuncios en torno a la fiscalidad del gasóleo y el final de los vehículos con motor de combustión, han alterado, para mal, la vida del sector del automóvil, que en España y en el País Vasco tiene un peso decisivo.
Pero al menos, en el haber del presidente del Gobierno hay que sumar la satisfacción de las empresas españolas que tienen -o quieren tener- intereses en Cuba. Su visita la pasada semana a La Habana ha sido muy bien valorada por ese colectivo que, desde hace tiempo, se sentía un poco huérfano de respaldo institucional. El 90% de la oferta hotelera de Cuba está en manos de compañías españolas, por ejemplo, y está claro que el turismo se mantendrá como una de las principales actividades de la isla. Cuentan que Gabriel Escarrer y Juan José Hidalgo -Meliá y Globalia, respectivamente- no podían ocultar su felicidad de tener al presidente del Gobierno en ese viaje institucional.
En un régimen como el cubano, las relaciones institucionales, los guiños diplomáticos, pesan mucho. Y desde que Barack Obama decidió levantar la presión económica y diplomática sobre la isla a principios de 2016, un buen número de mandatarios europeos se habían aprestado a girar visita a la isla para estrechar lazos. Tradúzcase por apoyar la entrada de sus respectivas empresas en un mercado lleno de restricciones. François Hollande, en aquel momento presidente de la República Francesa, apenas tardó un par de semanas en presentarse en el país para hacer negocios. Mariano Rajoy, siempre perezoso a la hora de hacer determinados gestos, no hizo lo propio y los empresarios españoles lo echaban en falta.
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