Organizaciones con capacidad de adaptación, la receta de Innobasque para superar la crisis

De un tiempo a esta parte la Agencia Vasca de Innovación intenta inculcar en las empresas de la comunidad autónoma, especialmente en las pymes, la necesidad de esforzarse en la vigilancia y la prospectiva. Esto es, la necesidad de analizar cuidadosamente cuanto sucede a su alrededor y que pueda afectar a su mercado para, a continuación, elaborar estrategias que contemplen estos cambios y las permitan adelantarse a sus consecuencias. Algo posible siempre y cuando el futuro resulte ser medianamente previsible. Si no se sala del raíl.

Pero, ya lo hemos visto, este 2020 no está dispuesto a seguir ningún guión y en poco tiempo ha puesto en entredicho previsiones que resultaban de lo más coherentes hace sólo unos meses. Así las cosas, Innobasque se ha remangado para rehacer el análisis de prospectiva que ella misma había hecho indicando a las empresas vascas las tendencias tecnológicas o de mercado que debían contemplar en sus planes estratégicos más inmediatos.

La primera parte de esta revisión se centra en las cosas que la Covid-19 no va a poder cambiar. Las apuestas seguras. Para empezar, no pierde ninguna vigencia la máxima de que las crisis, cuando se miran con perspectiva, también esconden oportunidades y que éstas se aprovechan mejor si somos innovadores.

¿Innovar dónde? Pues en aquellos factores cuyo potencial transformador ya estaba contemplado y que con la crisis han demostrado que su aplicación ya es posible. Es el caso de la digitalización, entendida en su más amplia acepción.

La digitalización no sólo nos promete inteligencia artificial, 'blockchain', ltecnologías 'open source', impresión 3D o los robots. También posibilita que trabajemos en remeto cuando obligan las circunstancias y aporta agilidad y flexibilidad a cualquier aspecto del modelo de negocio: orientación al cliente, estructura organizativa, gestión del cambio, liderazgo transformacional, seguridad y privacidad del dato, evolución de los productos servicios y procesos, personalización, decisiones tecnológicas, integración de los sistemas de información, experiencia del cliente interno, así como en logística y cadena de suministro.

Es, por tanto, un elemento clave en un entorno incierto en el que las empresas «deberán hacer de la resiliencia una prioridad». Tendrán que dar cabida en su cultura empresarial a la previsión de distintos escenarios y contar con las herramientas que las permitan construir una organización flexible y adaptativa que pueda adecuarse rápidamente a las nuevas circunstancias, incentivando el aprendizaje, el pensamiento disruptivo y el emprendimiento.

Otros factores que según Innobasque no sólo no cambian sino que además salen fortalecidos de esta crisis son la preocupación por la salud y el cuidado de nuestro ecosistema medioambiental y, finalmente, la colaboración y el trabajo conjunto entre diferentes disciplinas «que van a terminar convergiendo tecnológicamente y generando espacios de innovación más dinámicos».

¿Y lo que sí cambia? Pues básicamente es la premura, la necesidad de implementar estas tendencias con una mayor rapidez. Es decir, toca «fomentar organizaciones más flexibles, con capacidad de adaptación, que puedan actuar de forma radical o disruptiva. Es determinante, una innovación frugal que apueste por innovar mejor, más rápido y de forma más eficiente y económica porque la velocidad e implementación de los tiempos también ha cambiado», señala Leire Bilbao, la directora general de Innobasque.

Tras la irrupción de la COVID-19, el entorno competitivo también se ha redefinido. Desde Innobasque se recalca que es necesario apostar por modelos híbridos (físico-digital) que permitan trabajar en soluciones innovadoras que generen valor frente a otros competidores. Así, la Agencia vasca de la Innovación detalla un entorno competitivo para las empresas vascas en el que habrá que competir más en las propuestas de valor que a nivel de tamaño o escala y que estará marcado por, por un lado, el rediseño de los modelos de negocio actuales aprovechando las tecnologías digitales y, por otro, por la colaboración con otras empresas para la innovación basada en tecnologías digitales a través de relaciones estables, tanto con clientes, como con proveedores expertos en digitalización.