Mujeres directivas en empresas industriales
Las mujeres con cargos directivos en empresas industriales ya no somos 'mujeres en un mundo de hombres'. Somos 'mujeres en un mundo industrial nuevo' que ha surgido de la mezcla de hombres y mujeres en un entorno de trabajo dinámico y exigente.
Los datos dicen que solo el 7% de las mujeres son empleadas en el sector industrial a pesar de que el peso de este sector en la economía es del 14%. Sin embargo, ya no es verdad que la industria es un mundo de hombres. Y tampoco es verdad en los niveles directivos: aun cuando siguen siendo mayoritariamente ocupados por ellos, nuestra llegada a estos puestos en los últimos 10 años ha generado una nueva escala de valores al definir al directivo ideal: capacidad de influencia, inteligencia emocional, practicidad en la búsqueda de soluciones a problemas complejos, capacidad de organización personal y gestión de equipos. No voy a decir que estos sean atributos propios de nosotras, pero sí pienso que es precisamente esa mezcla de hombres y mujeres en los niveles directivos la que ha propiciado considerar estos valores como exigibles a ambos en su función directiva.
Es importante además contar esto de puertas para fuera, porque gran parte de la sociedad sigue viendo nuestras fábricas como entornos de trabajo duro y exigente, que lo son, pero también como entornos de relaciones rudas y agresivas. Y no es así: hoy en día los y las trabajadoras de la industria trabajan en entornos seguros que permiten desarrollar carreras muy interesantes y que, por lo que yo he podido ver en las empresas en las que he trabajado, están mayoritariamente deseosos de avanzar en la incorporación de mujeres.
En este punto, quisiera señalar que hay que seguir dando pasos para pasar de este deseo y voluntad a su ejecución práctica. Y para eso tenemos que encontrar medidas concretas que nos permitan identificar el talento femenino en nuestras organizaciones y 'darle aliento', al igual que hacemos para identificar y desarrollar el talento joven. Cada empresa tiene que ver cómo funcionan sus procesos de selección y promoción internos y así habilitar cauces para apoyar al talento femenino. Y por otra parte, también las mujeres tenemos la tarea de ser valientes: optar a puestos directivos sin dudar mil y una veces si estaremos preparadas (los hombres dudan menos siempre); no ser solo las que preparamos el trabajo sino también las que lo presentamos y defendemos; tomar la palabra cuando tengamos algo que aportar a la mejora de la empresa sin esperar a que alguien venga a dárnosla; hacer equipo con otras mujeres…
Y en ese camino estamos en la industria vasca, no solo porque es lo justo sino porque es imprescindible para nuestras empresas aprovechar todo ese talento escondido que está ahí pero no siempre somos capaces de identificar. Cada vez más, el talento es un bien escaso, por lo que hay que buscarlo, cuidarlo y hacer que genere a su vez nuevo talento que asegure la supervivencia y crecimiento de la industria, generadora de empleo de calidad y de equilibrio social.