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Medicina a medida para las pymes

Carolina Pérez Toledo

Presidenta de la Asociación de Empresarias y Directivas (AED)

Domingo, 21 de octubre 2018, 00:30

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La increíble aventura de dirigir una empresa no es nada fácil. La gerencia de las empresas estamos obligados a conocer nuestro sector a la perfección, con sus amenazas y oportunidades.  También a predecir para adaptarnos a los cambios continuos y cada vez más rápidos, para conseguir como fin último que nuestras empresas sobrevivan, con todas las personas que las forman, a ser posible. Las y los líderes estamos obligados a constantes actualizaciones en conocimiento y aptitudes, y a asumir que la formación continua a lo largo de toda la vida es una necesidad, hoy más que nunca. 

 

Estar al día de las tendencias relativas a la forma de organizar la empresa, estudiar pros y contras y decidir cuál es el modelo que mejor se adapta a nuestra realidad empresarial en cada caso, es una tarea que hay que revisar periódicamente desde los equipos de liderazgo. Desde la tradicional verticalidad opaca, ya pasada de moda, del «ordeno y mando», a formas más participativas y transparentes, como la economía social, o la holacracia más novedosa como sistema de organización en el que se da autonomía a los trabajadores y a los equipos dentro de una unidad para tomar decisiones. En este último caso las y los líderes son principalmente una guía y referente, dejando de ser un filtro por el que pasan todas las decisiones.  

 

Además de la formación en los diferentes modelos de organización de una empresa, como empresaria o empresario son vitales la actitud, la inteligencia emocional, la resiliencia como capacidad de adaptarse a los cambios, la aceptación de los fracasos como aprendizaje para mejorar, la empatía, saber reconocer los errores y disculparse cuando toca, rodearse de un equipo diverso y crear entornos amables y atractivos para retener el talento. En fin, todo un rosario de aptitudes y actitudes que no se pueden descuidar.  

 

En tiempos recientes nos hemos ocupado y mucho del cumplimiento de las necesarias normas de calidad y de medio ambiente. Ahora sumamos los imprescindibles planes de igualdad y estar al día con la responsabilidad social y el 'compliance', y por supuesto con la protección de datos, innovar y cuidar de la ciberseguridad. Casi nada.

 

Las empresas medianas y grandes, un 1,08% en Euskadi con más de 50 asalariados, cuentan en muchos casos para todo el laberinto anterior con diferentes departamentos: Recursos Humanos, de Formación, de Innovación que, bajo la dirección, realizan la tarea de estar a la altura de un mercado y una sociedad cada vez más exigentes. 

 

Pero ¿y qué pasa con las pymes y micropymes, que suman más del 95% de nuestro país? El día a día nos come y la falta de tiempo sale en todas la encuestas como uno de los principales obstáculos que encontramos la gerencia en las pymes.  Por ello el esfuerzo de las instituciones es vital en conseguir acercarse a ellas para ayudarles. Son varias las tareas que quedan por mejorar: trámites administrativos para el acceso a la contratación pública (esto daría para un artículo entero), información específica y adecuada a cada empresa (no convocar a jornadas de 4 horas de duración a pymes de diferentes sectores «para reflexionar»), cuando la casuística y necesidades de cada una pueden ser muy distintas. En tiempos en que la mejora de la Medicina pasa por la medicación a medida de cada paciente, otorgando a cada uno la dosificación adecuada, todos los esfuerzos de las organizaciones institucionales que pueden y deben ayudar a las pymes, deberían de ir en este sentido.  

 

Por otro lado, las pymes debemos de ser conscientes de la absoluta necesidad actual de asociarnos, no solo entre nosotras para proyectos concretos, sino con las organizaciones empresariales que defienden nuestros intereses: locales, sectoriales, y a más de una a ser posible... El objetivo no es dedicarles a estas asociaciones tiempo que no tenemos, sino todo lo contrario, conseguir a través de ellas información, formación, ayuda y cooperación para vencer fronteras mentales y geográficas, y algo muy importante también: dejar de sentir la soledad e incomprensión que se siente –a veces- cuando se dirige una empresa.

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