Así ha hecho su fortuna Mark Mateschitz, el joven más rico del mundo

La edad media de los multimillonarios que aparecen en la lista Forbes es de 65 años. No es habitual, por tanto, que sus fortunas se codeen con la de otros ricos bastante más jóvenes. Aún así, según la revista hay en el planeta 15 personas con 30 o menos años que atesoran patrimonio por encima de los 1.000 millones de dólares.

Uno de ellos podría ser Mark Mateschitz, que el pasado mes de mayo rebasó la barrera de la treintena. No es el más joven de entre los ricos, porque ese récord lo ostentan Clemente del Vecchio y Kim Jung-Young, chavales que aún no han llegado a los 20 años. Pero sí es el más rico de entre los jóvenes.

Mateschitz maneja una fortuna de 34.700 millones de dólares (unos 32.000 millones de euros, al cambio actual), casi 10 veces más que Del Vecchio. Como suele suceder en estos casos, el dinero le ha caído como herencia paterna. En este caso, la de Dietrich Mateschitz, cofundador de Red Bull.

Este hombre de negocios falleció de cáncer en octubre de 2022 a los 78 años de edad, y legó al joven Mark su participación en la compañía de bebidas energéticas: un 49%. El 51% restante está en manos de la familia de Chaleo Yoovidhya, el ya fallecido cofundador de la empresa a mediados en 1987.

De entrada, esos títulos le reportaron a Mark un primer dividendo de 582 millones de euros, según Bloomberg. Este proceso de sucesión le aupó al puesto 37 de las personas más ricas del planeta en la lista Forbes. Y el 'millenial' más rico de Europa.

Antes de recibir la participación en la empresa, el joven heredero renunció a su puesto de director de productos orgánicos de Thalheimer Heilwasser GmbH, empresa fundada por él mismo -aunque pertenece al conglomerado de Red Bull- y que se dedica a la fabricación de cerveza y limonada. «No creo que deba ser al mismo tiempo empleado y accionista de la misma empresa», declaró al diario The Sun.

Mateschitz se aleja bastante del estereotipo de joven heredero que dilapida la fortuna familiar en fastuosas fiestas, coches de altísima gama y otras muestras de ostentación. Todo lo contrario. Y eso que riqueza tiene como para presumir. De entre los bienes heredados de su padre figuran numerosas propiedades de lujo, como varios castillos en Austria, un edificio en el pijo barrio londinense de Knightsbridge, y hasta una isla en Fiji.

Apenas se deja ver en los 'padock' de la fórmula uno, apoyando a la escudería que lleva por los circuitos de todo el mundo el nombre de su empresa. Esa afición por las carreras de bólidos y el fallecimiento de su padre han sacado al joven Mark del anonimato -a ojos del gran público- en el que ha transcurrido casi toda su vida.

Ha sido así desde su infancia. En parte, gracias a que se protegió tras el apellido de su madre, la exinstructora de esquí Anita Gerhardter que hoy dirige la fundación Wings for Life, creada con el objetivo de buscar una cura para las lesiones de la médula espinal comunes en los accidentes de los esquiadores.

Mark Mateschitz adoptó el apellido paterno cuando terminó sus estudios de que administración y dirección de empresas en la Universidad de Ciencias Aplicadas de Salzburgo. Allí, en el privilegiado entorno natural que rodea a la ciudad austriaca, reside Mark, soltero y sin hijos, y al que la prensa rosa relacionó con otra rica heredera, Victoria Swarovski.

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