Por qué la lluvia es buena noticia para el precio del aceite de oliva
La lluvia favorece la floración y el rendimiento graso de la aceituna, con el consiguiente aumento de la cosecha y bajada de precios
Jorge Murcia
Viernes, 14 de marzo 2025, 00:22
La lluvia en su justa medida, y esto lo saben hasta los más urbanitas, es buena para el campo. Y el olivo no es una excepción. Más aún si tenemos en cuenta que de las 2,6 millones de hectáreas de olivar que hay en España, un 75% es de secano. Si llueve poco, la cosecha de aceituna y la producción de aceite mengua. Y si hay escasez de producto, y la demanda no desciende en la misma proporción, los precios se disparan.
Es lo que ha pasado en los dos últimos años: en el caso del virgen extra (AOVE), el aceite de oliva llegó a rozar los 9 euros el kilo en origen, y en supermercados no era fácil comprarlo por menos de 12 euros. Ese encarecimiento en un producto tan arraigado en la cultura gastronómica española hizo mover ficha al Gobierno, que eliminó el IVA aunque recientemente lo ha subido al 4% (en circunstancias normales es del 10%).
En este mes de marzo, el AOVE ronda los 4,5 euros por litro en algunas ofertas de supermercado (unos 4 euros en origen), aunque aún está muy por encima de los 1,8 euros que llegó a marcar en agosto de 2020.
Según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, el precio medio del aceite de oliva virgen extra -según la cotización en los mercados nacionales más representativos- en la novena semana de la presente campaña era de 413 euros por 100 kilos. Cifra que es un 52,7% inferior a la del mismo periodo de la temporada 2023-2024. Las ventas crecen con fuerza, y los precios acumulan recortes desde hace varios meses.
La explicación de esta tendencia bajista está, fundamentalmente, en las lluvias caídas el pasado año. Salvo en algunos momentos de la cosecha -a veces retarda la recolección de la aceituna- , la pluviosidad es muy beneficiosa para el olivo «para que el árbol extraiga más nutrientes de forma homogénea», explica Teresa Pérez, gerente de la Interprofesional del Aceite de Oliva Español.
Es bueno que llueva en verano, cuando está creciendo el fruto, y a principios de septiembre, momento en el que se suele producir la formación de aceite en la aceituna. Pero también en las semanas previas a la floración, en primavera.
Esa metereología más favorable se está reflejando en la actual temporada 2024-2025, próxima ya a su término. Por lo general la campaña de la aceituna para la producción de aceite (otra parte es la de mesa) comienza en octubre y termina a finales de febrero, o incluso marzo.
Las previsiones elaboradas por distintos organismos públicos y organizaciones sectoriales hablaban de una producción de 1,29 millones de toneladas para la campaña 2024-2025, pero a finales de febrero ya se habían acumulado 1,39 millones, por lo que es fácil que se superen los 1,40 millones.
Es una cifra superior a la de la campaña 2020-2021, que resulta más fiable en términos de comparación, por las parecidas condiciones metereológicas, que las dos últimas, marcadas por la sequía.
«Tras dos años de baja producción, a poca agua que caiga, el olivo tiene más ramas donde puede fructificar la aceituna. Esto ayuda a que haya una cosecha de aceituna más abundante, pero también de aceite, porque se origina un mayor rendimiento graso por fruto», destaca Teresa Pérez.
Los precios del aceite llevan varios meses a la baja, y pese a la buena cosecha de esta última temporada, «se cubrirá de manera muy justa la creciente demanda nacional y mundial», explica el vicesecretario general de Agricultura de UPA en Jaén, Jesús Cózar, al portal especializado Oleorevista.
El 'stock' de enlace de temporada
Al final, como cualquier otro producto, el precio del oro líquido depende de la oferta y la demanda. Las toneladas que se cosechen al final de la actual temporada, y el ritmo de salidas al mercado -tanto nacional como exterior- marcarán el precio del producto en los próximos meses.
Pero en este negocio también juega su papel el 'stock' de enlace entre campañas, que son las existencias aceite entre una temporada y la siguiente. Es la garantía que ayuda a equilibrar la oferta y la demanda. Por ejemplo, si en una campaña la cosecha es menor por cuestiones climatológicas -o por plagas y enfermedades del olivar- las existencias de enlace evitarán la escasez de producto en el mercado.
«Ahora mismo todo hace pensar que la campaña actual tendrá unas salidas altas, por lo que tendríamos un 'stock' justo», cree Teresa Pérez, lo que quizá anticipe una cierta estabilidad en los precios.