Por qué leer 'La era de la humanidad. Hacia la quinta revolución industrial'

Sin apenas tiempo para digerir los cambios socioeconómicos derivados de la Industria 4.0, la sociedad enfila ya la quinta revolución industrial. Un nuevo paradigma caracterizado por «la absoluta» inclusión de la tecnología en nuestras vidas pero que al mismo tiempo nos ofrecerá «la oportunidad de ser más humanos que nunca». El la tesis sobre la que pivota 'La era de la humanidad. Hacia la quinta revolución industrial' (Deusto), nueva obra del consultor, conferenciante y divulgador Marc Vidal.

En opinión de Vidal, la nueva revolución industrial que se avecina se caracterizará por tres tipos de integración: la económica, que afectará a todos los servicios productivos; la social, «con base en una planificación social y política que reduzca las brechas sociales»; y por último la medioambiental «que reduzca la huella ecológica humana». Contrastará, por tanto, «con las tendencias de la cuarta revolución en términos de deshumanización».

Vidal sostiene que la combinación de habilidades directivas «propiamente humanas» (como el pensamiento crítico, la negociación y la creatividad) con el entendimiento del lenguaje digital, o la comprensión de los límites de la inteligencia artificial «logrará hacer mejores empresas y tecnológicamente más humanas». El autor asume que el desempleo tecnológico se producirá «en mayor o menor medida», pero cree que deberíamos preocuparnos más «por el papel de la tecnología en la mejora de nuestro mundo, de nuestra economía, de la gestión de la información y de la capacitación de nuestras propias habilidades».

Vidal -que ha asesorado en materia de Industria 4.0 a grandes multinacionales como Basf, Microsoft o IBM- huye de vaticinios catastrofistas, aunque deja bien claro que subirse al carro del nuevo paradigma económico y tecnológico que aguarda a la vuelta de la esquina no es una opción. «Hemos pasado del lápiz y papel a las calculadoras. Más tarde llegaron las hojas de cálculo. Ni unas ni otras reemplazaron a los matemáticos, sino que los volvió incluso más imprescindibles. Ahora bien, quien no lo aceptó, quien no se volcó en el uso de esas nuevas tecnologías, perdió su trabajo. Es muy simple«, sentencia.

Que casi todos, en mayor o menor medida, vamos a tener que cambiar, lo considera «inevitable». Un cambio que se articulará en torno a tres conceptos «diáfanos»: el futuro nuevo significado del contrato social llamado 'trabajo'; la modificación de modelo impositivo actual, «que hace más ricos a los ricos y más pobres a los pobres», y el «valor educativo de nuestro sistema actual».

Y como será «imprescindible» formar a las personas para trabajar con robots y automatismo, se precisan políticas públicas «que estimulen la inversión formativa y la integración de tecnología teniendo en cuenta el impacto en el personal». Por eso urge a abrir debates «sobre los cambios en las jornadas laborales o la renta básica», que deben ser «valientes». Y cree que a los políticos «no deberían generales miedos de desgaste electoral, algo que les cuesta asumir».