'Dinero, dinero': nunca podrás cambiar mi marcha ni mi juego
Música económica ·
Los vallecanos Obús rechazaban en 1982 el materialismo que despuntaba en la España de la Transición y que, según sus críticos, ha acabado devorando a alguno de los miembros de la bandaCARLOS BENITO
Sábado, 29 de junio 2019
En España, los primeros 80 tuvieron algo de pistoletazo de salida. El país venía de una dictadura larga y retrógrada que -más allá de las discusiones, tan vigentes en los últimos años, sobre la manera en que se articuló la Transición- extendió su sombra sobre el periodo inmediatamente posterior a la muerte de Franco: hay que recordar, por ejemplo, que las primeras elecciones municipales de la democracia llegaron en 1979, con la nueva década ya a la vuelta de la esquina. Cuando sonó el pistoletazo liberador, muchos se apuraron en alejarse lo más rápidamente posible de la cultura del periodo anterior: tanto de la oficial, plúmbea y cerril, como de aquella contracultura de los 70 más intelectualizada y reivindicativa. En el apartado económico, se desencadenó una fiebre por el enriquecimiento rápido que acabaría dando lugar, ya avanzada la década, a la llamada cultura del pelotazo.
De alguna manera, el hedonismo y la avaricia se abrazan en la imagen estereotipada que presenta los 80 como una feria de vanidades, superficial hasta el extremo, obsesionada por el éxito urgente. Se trata, por supuesto, de un retrato tópico y reduccionista, que ignora parte de las corrientes que circulaban por el subsuelo cultural y que emergieron con fuerza en estos años. Nuestra canción de hoy puede entenderse como un rechazo de aquel pensamiento dominante, si bien es verdad que marcado por una ambivalencia quizá inevitable. La banda Obús, del barrio madrileño de Vallecas, poco tenía que ver con los grupos de La Movida que sirven de emblema a aquellos años y, además, manifestó en canciones como 'Dinero, dinero' su oposición al espíritu materialista de tantos de sus coetáneos. Pero, a la vez, fueron seguramente el grupo de heavy ochentero que más se integró en el sistema (en cierto periodo, sonaban con asiduidad en Los 40 Principales) y hoy alguno de sus miembros mantiene una relación singular con la cultura 'mainstream' y sus tentadoras recompensas.
Como un lobo astuto
«Dinero, dinero, en mi cabeza constante estás», arrancaba, al fin y al cabo, la letra de este himno de 1982. Sus versos plantean una reflexión sobre el influjo del vil metal («construyes, destruyes, el universo con tu poder») y sus asechanzas («con el hechizo de tus bienes has intentado atraparme, / eres como un lobo astuto intentándome atrapar»), a la vez que rechazan de plano la posibilidad de caer en las redes de la ambición dominante: «Nunca podrás cambiar mi marcha ni mi juego, / nunca podrás cambiarme, / nunca, nunca, podrás cambiar», insiste, sobre uno de los riffs de guitarra más sencillos y efectivos de la época. Siempre fue una letra idónea para ser coreada como signo de identidad grupal, en unos círculos que apreciaban especialmente conceptos tan imprecisos como la 'autenticidad'.
Con el tiempo, la recordada 'Dinero, dinero' se ha convertido también en un recurso muy socorrido (y un poco facilón) para criticar al cantante de Obús, Fortu Sánchez, que en los últimos años compatibiliza su trabajo al frente del grupo con una inesperada reinvención como estrella de 'realities', a la manera de un Ozzy español. Pero, lo mismo que otros los utilizan para atacarle, los versos de aquel viejo éxito le sirven a él como defensa: «A mí la televisión, Mediaset o Telecinco, me han dado la oportunidad de darme a conocer a un público que, si no fuera por ellos, no me habría conocido -ha dicho el vocalista en una entrevista con Bi FM-. Gracias a esos programas hay mucha gente que sabe que Fortu es el cantante de Obús. Yo he ido a todos los lados con mi camiseta de la banda y, de alguna forma, gritaba o protestaba diciendo que soy cantante de una banda llamada Obús. Pero hacer los programas me encantó. Fueron aventuras, retos. Si escogiera una canción, sería 'Dinero, dinero', que viene a decir que nada me va a cambiar, por mucho que me paguen, porque yo soy como soy».