Sanidad y educación absorben el 39% del empleo creado en la recuperación

En los años de recesión la destrucción de empleo se cebó en la construcción y en la industria, por lo que afectó especialmente a los hombres. Entre diciembre de 2007 y el mismo de mes de 2013 se perdieron más de 100.000 cotizantes. Pero desde ese ejercicio se ha producido una progresiva recuperación, a un ritmo anual de 17.600 nuevos afiliados al año, hasta sumar los citados 105.400. ¿Qué sectores han generado ese empleo? ¿Cómo se ha repartido entre hombres y mujeres? ¿Y por territorios? La estadística de la Seguridad Social permite responder a estas preguntas.

El sector de la sanidad y los servicios sociales ha sido el principal motor del empleo, al absorber casi el 24% de los nuevos cotizantes incorporados en los últimos seis años. En concreto, este sector ha ganado 25.058 afiliados hasta superar los 107.000. En segundo lugar figura la educación, con una peso del 15,5% al sumar 16.300 ocupados. Y la tercera en el ránking es la hostelería, con 10.900 nuevos cotizantes, un 10% del total. Entre estos tres sectores suman la mitad del empleo creado entre 2013 y 2019.

Habría que hacer, no obstante, algunas matizaciones en el caso del sector estrella, el de sanidad y servicios sociales. Y es que en el último año esta rama de actividad se ha visto impulsada por la incorporación masiva a la Seguridad Social de cuidadoras no profesionales, personas que han dejado de trabajar para dedicarse a atender a sus familiares dependientes. Hay que recordar que desde el pasado abril el Estado vuelve a hacerse cargo de sus cotizaciones después de que Sánchez recuperase esta medida que Rajoy suprimió en 2012 dentro de un paquete de recortes.

Euskadi ha sido, con mucha diferencia, la comunidad en la que más altas se han producido en este colectivo, hasta pasar de 450 cuidadoras cotizantes a más de 8.200 en 2019. La razón es que tanto la Diputación de Bizkaia como la de Gipuzkoa han sido muy activas a la hora de informar de la reforma legal. Si se elimina este efecto, el aumento de la afiliación en sanidad y servicios sociales desde 2013 sería algo menor, de 17.800 cotizantes, aunque se mantendría en cabeza.

Por detrás de los tres principales motores del empleo -sanidad, educación y hostelería- cabe destacar, en quinto lugar, el incremento de 6.600 cotizantes en la industria manufacturera, a pesar del recorte sufrido en 2019. El sector industrial, prioridad del Gobierno vasco, está muy por debajo del empleo que tenía antes de la crisis, aunque también hay que tener en cuenta que los servicios vinculados a la manufactura están contabilizados en otras áreas.

La construcción se encuentra, asimismo, lejos del nivel que tenía antes del estallido de la burbuja inmobiliaria, pese a haber ganado 4.100 cotizantes en seis años.

Mención aparte merece el sector financiero, que es el único que presenta un balance negativo desde 2013, con una pérdida de 2.300 cotizantes en estos años. La razón no es otra que el brutal ajuste de la banca, que ha cerrado más de 700 sucursales en Euskadi en la última década. Esa reconversión, orientada a reducir costes, incluye menos personal atendiendo al público y una mayor utilización de los medios digitales.

Las mujeres han ganado presencia en el mercado laboral vasco en los años de recuperación, al suponer el 58% de los nuevos afiliados a la Seguridad Social. Es algo lógico teniendo en cuenta que los sectores que más han tirado del empleo -sanidad y servicios sociales junto a educación- están muy feminizados y que ellas son, además, mayoría entre las cuidadoras no profesionales de dependientes que tanto han crecido. En concreto, un 83% de los 8.273 cotizantes que se registran ahora en este colectivo.

Al cierre de 2019 ellas representaban el 48% de la fuerza laboral -468.815-, cuando en 2013 eran el 46,6%. La comparación es más impactante si se hace con 2007, antes de la crisis. Entonces las mujeres solo suponían el 42%. Pero desde entonces los hombres han perdido más de 60.000 cotizantes, los mismos que han ganado ellas.

Los autónomos perdieron cotizantes en el último año pero no es un hecho puntual. También presentan un balance negativo en los seis años de recuperación económica y en los doce transcurridos desde el estallido de la crisis económica. Es un colectivo con una clara tendencia a la baja en Euskadi.

El pasado ejercicio ha sido especialmente malo para los trabajadores por cuenta propia. El número de afiliados se ha reducido en 1.520, hasta cerrar el ejercicio en 170.967. En el sexenio de la recuperación la pérdida se eleva hasta los 2.187 cotizantes. Una explicación podría ser una menor necesidad de autoempleo ante la llegada de ofertas laborales por cuenta ajena. Pero eso no justifica la caída de 13.000 afiliados desde diciembre de 2017.

No hay grandes diferencias por territorios en la evolución del mercado laboral durante los años de recuperación tanscurridos entre 2013 y 2019. Los tres se han visto beneficiados por la generación de empleo de este periodo. Las diferencias no muy significativas, aunque existen: Álava lidera el incremento de afiliación con un 13%, seguida de Gipuzkoa (12,5%), mientras que Bizkaia queda algo rezagada (11,4%).

Si la comparación se hace para los doce años transcurridos desde el estallido de la crisis, Gipuzkoa es entonces la que encabeza el ránking, con un incremento que le sitúa un 1,5% por encima del nivel de diciembre de 2007. Le sigue Álava, con un tímido ascenso del 0,6%. Por contra, Bizkaia se mantiene en negativo, con 0,3% cotizantes menos.