Trabajadoras del hogar, un paso atrás por la pandemia
Muchos empleadores se niegan a pagar las cuotas de la Seguridad Social, mientras el cobro del subsidio del Gobierno central se retrasa
helena rodríguez
Domingo, 8 de noviembre 2020, 01:47
«Hasta marzo trabajaba en 12 casas. En junio, me quedé con 7 y ahora tengo 4». Es el testimonio de Liliana, una empleada del ... hogar a la que la crisis causada por la pandemia ha golpeado sin piedad. Ella, como el resto de trabajadoras que salen en este reportaje, han preferido no aparecer en la foto ni facilitar su nombre real y eso que, excepto una persona, todas 'tienen papeles'. «Comemos de esto y no queremos problemas», se disculpan.
Limpian, planchan, cuidan niños o mayores en Bilbao, Portugalete, Getxo, Berango o Leioa. Y forman parte de uno de los colectivos laborales más desprotegidos, aunque en los últimos años se han dado pasos para regularizar su situación. Desde 2012 están incluidas en el Sistema Especial de Empleados de Hogar, adscrito al Régimen General de la Seguridad Social y este año, el Gobierno central ha aprobado un subsidio extraordinario para las que se hubiesen quedado sin trabajo durante el confinamiento.
Hasta marzo, el abono de sus cuotas de la Seguridad Social marchaba a buen ritmo. De ello son testigos en la Asociación de Trabajadoras del Hogar ATH-ELE. «De las internas con papeles están aseguradas casi todas. Entre las externas que venían a nosotras, lo estaban el 75,43%, aunque es verdad que no cotizaban por ellas en todas las casas», detalla Isabel Otxoa miembro de ATH-ELE y profesora de Derecho del Trabajo de la UPV/EHU.
El Covid-19, sin embargo, ha frenado la tendencia. «Estamos escuchando cada vez más casos en los que los empleadores les dicen que no las pueden asegurar, que le proponen pagar la cuota a medias o que les bajan el sueldo», apunta Otxoa. Liliana lo confirma. «En un caso, me dijeron que dejaban de abonar la cuota y en otro que la pagase yo. Al final perdí ambos empleos y ahora nadie cotiza por mí», cuenta. Otra compatriota lamenta que en su caso solo uno de los tres empleos que conserva pague su seguro y «ya me ha dicho que o deja de hacerlo o que se busca a otra». Ninguna de las dos ha pedido el subsidio extraordinario porque acumulan escaso tiempo cotizado.
Tampoco lo ha pedido Lis, nicaragüense de 35 años, que llegó a Bilbao hace dos años. En su caso porque no tiene papeles. Al principio se ganaba la vida de interna, «cuidando de una señora mayor en Getxo». Sin residencia no había forma de asegurarla «aunque la mujer lo intentó». Un año después, la anciana falleció. Desde entonces es externa.
Los empleadores que pagaban la Seguridad Social eran cada vez más hasta que llegó el Covid
A muchas se les ha exigido que abonen la cuota o que asuman la mitad de su coste
Sin salvoconducto
«Ahora solo tengo dos casas. Antes del coronavirus limpiaba cinco y cuidaba a unos niños el sábado por la tarde, pero ya no. Temo quedarme sin nada porque en ningún 'patrón' me quiere hacer un justificante para que pueda desplazarme y temo que me pongan una multa. Pero es que es ir o que me echen», relata con lágrimas en los ojos. A Liliana tampoco le quieren hacer el salvoconducto. «Que no quieren líos, me dicen... pues ya ves tú qué líos les puede suponer», ironiza.
Quien sí ha pedido la ayuda es María Pilar, una colombiana de 45 años. Tramitar la solicitud no ha sido fácil. «Rellenar los papeles requería una ingeniería por lo menos -bromea-, pero me ayudó una de las personas para las que trabajo», dice. Desde ATH-ELE corroboran lo complicado del proceso.
«No han tenido apoyo por parte del SEPE, no había forma de conectar con ellos porque no cogían el teléfono, las instrucciones eran complicadísimas... Eso ha generado fallos que hace que se denieguen o que se pidan revisiones », asegura Isabel Otxoa. Recuerda uno de los casos que más quebraderos de cabeza les han causado en la asociación. «Para poder cobrar la prestación hay que ser titular de una cuenta corriente y, en este caso, la mujer no lo era así que fue abrir una. Sin embargo, su documento de identificación estaba caducado y no pudo. Intentó renovar esa tarjeta pero no había citas en Extranjería, así que imposible. Lo intentó cobrar a través de Correos, pero tampoco... Al final lo logró».
Este tipo de trabas, unido a que se ha tenido que poner en marcha un nuevo sistema en tiempo récord, ha hecho que las ayudas lleguen con cuentagotas. Hasta el pasado mes de septiembre, de las 52.000 personas que solicitaron el subsidio en toda España, solo habían cobrado 23.473. «Se ha pagado primero a los casos sencillos, los que solo tienen a un empleador, pero los que tenían varios o los que presentan errores, se han quedado para el final», apuntan desde Asociación de Trabajadoras del Hogar. Ellas entretanto cruzan los dedos para que no haya un nuevo confinamiento.
Hay que «revisar bien» la cuantía del subsidio extraordinario
La Asociación de Trabajadoras del Hogar pide a quienes han cobrado ya el subsidio extraordinario que revisen bien la cuantía ya que en muchos casos la base de cotización aplicadano es la correcta. «Muchas han cotizado por debajo del sueldo mínimo y en lugar de tomar como base los 1.097 euros actuales, se ha calculado sobre los 877 de 2018», advierten.
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