Tapia ve condiciones para tener nuevos parques eólicos en Euskadi tras 13 años de parón
La consejera creeque ahora hay más conciencia socialy política sobre la necesidad deavanzar en lasenergías renovables
El último parque eólico que se construyó en el País Vasco -en realidad una miniatura en el dique de Punta Lucero del Puerto de Bilbao, ... con apenas 10 megavatios de potencia- entró en funcionamiento en 2006. Desde entonces, nada, ni un triste 'molinillo' adicional en la geografía vasca, pese a que arrecian los mensajes para terminar de una vez con los combustibles fósiles y exprimir al máximo las energías renovables. Ahora, la consejera de Desarrollo Económico del Gobierno vasco, Arantxa Tapia, cree que «se dan las condiciones», sociales y también políticas, para sortear las dificultades que nos han llevado a tener 13 años de parón en este terreno.
Ayer, al término de una conferencia y un coloquio organizado por APD junto a la firma Deloitte en el Palacio Euskalduna de Bilbao, la consejera defendió la idea ya anticipada hace días de elaborar un nuevo Plan Territorial Sectorial. Esto es, una hoja de ruta de implantación de energías renovables -eólica y solar, principalmente-, para atajar el enorme retraso que tiene el País Vasco en esta materia. «Nuestra generación eólica apenas alcanza el 7% del total», aseguró, para matizar que eso está a una enorme distancia de los objetivos que ha marcado la Unión Europea para los próximos años.
Terreno abonado
Tapia argumentó que la conciencia social y previsiblemente también el pensamiento de los partidos políticos «ha cambiado» desde 2009. Ese año, el Parlamento vasco decidió paralizar el plan anterior, que preveía ampliar la potencia instalada en el País Vasco hasta una cifra cercana a los 500 megavatios. En la actualidad tan solo hay parques con una capacidad de generación de 152 megavatios, apenas un tercio de donde debíamos estar hace una década. En cualquier caso, el nuevo plan tardará algún tiempo en estar listo para que sea ratificado por el Parlamento y, en el mejor de los casos, puede concluirse a finales de 2020, al mismo borde del término de la legislatura.
El plan anterior fue elaborado por el gabinete de Juan José Ibarretxe, en 2002, con Josu Jon Imaz como consejero de Industria. Como todo buen plan elaborado por un Gobierno, este también estaba llamado a ser incumplido. Poco a poco comenzaron a ganar terreno las voces que se oponían a la instalación de nuevos parques eólicos, y por motivos variados. De un lado estaba la oposición de los movimientos de defensa del medio ambiente, que estimaban que el impacto de los molinos eólicos en los montes vascos era excesivo. De otro, también surgieron disputas territoriales, porque los gobiernos forales comenzaron a esgrimir un argumento no menos tradicional. Algo así como 'está muy bien la energía eólica, pero en mi casa no'.
Lo cierto es que el Gobierno vasco llegó a lanzar la licitación para adjudicar cinco emplazamientos -un total de 200 megavatios de generación-, mientras crecía la contestación. Al final las presiones se impusieron sobre los partidos, que en 2009 paralizaron en el Parlamento vasco, de forma definitiva, todo el plan que había elaborado el Ejecutivo y que debía propiciar las nuevas implantaciones.
Todo por estudiar
Tapia se mostró ayer posibilista ante la capacidad de introducir mejoras. Y ello, porque los expertos en la materia suelen repetir hasta la saciedad que las posibilidades de hacer cambios en un mapa de despliegue eólico son limitadas. El viento sopla donde sopla, suelen repetir. Pero la consejera cree que además de la evolución del clima social «también hay mejoras sustanciales en la tecnología que pueden permitir introducir cambios». Esto es, molinos de última generación, capaces de entrar en funcionamiento y generar electricidad con menores presiones de aire, que pueden abrir la puerta a ser instalados en zonas de menor impacto medioambiental.
Por otra parte, la consejera se mostró escéptica sobre la posibilidad de instalar parques eólicos marinos frente a la costa vasca, al menos a corto y medio plazo. «La profundidad de nuestras aguas es tal -matizó- que es necesario utilizar una tecnología de aerogeneradores flotantes. No es posible hacerlo con estructuras ancladas al fondo marino. Y la tecnología flotante -concluyó- no ha alcanzado aún el suficiente grado de desarrollo, por lo que habrá que esperar para contemplar esta opción».
Las claves
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Referencia histórica El último parque, de tan solo 10 megavatios, se puso en marcha en el Puertode Bilbao en 2006
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Opciones La instalación de parques marinos frente a la costa vasca se ve complicada por la profundidad de las aguas
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