El sector de componentes de coches, clave en Euskadi, alerta de que perderá cerca de 3.000 empleos
La patronal Sernauto también rebaja sus previsiones de facturación por la crisis estructural de la industria
La crisis estructural que atraviesa el sector de la automoción, sumido en una incertidumbre global que parece no tener fin, junto a las previsiones a ... la baja de los coches producidos para este año están extrapolándose a la industria de componentes del automóvil. Así lo advirtió la Asociación Española de Proveedores de Automoción (Sernauto) en su junta celebrada el pasado viernes.
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Las empresas que componen la Junta Directiva revisaron a la baja las previsiones trasladadas en junio. Ahora, estiman que la facturación caerá cerca de un 2% al cierre del ejercicio (la cifra de negocio alcanzó los 41.238 millones en 2024) y que, al mismo tiempo, se destruirán cerca de 3.000 empleos, lo que se traduce en aproximadamente el 1% de los 325.000 empleos directos e indirectos que la industria genera en España. De cumplirse estas perspectivas, sería el segundo año consecutivo con bajada de cifras totales para un sector que en estos momentos es el tercer máximo exportador de la economía española.
La industria de componentes, responsable del 75% del valor de cada vehículo producido, tiene un peso especialmente relevante en la economía vasca. Sus empresas producen la mitad de las piezas de vehículos fabricadas en España, con gigantes como Gestamp o CIE Automotive a la cabeza del sector.
Esta fue la primera junta celebrada bajo la presidencia de Javier Pujol, consejero delegado de Ficosa, quien incidió en que «en España tenemos una industria de automoción puntera en el mundo que no podemos perder», y en que «es el momento de apoyar un sector innovador y competitivo que garantiza el progreso y el bienestar social en nuestro país si no queremos perder todo lo conseguido durante décadas».
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En este sentido, recalcó que «ante la inacción de las instituciones europeas, en España debemos apoyar a los proveedores de automoción para atraer nuevos proyectos industriales para generar esa diferenciación tecnológica tan importante en un momento de máxima competencia».
Nubes negras en Europa
El panorama es igual de preocupante en Europa, donde la industria de automóviles está sufriendo sobremanera por una tormenta de factores: las normativas de emisiones, la necesidad de adaptarse al coche eléctrico, la irrupción de las marcas chinas en el mercado del bloque… En este contexto, la Asociación Europea de Proveedores de la Automoción (CLEPA) dio la voz de alarma a finales de septiembre tras publicar un estudio que revelaba que los fabricantes de piezas europeos afrontan una desventaja de costes de entre el 15% y el 35% respecto a sus competidores internacionales y que ello podría desencadenar en la destrucción de hasta 350.000 empleos de aquí a 2030.
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De hecho, las malas noticias ya han empezado a sucederse, sobre todo en Alemania, el corazón automovilístico europeo, que también actúa como una especie de termómetro para el sector. En el país germano, Bosch anunció el 25 de septiembre que recortará 13.000 empleos en su división de componentes, argumentando que frente a un entorno «desafiante», esta unidad productiva genera pérdidas cercanas a los 2.500 millones de euros al año. Por otra parte, ZF anunció el 1 de octubre que recortará 7.600 puestos de trabajo en su división de vehículos eléctricos para 2030, lo que supone una cuarta parte de su plantilla.
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