El retiro de los empresarios del 'baby boom' pondrá en jaque a miles de compañías vascas
Un tercio de los autónomos supera los 55 años y el 81% de las firmas familiares no han planificado aún su relevo
«Mis hijos no quieren saber nada y ha llegado el momento en que esto se acaba. Ya tengo 71 años y no voy a ... estar aquí toda la vida». Con esta frase anunciaba el mes pasado que echa la persiana uno de los comercios textiles más antiguos del Casco Viejo de Bilbao - Viuda de Baldomero Fernández-. En otra zapatería, Calzados José Luis, del Campo Volantín y la más antigua de la capital, su propietario también se jubila porque «es ley de vida»; aunque «llevo bastante mal que no continúe en nuestras manos. Hoy todo el mundo quiere ser funcionario».
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«Planificar con tiempo el relevo es vital»
Estas historias no son excepcionales. Las empresas, como los seres vivos, nacen, crecen y mueren. Pero el relevo generacional no es un reto exclusivo del pequeño comercio, sino del conjunto de las empresas vascas.
Los datos de población activa del instituto estadístico Eustat muestran que más de 200.000 ocupados vascos tienen por encima de 55 años, lo que implica que saldrán del mercado laboral en la próxima década. Pero población activa es un concepto muy amplio que abarca a trabajadores por cuenta ajena, autónomos y empresarios.
De ahí una constatación lógica, que para muchos pasa desapercibida: el envejecimiento del 'baby boom' y su retiro masivo también afecta a los empresarios y autónomos. Ellos son los propietarios y los gestores de las empresas, el alma máter de muchas de ellas, y su marcha puede acarrear notables consecuencias. En Euskadi no sólo hay problemas para encontrar trabajadores jóvenes, también para detectar emprendedores; máxime en una sociedad con pocas vocaciones. El espíritu emprendedor parece cosa del pasado.
Los autónomos y familiares
Al mencionar el concepto de 'relevo generacional' automáticamente se piensa en las empresas familiares, pero el fenómeno del envejecimiento de los empresarios va mucho más allá. También abarca a los autónomos y al resto de estructuras societarias.
En diciembre de 2020, en Euskadi había 79.653 autónomos (persona física, sin incluir societario, ni cooperativistas) y según un estudio del Ministerio de Trabajo y Economía Social, el 33% de ellos tiene más de 55 años. Son diez puntos más que en 2008, lo que da una idea de su envejecimiento colectivo. La base natural de su relevo se podría fijar en el grupo de autónomos de entre 25 y 39 años, pero en la actualidad éstos representan sólo el 19,9% del total, cuando hace diez años eran el 28,6%. Los emprendedores de menos de 25 años son una especie muy rara: apenas suponen el 1,6% del conjunto. En el segmento empresarial de los autónomos, casi el 20% de ellos tienen asalariados a su cargo, con una media de dos trabajadores.
Un estudio realizado por la Cátedra de Empresa Familiar de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) y el Foro de Empresa Familiar de las Cámaras Vascas revela que un 81% de las organizaciones están a sólo una década de tener que ejecutar el cambio generacional y no han realizado planificación alguna. Casi la mitad no sabe ni si el sucesor será familiar o no.
Las empresas que pueden tener mayor debilidad para articular el relevo son las pymes. Especialmente las micropymes -las de menos de 10 trabajadores-, las que el negocio está muy vinculado con su creador. Las grandes compañías, dada su estructura, tienen más mecanismos y fórmulas para afrontar su tránsito generacional.
Pero las micropymes son una parte muy relevante del entramado vasco. Un estudio sobre demografía empresarial del Eustat evidencia que el 93% de las empresas tienen menos de diez trabajadores y que de éstas depende directamente el 30% de los empleos vascos, unos 128.000.
Sólo el 30% de las empresas familiares pasa a segunda generación y un 10%, a la tercera
EL DIFÍCIL TRÁNSITO
El 93% de las empresas vascas son micropymes, de las que dependen unos 128.000 trabajadores
DIMENSIóN
El gran reto
Sólo el 30% de las empresas familiares consiguen realizar con éxito el paso a la segunda generación y únicamente un 10% a la tercera. El tránsito fallido implica el cierre de la firma y la destrucción de su empleo. La otra vía es la venta de la compañía: asegura su pervivencia, pero puede tener incidencia en las plantillas porque los nuevos propietarios tienen sus propios planes y ello no siempre implica la continuidad de todas las personas ni la demanda de los mismos perfiles profesionales.
El director de la Cátedra de Empresa Familiar de la UPV/EHU, Txomin Iturralde, reconoce que les preocupa la «encrucijada del relevo generacional y el envejecimiento de la población». Le sorprende el alto volumen de «empresas que van a tener que afrontar el relevo en 5 o 10 años y ni se lo hayan planteado».
Desde el colectivo de los autónomos, el secretario general de la federacion nacional de autónomos ATA, José Luis Perea, cree que el proceso de jubilaciones se va a acelerar por la crisis económica derivada del Covid. «Muchos van a cerrar porque no ven expectativas de recuperación en dos años y la jubilación acaba siendo una alternativa personal».
Perea advierte de la baja tasa de reposición con los jóvenes -hay pocos y además no se ve un gran espíritu emprendedor- y pide al Gobierno que potencie los mecanismos para compatibilizar trabajo parcial y pensión; facilitaría transiciones menos abruptas.
La responsable de Emprendimiento de la Cámara de Bilbao, Marian Arranz, pone en valor el programa Berriz Empresa, respaldado por el Gobierno vasco, para ayudar a la transmisión de pequeños negocios y que no mueran. El traspaso resulta menos oneroso y más rápido para el nuevo empresario y el saliente elige a su sucesor no siempre por la oferta económica, sino por la continuidad del proyecto de su vida. En 2020 la Cámara facilitó el éxito de 20 transmisiones, una fórmula en la que el vendedor suele ser tener unos 60 años y el comprador es una persona con estudios superiores, que conoce el sector, pero que se ha visto en el paro.
CASOS PRÁCTICOS CON DIFERENTES RESULTADOS
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Empresas informáticas
Ventas y nuevos grupos de control
Uno de los sistemas de relevo generacional cuando no hay alternativa interna es la venta de la compañía; procesos que no son nuevos sino tradicionales en el mundo empresarial. Sin embargo, dada la escasa dimensión media de las empresas vascas y la ampliación y globalización de los mercados, los compradores ahora pueden provenir de otras latitudes. A priori las compañías continúan, pero se abre el debate de quiénes controlan las firmas y a dónde se marchan los centros de decisión. No es lo mismo ser la matriz que decide que la filial que depende de otros.
Un sector vasco en el que se ve claramente que el relevo generacional se canaliza hacia la venta está siendo el informático, compuesto por muchas pymes de estructura societaria SA y SL. Así han pasado a ser adquiridas y estar controladas por otros grupos firmas como Lantek, Deusto Sistemas, Solmicro, i68, IDS Ingeniería, S21sec o Nextel.
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Mondragon y CAF
Blindar el arraigo del capital
El mundo cooperativo tiene calculado que en los próximos diez años se le jubilan 4.158 socios trabajadores, el 15% de su base societaria. De ahí que una de actuaciones de los últimos años fue promover la aprobación de la nueva Ley de Cooperativas, que prepara a las sociedades para el cambio generacional y elimina las dudas de responsabilidad frente a pérdidas de los nuevos socios. Ahora hay que lograr el relevo.
El caso de CAF es el de una gran firma que cotiza en Bolsa y que su accionista de control son los trabajadores a través de Cartera Social, sociedad que ahora maneja el 24,56%. Hace unos años llegó a tener el 29,5%, pero se ha reducido por la jubilación de los trabajadores, que han recogido el fruto de su inversión vendiendo acciones. Este proceso generacional de accionistas, unido a la desinversión paulatina de Kutxabank, derivó en la entrada del Gobierno vasco en su capital, para blindar así su arraigo.
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IMQ
Los litigios en los procesos sin resolver
El enfrentamiento interno que se vive en el Igualatorio Médico Quirúrgico (IMQ) supone un ejemplo de relevo generacional que no ha logrado realizarse con antelación y de forma pacífica. Hay varios grupos de socios enfrentados y constantes recursos judiciales. El IMQ surge en 1934 por la iniciativa de unos médicos para proporcionar una 'iguala médica' ante una sanidad pública casi inexistente. El éxito del modelo ha dado lugar a una gran aseguradora sanitaria que hoy tiene más de 350.000 clientes y factura cerca de 300 millones.
El sistema prevé que al jubilarse, los médicos vendan sus acciones a la empresa a un precio cerrado, no de mercado. En estos momentos el 40% de los accionistas está jubilado o a las puertas. Y aquí surge la polémica de la venta de las acciones y de su precio de mercado: unos quieren maximizar sus ahorros para el retiro y otros blindar el capital y evitar la venta de la compañía.
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