Los jubilados cobran un 51% más de lo que cotizan

Concretamente, los jubilados cobran de media un 51% más de lo que deberían recibir en base a lo que han cotizado a la Seguridad Social a lo largo de toda su carrera laboral. Es decir, que por cada euro que aportan al sistema éste les devuelve 1,51 euros. E incluso esta diferencia a favor puede ser mucho mayor: los pensionistas recibirían un 89% más de lo aportado en el caso de que se utilizara un escenario con un perfil de cotizaciones cóncavo, similar al de la evolución tipo de los salarios.

Se trata del segundo informe que elabora este organismo y en apenas un año la diferencia entre lo aportado y lo recibido se agranda aún más, ya que en el anterior calculaban que los jubilados recibían un 28% más de lo cotizado. En esta misma línea, el Banco de España publicó recientemente otro informe que estimaba que cada jubilado cobra de media 1,74 euros de pensión por cada euro cotizado.

Para poder llegar a estos resultados el Instituto de Actuarios define y aplica el concepto de Factor de Equidad Actuarial (FdEA), con el que pone en relación el valor actuarial de lo que, en conjunto, recibe una persona como jubilada y el valor actuarial de lo que aportó en total como trabajador. Según explica el organismo, un FdEA inferior a 1 denota un sistema de pensiones en el que el jubilado percibe una prestación que es inferior a lo que aportó. Si el FdEA es igual a 1, el sistema de pensiones sería «actuarialmente justo», pues el valor actuarial de la pensión que percibe el jubilado coincidiría con el de las aportaciones que realizó al sistema. Por contra, un FdEA superior a 1 indica que el sistema de pensiones es «generoso» en términos relativos, pues se recibe más de lo que se aportó.

Otro de los puntos débiles que tiene el actual sistema de pensiones es que presenta «importantes inequidades» en función de la edad de retiro y los años cotizados. «No existe un criterio equitativo para adelantar o retrasar la edad de jubilación», advierten los actuarios. Así, a modo de ejemplo, una persona que acumulase 38 años cotizados a los 65 años podría jubilarse a dicha edad. Sin embargo, si decidiese prolongar su vida activa hasta los 69 años, acumulando 42 años cotizados, se beneficiaría de un premio del 4% por cada año de demora. Sin embargo, una persona con 65 años y 37 años cotizados que decidiese seguir trabajando un año más que en el ejemplo anterior, hasta los 70 años y acumulando 42 años cotizados, sólo recibiría un premio del 2,75% por cada año de retraso. Es decir, con los mismos años cotizados, el premio recibido por retirarse un año más tarde es inferior al premio de quien se jubiló con un año menos, según estima el informe.

«No existen incentivos suficientes para adelantar ni para retrasar la edad de jubilación, lo que se traduce en que las penalizaciones por adelantarla y las bonificaciones por retrasarla están mal calibradas», sostiene el coordinador técnico del estudio, Enrique Devesa. De igual manera, Devesa critica que tampoco parece haber demasiados incentivos para aumentar el número de años cotizados.

Los actuarios instan a los poderes públicos y al poder legislativo a «tomar decisiones estratégicas lo antes posible» para resolver las desigualdades y conseguir una mayor relación entre aportaciones y prestaciones. Para ello, consideran que deben actuar sobre tres elementos: el tope del 100% del coeficiente por años cotizados, las elevadas penalizaciones por anticipar la edad de jubilación y las bajas bonificaciones por retrasarla.