A toda pastilla

Algunas cosas se nos olvidan porque aún no las hemos incorporado a nuestra rutina y otras, precisamente por todo lo contrario; estamos tan acostumbrados a ellas que las hacemos como autómatas, sin prestar atención. ¿He cerrado con llave al salir de casa? ¿He echado ya la sal a la comida? Hay despistes que entran dentro de lo permisible, que no tienen mayores consecuencias. Unos días la comida queda más salada que otros y ya. Pero hay otras cosas con las que conviene estar más atento. La medicación, por ejemplo. Ni debes dejar de tomarla ni puedes hacerlo dos veces.

Pero el despiste siempre está al acecho, más cuanto más compleja sea la pauta marcada por el médico. Según un estudio publicado este año por la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria casi un 9% de los españoles tiene cinco o más fármacos prescritos simultáneamente, un porcentaje que se ha triplicado en los últimos diez años. Al margen del debate entre especialistas sobre las causas de la sobremedicación y cuándo es evitable, lo que constatan en muchas consultas es que los olvidos restan eficacia a los tratamientos y hasta pueden despistar al médico. ¿Los resultados no son buenos porque el tratamiento no es el adecuado o porque no está siendo debidamente seguido?

La solución para que el paciente mejore su 'autogestión' existe hace ya mucho. Son los pastilleros que permiten distribuir en cajetillas o celdas las pastillas que corresponden a cada toma. Un sistema sencillo con una limitación también muy sencilla: sólo sirven para comprobar si hemos tomado o no la medicación. Nos evitan repetir una toma, pero no sirven de nada si lo que se nos olvida es que tenemos que medicarnos y ni nos acercarnos al pastillero. Algo que se solucionaría con un poquito de tecnología.

Y ya hay quien la aporta. Bien cerquita, además. En el vivero de la Universidad de Deusto, la cooperativa Inbizi Healthcare desarrolla desde hace unos meses un pastillero inteligente que mejora el control que el propio paciente o su cuidador tienen del seguimiento de un tratamiento. Sus cuatro socios, Román Vilares, Javier Alonso, Miren Álvarez y Nagore Sagastibeltza, son ingenieros especializados en el desarrollo de soluciones tecnológicas para la sanidad que el año pasado coincidieron en un máster del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos de Bizkaia. A la hora de realizar el trabajo final repararon precisamente en las dificultades que tienen muchos pacientes para seguir al pie de la letra las pautas marcadas por sus médicos. «Lo veíamos en nuestros propios padres. Son personas autónomas pero que ya necesitan tomar alguna pastilla y a veces no se acuerdan o no saben si ya lo han hecho», explica Vilares.

«Nosotros buscamos un recordatorio de que hay que tomarlas, en primer lugar, y que además únicamente de acceso a las pastillas que hay tomar en cada momento. Los especialistas con los que hemos hablado ven que hay veces que el paciente que tiene que tomar distintos fármacos en cada toma igual olvida los de la mañana y decide tomarlos junto con los que le corresponden en la comida, lo que puede ocasionar muchos problemas. De modo que además de enviar un aviso, buscamos la manera de, una vez programado el pastillero por el propio paciente o su cuidador, sólo se pueda acceder a la cajetilla que contiene las pastillas que debe tomar en ese preciso instante. Es decir, intentamos que sea imposible equivocarse o sobremedicarse», subraya.

El resultado es un pastillero que han bautizado como Noa. En él se introducen todas las pastillas pautadas para la semana debidamente repartidas en cajetillas que se pueden modular para ajustarse tanto al número de tomas necesarias como al de pastillas de cada una de ellas. Llegada la hora de medicarse, Noa no sólo emite una alarma sino que si ésta es ignorada también envía un aviso a través del móvil, ya sea al propio enfermo o a su cuidador.

Además, el pastillero registra todos los datos en un histórico que refuerza el control. «De este modo el cuidador o el médico pueden ver en un PFD si el enfermo de verdad toma la medicación o sólo dice que lo hace, que también es algo frecuente», dice el cofundador de la 'startup', que ha sido una de las seleccionadas en la primera edición del programa BBK Ekin y cuenta con apoyo de Dema y Beaz y el asesoramiento de Secot Bizkaia.

«Lo más difícil ha sido hacerlo sencillo, que se pueda manejar muy fácilmente desde una pantalla táctil, porque entendemos que el público al que nos dirigimos mayoritariamente no está acostumbrado a la tecnología. Aún estamos en proceso de testeo con pacientes, familiares y médicos y mejorando el prototipo. Esperamos que salga a la venta durante la primera mitad del próximo año, así que ya estamos pensando en la industrialización, que queremos hacer aquí, en Bizkaia», explica Vilares, que presentará el proyecto los días 20 y 21 en la quinta edición de B-Venture. El foro, convertido ya en el mayor evento de emprendimiento del norte de España, está organizado por de EL CORREO con el patrocinio del Gobierno vasco, la Diputación Foral de Bizkaia y el Ayuntamiento de Bilbao y la colaboración del Puerto de Bilbao, BStartup de Banco Sabadell, BBK, Laboral Kutxa, CaixaBank y la Universidad de Deusto.