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Auditores y consultores de los interesados en hacerse con Talgo intensifican el trabajo para cerrar una oferta económica vinculante antes del 31 de enero, y ... saben que tendrán competidores. EL CORREO ha confirmado de fuentes conocedoras de las negociaciones que la compañía india Jupiter Wagons ultima también una oferta pública de adquisición (opa) por Talgo.
El interés del fabricante indio que cotiza en la bolsa de su país ya se conocía, pero sus planes avanzan y contemplan una oferta que va más allá del accionariado del principal accionista de Talgo, el fondo de inversión Trilantic, que tiene el 29,9% de las acciones. Un movimiento que obligaría a abrir el proceso reglado ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) para hacerse con el 100% de la empresa.
No es el único aspirante. Este periódico ha podido confirmar que la empresa pública polaca, Pesa, ha contratado a Societé Generale. El banco de inversión trabajará para estudiar también la presentación de una opa por Talgo, como publicó ayer 'El Confidencial'. Se trata de una compañía que es propiedad de la 'Sepi polaca', el fondo PFR controlado por el Gobierno de Donald Tusk. Pesa tiene firmados acuerdos de colaboración con Talgo.
Así las cosas, la vía Sidenor podría complicarse. La compañía vasca presidida por José Antonio Jainaga cuenta, eso sí, con el respaldo firme de los Gobiernos central y vasco, dispuestos a participar con dinero público, pero si cualquiera de las alternativas se sustancia en una opa, solo podría bloquearse con una decisión del Consejo de Ministros.
El Ejecutivo ya lo hizo el pasado agosto con el intento de los húngaros de Magyar Vagon, que ofrecieron 617 millones -5 euros por acción- para hacerse con Talgo. El respaldo legal fue el llamado 'escudo antiopas' que el Gobierno ha prorrogado este año para defender a compañías que considera estratégicas.
Trilantic, un fondo creado por antiguos socios de Lehman Brothers, es el principal accionista de Talgo con ese 29,9% de las acciones. Quiere vender desde hace más de dos años y pide los 5 euros que ofreció la empresa magiar por cada una de sus acciones, lo que supondría valorar su participación en 183 millones. El industrial vasco José Antonio Jainaga ha trasladado su disposición de llegar a 4 euros por título y solo sobre el 29,9% de las acciones de Trilantic. Es decir, 150 millones y evitando formalizar una opa que supondría un desembolso de más de 500 millones, por encima de la capacidad de Jainaga.
El Gobierno de España cuenta con el Ejecutivo de Euskadi para presionar en favor de la opción vasca. Es una vía que garantiza la españolidad de Talgo y refuerza su principal fábrica, ubicada en la localidad alavesa de Rivabellosa. El ministro de Transportes, Óscar Puente, visitó en diciembre la sede central de Sidenor en Bizkaia y ha declarado públicamente esta misma semana que esa es su apuesta. Por su parte, el consejero de Industria, Mikel Jauregi, dijo el pasado martes que la de Jainaga era la «opción del arraigo» y que estaba en un momento clave en el que «apretar los dientes». Trilantic controla la mayoría de las acciones de Talgo y, junto a los otros dos accionistas principales -Torreal y la familia Oriol- suma el 40% del fabricante a través de Pegaso, una sociedad-vehículo domiciliada en Luxemburgo. De ahí que una oferta, como la de Jainaga, centrada en un solo accionista tenga su complejidad.
El mercado reaccionó ayer y la acción de Talgo se revalorizó un 6,23% hasta cerrar en 3,75 euros. Jupiter Wagons, dirigida por Vivek Lohia, es un fabricante de vagones que facturó el pasado ejercicio 411,6 millones de euros y obtuvo un beneficio antes de impuestos de 50 millones.
Tiene firmado un memorándum de entendimiento (MOU) con la compañía vasca CAF para ser «el brazo de fabricación» en India para la empresa guipuzcoana «en sistemas de transporte urbano». Además, mantiene también acuerdos comerciales con Talleres Alegría, una compañía asturiana que adquirió la división de raíles de Duro Felguera, y que centra su producción en materiales ferroviarios.
Talgo permanece ahogada por una cartera de pedidos que supera los 4.000 millones y para la que necesita reforzar su capacidad de fabricación. Una prioridad que el propio presidente de la compañía, Carlos de Palacio, señaló en la última junta de accionistas. Pero todo está a la espera de que se resuelva quién será el propietario. Quien asuma el timón deberá afrontar las inversiones necesarias y resolver el apalancamiento de la compañía. En la presentación de resultados de los tres primeros trimestres de 2024, Talgo ya advirtió de que esperaba un aumento de su deuda de, por lo menos, cinco veces el ebitda. Un parámetro con el que podría alcanzar los 500 millones de euros en el 'debe'. Además, en diciembre, se añadió otro problema: las penalizaciones de Renfe. El operador público ejecutó una sanción de 116 millones por los retrasos en la entrega de 30 trenes Avril. También bloqueó los pagos pendientes por ese pedido, que ascienden a 120 millones. El Gobierno ha dado a Renfe libertad total para gestionar esos cobros. Pero, a la espera del auditor de cuentas, las penalizaciones obligarían a provisionar las cuentas dejando el ejercicio de Talgo en pérdidas. No se trata de una situación financiera cómoda para renegociar la deuda acumulada.
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