La incertidumbre financiera global enfría el aterrizaje de inversión extranjera en Euskadi
El capital foráneo neto que desembarca en el País Vasco se reduce a 73 millones en el primer semestre, frente a más de 1.000 en todo 2024
Mikel Calvo
Martes, 7 de octubre 2025, 00:45
La incertidumbre financiera internacional enfría el desembarco de capital extranjero en Euskadi. En la primera mitad de año, la inversión neta -resultado de restar las ... desinversiones a la inversión bruta- apenas alcanzó los 73 millones de euros, una cifra que, aunque no comparable directamente con los ejercicios completos, anticipa un retroceso significativo respecto a los últimos años. En 2024, la inversión neta sumó 1.031 millones; en 2023, 1.365 millones; y en 2022 rozó los 3.900 millones. El frenazo, además, no es exclusivo de Euskadi: en el conjunto de España la inversión neta se redujo un 58% en el primer semestre, hasta los 5.534 millones. Aunque este tipo de operaciones suele concentrarse en la segunda mitad del ejercicio, y la esperada bajada de tipos en EE UU podría reactivar la actividad de fondos y capital riesgo, la tendencia apunta a un ciclo de mayor cautela inversora por la debilidad europea y el proteccionismo estadounidense, advierten fuentes del sector a este periódico.
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Consciente de esta coyuntura, el Gobierno vasco ha dado esta semana luz verde a una ambiciosa hoja de ruta financiera con la que pretende corregir los déficits estructurales de la economía, «blindar» el tejido productivo y atraer capital extranjero, en palabras del lehendakari. El plan prevé movilizar 1.000 millones de capital público con los que se busca arrastrar otros 3.000 de inversión privada. La novedad es que esos recursos ya no se destinarán únicamente a respaldar operaciones industriales con fuerte arraigo en Euskadi, sino que también podrán invertirse en compañías o proyectos externos siempre que generen un impacto positivo en los tres territorios.
Euskadi, en este contexto, encara un doble desafío: mantener su atractivo cualitativo frente a grandes polos nacionales y europeos y, al mismo tiempo, transformar las entradas de capital en efectos duraderos sobre su economía industrial. No basta con captar operaciones, insisten los expertos, sino que es clave «consolidarlas y acompañar a las empresas en su desarrollo». El propio consejero de Industria, Mikel Jauregi, fue muy claro al respecto durante la presentación en junio del Plan Industria 2030: «¿Hace cuánto que no viene una multinacional extranjera a montar una compañía desde cero en Euskadi?».
Interés en Euskadi
Los últimos datos del Ministerio de Economía muestran con claridad las luces y las sombras de este escenario. Entre enero y junio de este año, Euskadi captó 286 millones de inversión extranjera bruta, cifra que la situó en quinta posición en el ranking autonómico, por detrás de Madrid (4.509 millones), Cataluña (1.189), La Rioja (402) y Cantabria (370). Estas últimas comunidades -que normalmente atraen menos capital foráneo que otras regiones como la Comunidad Valenciana o Euskadi- presentan un crecimiento espectacular, que puede ser más coyuntural y estar relacionado con importantes proyectos de centros de datos o energía limpia.
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En cualquier caso, el socio responsable de la consultora donostiarra Norgestion, Iñigo Garmendia, confirma que «existe un enfriamiento general en el mundo inversor por la incertidumbre generalizada debido al proteccionismo estadounidense, por no hablar de las guerras… que parecen ya normalizadas». Sin embargo, el experto fiscal del despacho espera que en el último trimestre se produzca una «reactivación», además de que «el esperado descenso de los tipos de interés en EE UU puede ayudar también».
El mapa de operaciones ilustra esa doble lectura. Estados Unidos lidera la inversión en Euskadi, con 143 millones, como suele ser habitual, y es el origen de movimientos de calado muy distintos: desde el fondo Ampersand, que desembarcó en diciembre en la biotecnológica guipuzcoana VIVEbiotech con 40 millones para financiar su expansión, hasta rondas de crecimiento en tecnológicas como la start up donostiarra Multiverse Computing, de un total de 182 (incluyendo a demás inversores de otros países), líder mundial en compresión de modelos de lenguaje de inteligencia artificial a través de la computación cuántica.
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En paralelo, el capital de Oriente Medio salvó a Astilleros Balenciaga con la entrada de un grupo de Abu Dhabi a través de una adquisición de 11,2 millones, y fondos europeos y vascos mantienen bajo su control a grupos de distribución como Uvesco, en manos del francés PAI Partners, que retrasó su salida a finales del año pasado después de que Carrefour no fuera capaz de concretar una oferta, valorada en cerca de 800 millones. El caso de Viralgen, adquirida por la alemana Bayer, es otra pieza del mosaico: una apuesta de largo plazo que situó a la compañía fundada por Javier García Cogorro como la punta de lanza del sector en San Sebastián.
La realidad, como señalaba Orkestra en un estudio, es que la inversión extranjera directa nunca ha tenido en Euskadi el peso estructural que sí alcanza en otros territorios, pero sí ha desempeñado un papel clave en operaciones concretas que marcan futuro: rescatar compañías en dificultades, impulsar a start ups punteras o reforzar sectores estratégicos como la biotecnología. El capital extranjero que llega suele materializarse más en adquisiciones de empresas locales que en proyectos desde cero, como también advierte el informe, aunque también se observa inversión en equipos y expansión de capacidad productiva.
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El reto está en que esos movimientos no se queden en simples cambios accionariales, sino que generen valor añadido y consoliden un tejido empresarial más competitivo. «En Euskadi, sobre todo, el capital extranjero que entra es para la adquisición de empresas locales, pero también de inversión en equipos», apunta Garmendia, quien ve motivos para un moderado optimismo: «Esperamos una reactivación, porque los fondos siguen mirando a Euskadi con interés real».
Europa atrae más capital asiático mientras retrae inversión hacia Asia
El escenario de incertidumbre que ralentiza la llegada de capital extranjero a Euskadi y al conjunto de España no es un fenómeno aislado. Un reciente informe realizado por BBVA Research sobre las perspectivas económicas entre Europa y Asia muestra que, en el actual contexto de fragmentación geopolítica y regulatoria, los flujos de capital internacionales están «redefiniéndose de manera significativa». Mientras Europa retira inversión hacia Asia, especialmente en activos financieros de riesgo y proyectos industriales estratégicos, el portfolio asiático en Europa ha aumentado de forma sostenida en los últimos años.
El informe de BBVA Research destaca que los inversores asiáticos buscan «diversificación y refugio financiero en bonos y acciones europeos», un patrón que contrasta con la cautela de las empresas y fondos europeos frente a Asia, «motivada por la incertidumbre regulatoria, la protección de datos y la seguridad nacional».
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