La huelga del metal vizcaíno obliga a Mercedes a suspender la producción este sábado

Mientras en Álava el conflicto se cerró en septiembre, en el territorio vecino se enquista con otras dos jornadas de paro

a. barandiarán | h. rodríguez

Jueves, 27 de octubre 2022, 13:59

La huelga del sector del metal en Bizkaia, que arrancó ayer, continuará hoy se retomára el día 4, ha salpicado a la planta de Mercedes-Benz en Vitoria. El paro de muchas de las firmas vizcaínas que actúan como proveedoras de la multinacional de la automoción ha obligado a sus responsables a suspender la jornada laboral prevista para mañana sábado. Se trata, según un comunicado emitido desde la dirección, de «problemas de suministro ajenos a nuestra capacidad organizativa». Por ello, se suspende la actividad en todos los sectores de montaje, pintura y montaje bruto. La multinacional había activado los turnos del sábado para alcanzar los objetivos de producción y está previsto que se trabaje los próximos 12, 19 y 26 de noviembre.

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Mientras se cierran acuerdos en otros territorios, incluido el alavés, el Metal de Bizkaia sigue en conflicto por la renovación de su convenio colectivo, el más importante al afectar a 52.000 a trabajadores. Ayer arrancó una nueva ronda de tres días de huelga, después de las tres que se organizaron a finales de junio. Desde entonces se han mantenido varias reuniones entre la patronal FVEM y los sindicatos sin que se haya alcanzado un consenso. La principal discrepancia sigue estando en cómo trasladar la desbocada inflación a los salarios. Las centrales rechazaron la última oferta de la patronal, con una subida del 12% hasta 2025 –6,5% este año– y cláusula de revisión con el IPC real al final del periodo, si bien con la condición de solo consolidar un máximo del 2% de diferencia.

A diferencia de lo que ocurrió antes del verano, esta vez las protestas no se han organizado de forma unida. ELA, el sindicato con mayor representación en el sector, ha decidido ir por su lado, y ayer concentró a los trabajadores en Erandio. El resto de centrales –CC OO, LAB y UGT– se mantienen coordinadas en una única plataforma y se congregaron en Iurreta.

En esa zona, la del Duranguesado, fue donde la primera jornada de paro tuvo mayor impacto. Allí alcanzó un seguimiento del 95%, los sindicatos, que estimaron el apoyo general también muy elevado, de en torno al 85%. Según las centrales, grandes empresas como Gestamp Abadiño o Cie Automotive pararon, a pesar incluso de tener convenios propios con revisión según la inflación. «Arteche, Bombardier, DYF, Tecuni o Vicinay están paradas y lo mismo se puede decir de las contratas de Petronor», señaló la responsable de LAB. La visión de FVEM es muy diferente. Según la encuesta que realizó entre 211 empresas, la huelga solo fue secundada por el 27%.

Contenidos serios

En una nota, la patronal defendió que no se les podía acusar de «bloquear» la negociación tras haber modificado su posición hasta en cuatro ocasiones. En la última oferta elevó la subida salarial del primero año del 4,5% al 6,5% y bajó la de los siguientes. La propuesta incluye una revisión con la inflación real al final, pero con matices: solo se consolidará una diferencia del 2%.

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Los sindicatos critican esta limitación y también otras como que la garantía salarial solo se aplique a los sueldos que excedan en un 20% las tablas y únicamente recoja el 50% del incremento pactado. «Queremos contenidos serios», dijeron en CC OO-Euskadi. «Deben dejarse de racaneos y evitar que se pierda poder adquisitivo», apuntaron en UGT.

El desacuerdo en Bizkaia contrasta con los pactos que se están alcanzando en otros territorios. Esta misma semana se ha llegado a un consenso en Navarra, donde se van a aplicar subidas del 4,5% los tres primeros años y del 2% el cuarto y el quinto, con revisiones según la inflación. Este martes hubo fumata blanca en Barcelona. Mientras que en días pasados se selló la paz en Orense y Tarragona. En esos casos se aceptaron límites al ajuste con el IPC. Y Álava firmó su convenio en septiembre, con revisión acorde a la inflación, aunque partía de una situación mucho peor que la de Bizkaia, donde ha habido subidas significativas en los últimos años.

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