Los grandes proyectos de la industria vasca esperan desde hace dos años la ayuda de la UE
A pesar del acelerón dado este año, los PERTE todavía no han aterrizado. Una financiación de la que Euskadi espera obtener 3.400 millones
Si en algo coinciden todos los analistas es en que el aterrizaje de los fondos europeos resulta sumamente complejo. Repartir los 140.000 millones de ... euros que se asignaron a España en solo tres años con ayudas que desarrollan «un esquema totalmente nuevo no es fácil». Así lo explica el director de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (FEDEA), Ángel de la Fuente, quien destaca además que «el sistema no ayuda con una burocracia europea exigente». Como muestra, dos ejemplos: los grandes proyectos de la industria vasca esperan el dinero desde hace dos años; y Euskadi, que prevé 3.400 millones de euros, sólo ha visto cómo se asignan apenas 240 millones.
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Prueba de todo ello es que, de los 33.000 millones de euros que se reservan en esas ayudas para que el Gobierno de España los dirija a proyectos estratégicos -los once PERTE que afectan a sectores clave de la industria-, comienza ahora la distribución con los primeros 877 millones que ha resuelto el PERTE del vehículo eléctrico y conectado -que se ha conocido esta semana- y los 11 millones asignados provisionalmente del PERTE dirigido a la industria farmacéutica. En la convocatoria de automoción, además, se pretendían repartir 2.975 millones, pero esta cifra se ha quedado en el 30%. De ahí que el Ejecutivo haya anunciado una segunda convocatoria para repartir el excedente en las primeras semanas de 2023.
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Las ayudas que Europa pactó para salir de la crisis provocada por el covid en la primera emisión de deuda conjunta de los Veintisiete tienen dos vías de reparto diferenciadas en España, que cuenta ya con 70.000 millones del Mecanismo de Resistencia y Resiliencia (MRR). De la mitad de estos fondos -algo más de 30.000 millones-, se han movilizado ya 19.609. Es la parte más paliativa, social y de apoyo a las administraciones para favorecer el gasto público dirigido a los más afectados por la crisis. De ese caudal, a Euskadi han llegado 972 millones, un 4,9%.
Queda pendiente el desarrollo de la segunda vía de transferencia, la que comienza ahora, que destina las ayudas directamente a grandes proyectos empresariales, a la transformación de la industria. Es donde se encuadra la revolución de la automoción con el coche eléctrico, el impulso al hidrógeno y las renovables y los retos tecnológicos de los que se viene hablando. En total, once áreas agrupadas en PERTE para los que el Ejecutivo central prevé un reparto de 33.000 millones de euros, que generarán una inversión total de casi 100.000 millones.
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De los 3.400 millones que espera Euskadi, se han asignado en las dos primeras convocatorias un total de 236
De esa tarta, Euskadi aspira a recoger 3.434 millones para promover una inversión de 11.500. Así se desprende del documento Euskadi Next Generation, en el que el Gobierno vasco trata de recoger todas las iniciativas que aspiran a esta financiación en el territorio. Se trata de cifras que, en tres años, podrían elevar el PIB vasco en 4,89 puntos.
Son las inversiones del Corredor Vasco del Hidrógeno impulsado por Petronor; la central de hidrógeno verde de Boroa; los proyectos de los fabricantes de automoción como Mercedes, Irizar o Fagor, y en los que participan compañías como Gestamp; los aeronáuticos de Aernnova o ITP Aero; los de la industria farmacológica como Faes Farma... Es decir, algunos de los que más relumbrón han tenido y que visibilizan la llegada real del dinero de Europa a las empresas.
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De momento, en Euskadi solo se han asegurado los 236 millones del PERTE de Automoción, que, en el mejor de los casos, empezarán a llegar antes de fin de año y que capitaliza Mercedes con 170 millones. Además, están los 2,4 millones que el PERTE farmacéutico ha fijado en la asignación provisional para las empresas vascas Faes Farma, VIVEBiotech y PQ4Electronics.
El acelerón del Gabinete de Pedro Sánchez, que ha aprobado ocho PERTE en este año hasta completarlos todos, no ha sido suficiente. De los 33.000 millones previstos, 9.372 están en tres convocatorias de las que solo se ha resuelto la de Automoción. Las de Hidrógeno y Energía Renovable está pendiente de la asignación provisional, que ya ha publicado el de la industria farmacéutica.
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Más de 4 puntos en el PIB
Para acudir a estas convocatorias se exige la creación de consorcios liderados por grandes empresas que incluyan a pymes con nombres y apellidos. Por eso en muchas ocasiones se genera la percepción de retraso en la ejecución. Tal y como lo explica el responsable del departamento de estudios económicos de Laboral Kutxa, Joseba Madariaga, «hay sensación de preocupación porque no es fácil de canalizar». Aun así, observa que, «más que hacerlo rápido, lo importante es hacerlo bien y cumpliendo los objetivos de transformación con los que se diseñaron estos fondos en Europa». Pero admite que estos retrasos «impactan en el crecimiento».
Determinar en qué medida se frena el PIB vasco con esta situación es uno de los cálculos más complejos, reconoce el propio Madariaga. Desde BBVA Research, Miguel Cardoso reconoce que «la ejecución está siendo más lenta de lo que se esperaba», aunque confía en que alcance el 100% de lo previsto en 2026. En 2023, a su juicio, este impacto puede ser de 1,5 puntos en el PIB, por 2,5 entre 2024 y 2026.
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El doctor en Económicas de la Universidad de Pensilvania Ángel de la Fuente recuerda también que uno de los problemas ha sido «creer que esto eran caramelos para todos». Los fondos no tienen que llegar a todas las empresas, incide, sino a los proyectos que realmente sean transformadores de la economía.
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